País Vasco

Suspenso en barbarie terrorista

Antena 3 estrena hoy, a las 00:40 horas, «ETA. La lección que no cuentan los libros»

Imagen del zulo en el que permaneció Ortega Lara durante 532 días
Imagen del zulo en el que permaneció Ortega Lara durante 532 díaslarazon

Antena 3 estrena hoy, a las 00:40 horas, «ETA. La lección que no cuentan los libros»

Sigue estando muy presente, ya que la serpiente estranguló el futuro de 850 víctimas, las de sus familias y los amigos, a los que hay que sumar los heridos que arrastran las secuelas. Sin embargo, para dos generaciones de españoles –los que están cursando el Bachillerato y algunos licenciados–, los etarras son un ente abstracto del que apenas tienen referencias. Cuanto menos, produce desconcierto empañado por la pena. Ése es el germen de «ETA. La lección que no cuentan los libros», un reportaje de producción propia que estrena hoy Antena 3 a las 00:40 horas. «Pensamos en centrarnos en cuatro atrocidades muy significativas en su historia criminal: hace más de 40 años del atentado de Carrero Blanco en el centro de Madrid, 30 desde la masacre de Hipercor y 20 del asesinato de Miguel Ángel Blanco y el secuestro de Ortega Lara», comenta Enric Sumoy, el responsable de «A fondo», la sección de reportajes de Antena 3 Noticias.

Voluntad didáctica

A partir de estas infamias, que conmocionaron a la sociedad, se visitaron institutos para ver si los alumnos conocían los hechos. La respuesta es negativa. «Hay una pieza del reportaje que creo que va a impactar al espectador porque en un aula mostramos la imagen de Ortega Lara, inmediatamente después de ser liberado, con esa barba larga. Uno de ellos dijo que creía que era un terrorista yihadista al que están deteniendo. No lo relacionaban con nuestra historia reciente», explica Sumoy, que, en ese momento se planteó un paralelismo, «a lo mejor los terroristas del ISIS deberían aprender la lección de ETA: su violencia y el odio que generaron en el País Vasco y en el resto de España, en términos políticos –por supuesto no hablo del dolor que ha generado–, es estéril porque no han logrado lo que pretendían». Al abordar el caso del funcionario de prisiones se pusieron en contacto con el guardia civil que le convenció para que saliese del zulo donde estuvo recluido 532 días. «Todavía se emociona cuando lo recuerda, sobre todo, ante el pánico de Ortega Lara, que no quería abandonarlo porque estaba convencido de que lo iban a matar. Y no le faltaba razón, ya que, como él comenta en la entrevista: ‘‘Si no lo encontrábamos, los etarras le hubieran dejado morir», señala.

Otro de los hallazgos que ofrece la producción es comprobar cómo en el semisótano de la calle Claudio Coello 104 de Madrid todavía se conserva parte del túnel excavado por los terroristas. Y han conversado con uno de los damnificados olvidados, el hijo del funcionario del parque móvil que esa mañana de diciembre de 1973 conducía el coche. La colaboración con las víctimas ha sido muy estrecha. Las 48 horas que pasaron hasta el crimen de Blanco fue un revulsivo para una sociedad que por miedo estaba anestesiada, o al menos lo parecía, y también entre los que lo padecieron en sus propias carnes, que por fin alzaron su voz. «Las personas con las que hemos contactado dicen lo mismo, ‘‘es bueno recordar, olvidar es lo peor que podemos hacer porque desde hace años se ha logrado romper la dictadura del silencio que impuso ETA y España no puede volver a caer en el mismo error’’», subraya. Entre ellos, esta noche se emite el testimonio de alguien que, ante la tensión que estaba viviendo en la muerte a cámara lenta de Blanco, tomó, quizá, la decisión más difícil de su vida. Es el ertzaina que tras conocerse su muerte, se quitó el casco y la capucha ante una sede de Herri Batasuna en señal de impotencia y rabia. «Lo cuenta como si lo hubiese vivido ayer, con el mismo sentimiento. No olvida cómo se le avalanzó la gente para abrazarle y darle las gracias», concluye Sumoy.

Un recuerdo que pasa de padres a hijos

El atentado de Hipercor en Barcelona que ocurrió en 1987, causó la muerte de 21 personas. Como en todos ellos, las heridas siguen sin cicatrizar hasta convertirse en una reivindicación de vida. Hoy se escuchará la reflexión de un hombre, que se quedó huérfano con 7 años tras la matanza. Además de narrar cómo ha vivido su día a día tras la tragedia, explica que aún tiene una cuenta por saldar: ese niño ya es adulto y tiene un hijo de 2. Su mayor empeño es contarle por qué no tiene abuelos y de

qué manera los asesinaron.