Asuntos sociales

Crecen un 60% las condenas por impago de la pensión

La Razón
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Los progenitores pueden llegar a estar hasta tres meses en prisión; en otros casos, sólo ingresan los fines de semana

Chema M. del Hoyo

MADRID- Desde que en 1989 se tipificara como delito en el Código Penal, la cifra de procedimientos abiertos por impago de la pensión alimenticia por parte del progenitor ha aumentado año tras año. Asimismo, el número de personas que han ingresado en prisión por este motivo también ha crecido. Una prueba de ello es el incremento de más del 60 por ciento de las condenas registradas en los últimos años por esta causa.

Una de las plataformas encargadas de defender los derechos de padres separados o divorciados es la Asociación de Padres de Familia Separados. Su fundador, Juan Luis Rubio, explica que ellos mismos han gestionado gran cantidad de casos de personas que han sido encarceladas por no hacer frente a dicha pensión. «Existen distintas situaciones. Desde gente que ha cumplido penas durante tres meses consecutivos, hasta otros que han permanecido en la cárcel 24 fines de semana, permitiéndoles así disfrutar de la libertad entre semana para poder asistir al trabajo», afirma Rubio. Asimismo, reconoce que desde su asociación han llegado a estar al cargo de aquellos hijos cuyos padres estaban en prisión por estos motivos.

19 meses entre rejas

Un ejemplo de esos hombres condenados y encarcelados es Luis Menéndez , un bilbaíno de 58 años que ingresó en prisión en 2009 por dos condenas diferentes: desobediencia judicial e impago de la pensión alimenticia. Pasó 19 meses encarcelado.

«Me condenaron por asistir a un festival en el colegio de mi hija fuera del horario de visitas determinado por el juez, a pesar de que yo no contaba con ninguna orden de alejamiento o denuncia por maltrato. A eso hay que sumarle el impago de la pensión durante algunos meses por no tener recursos para ello. Siempre que he podido pagar, lo he hecho», asegura este padre.

Este bilbaíno regentaba un negocio hasta que éste fue a la quiebra y cerró. Por ello, le fue imposible pagar la pensión de su pequeña. Pese a que la Ley dice que este tipo de condenas se llevan a cabo con aquellos que por voluntad propia deciden no pagar la pensión, en esta ocasión la Justicia obró de manera diferente. «La teoría es muy bonita, pero en la práctica, cuando uno acude a un Juzgado de Familia, donde hay una mayor presencia de mujeres, te hacen sentir culpable antes de dictar sentencia», reconoce Luis, y añade que «el juez no cree que no puedas pagar porque no tienes con qué hacerlo, sino que piensa que eres una mala persona que no quiere hacer frente a sus gastos».

Respecto a su paso por la cárcel, Luis dice que lo asumió «en todo momento». «Lo acepté como una causa por la que tenía que pasar», confirma, y agrega que «siempre tuve muy claro que debía cumplir con mi responsabilidad como padre.

Una vez dentro de prisión, se encontró con diversos tipos de opiniones. Algunos presos le trataban con admiración por lo que había hecho; otros, se reían de él al no entender el valor de los actos que le habían llevado hasta allí. «Me tocó a mí como le podía haber tocado a cualquier otro que sintiera el mismo amor por sus hijos. Lo volvería a hacer una y mil veces», concluye.