Sucesos

De 12:00 a 14:00, las horas con más ahogamientos

Ya son 342 los muertos registrados en los espacios acuáticos de España, un 14% más que en 2016. La mayoría, en Andalucía

Varios ciudadanos hicieron una cadena humana en la playa de las Amoladeras, en La Manga, para prestar ayuda a cuatro bañistas
Varios ciudadanos hicieron una cadena humana en la playa de las Amoladeras, en La Manga, para prestar ayuda a cuatro bañistaslarazon

Ya son 342 los muertos registrados en los espacios acuáticos de España, un 14% más que en 2016. La mayoría, en Andalucía.

El Informe Nacional de Ahogamientos que publicó ayer la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS) se quedó al minuto desfasado. En menos de 24 horas, se registraron tres nuevas muertes que pasaron a engrosar la ya larga lista de fallecidos por ahogamientos en nuestro país: un hombre de 86 años murió ayer en Cádiz, en la playa de La Victoria; también otro de 46 en Ibiza mientras practicaba submarinismo y el niño francés que el domingo se cayó en una piscina particular en l’Ametlla de Mar (Tarragona) y que fue trasladado al hospital Sant Joan de Déu en estado crítico.

Así, a los 339 ahogados de los que tiene constancia la Federación de Salvamento hasta el 15 de agosto de 2017 hay que incluir estos tres nuevos casos. La cifra global supone un incremento del 14% respecto al mismo periodo del año pasado y un 40% más que en 2015. La responsable del informe de la RFESS, Jessica Pino, explicó a este diario que el aumento de muertes en los espacios acuáticos se debe a varias razones. En primer lugar, «porque cada vez somos más imprudentes», también a la «falta de cultura de prevención en España» y en último lugar al «aumento del turismo en nuestras costas». Aunque matiza: «La mayor afluencia de bañistas en las playas no es una causa-efecto del aumento de ahogamientos, aunque evidentemente aumentan las posibilidades de que se produzcan».

El informe revela, además, que son los mayores el colectivo de más riesgo. Encabeza el número de fallecidos el tramo de edad entre los 65 y 75 años en adelante, con 113 muertes. Le sigue el de 45 a 64 años, con 88; después el de 26 a los 44 años, con 54 fallecidos. Entre los adolescentes (11 a 25 años), se han producido 24 muertes y entre los niños de 0 a 10 años, 17.

«Cuando se ahoga una persona mayor suele haber una patología previa, pero muchas veces se meten al agua confiando demasiado en sus capacidades», advierte la responsable del informe de la RFSEE. El perfil del ahogado en nuestro país es el de una persona mayor –en el 80% de los casos hombre–, de nacionalidad española que se mete en el mar de forma imprudente. El pico de muertes se registran en un momento muy concreto del día, entre las 12:00 y las 14:00, horas en las que más aprieta el sol y más bañistas hay en las playas. «La situación más repetida es la del bañista que decide meterse en el mar aún con bandera roja y fuerte oleaje y cuando intentan salir, la corriente se lo impide y al final acaban falleciendo de puro agotamiento». Harto de estas imprudencias, el alcalde de Torrevieja (Alicante) ordenó ayer a la Policía Local que empiece a sancionar a aquellos bañistas que se metan en playas con la bandera roja, lo que puede acarrear una multa de hasta 1.500 euros.

Y es que la Comunidad Valenciana, junto con Andalucía, Galicia y Canarias son las autonomías donde se registran casi todas las muertes al ser zonas de costa. Si bien la mayoría de ahogamientos en España se producen en las playas (51%), Pino advierte del peligro de otros espacios como ríos, embalses, pantanos, acequias y puertos, donde se han producido este año casi el 40% de los fallecimientos. «Son los grandes desconocidos, desconocemos su profundidad y sus corrientes y, en la mayoría de ellos, no hay vigilancia ni señalización que lo advierta».

Desde la RFESS señalan que, tal y como reflejan las cifras de su último informe, la prevención en los espacios acuáticos es todavía una asignatura pendiente. «No se apuesta ni invierte en educación, en los colegios deberían enseñarse los primeros auxilios como se enseña a leer y a escribir, y a los mayores el uso del desfibrilador, porque así se salvarían muchas vidas», recalcan.