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«Dale en la cabeza. Mátalo»

Marcos, el indigente de 36 años y natural de Sevilla, al que anoche apalearon y dejaron herido
Marcos, el indigente de 36 años y natural de Sevilla, al que anoche apalearon y dejaron heridolarazon

«Algunos vecinos oyeron gritos y pensaron que eran niños jugando. Nadie podía imaginar tal brutalidad», afirma Paloma Rueda sobre la agresión que tuvo lugar a escasos metros de la librería que regenta en el barrio granadino de La Chana. Fue en la calle Circunvalación Encina, en un paseo plagado de bancos y de árboles, donde un grupo de adolescentes propinó una fuerte paliza a Marcos, un indigente que resultó herido grave tras el ataque. El suceso, ocurrido en la noche del pasado lunes, ha protagonizado desde entonces las conversaciones entre los vecinos del lugar.

Marcos, de 36 años y natural de Sevilla, llevaba aproximadamente un mes dejándose ver por la zona, donde pasaba sobre su colchón las noches de verano. El lunes, cuando se encontraba junto a la fuente del lugar escuchando su radio poco antes de las once de la noche, un grupo de entre diez y quince jóvenes se acercó a él. Según relató a los medios tras recibir el alta en el día de ayer, los chicos empezaron a increparle por el tipo de música que sonaba en el aparato. En ese momento era una canción de rock la que estaba en antena, y ellos querían que pusiera reguetón, un estilo musical que, tal y como admite Marcos, le «indigna». Algunos de los jóvenes comenzaron a empujarle, y fue entonces cuando el vagabundo sacó «una pistola de plástico, de niño», para intentar intimidarlos y ahuyentarlos. Los botellines de cristal empezaron a lloverle: «Me hicieron una encerrona, me vi rodeado, me pegaron y me quedé ciego, no podía moverme, perdí el conocimiento». Pese a ello, recuerda lo que alguno de los agresores espetó a otro. «Mátalo, dale en la cabeza», acertó a escuchar antes de quedar inconsciente.

Los vecinos, alertados por los ruidos, fueron los que dieron la voz de alarma al 112, y en cuanto los agentes de Policía llegaron al lugar, el grupo de atacantes se disolvió. Marcos fue trasladado al hospital de Traumatología de la ciudad con politraumatismos –algunos le provocaron rotura de huesos en la cara, lo que casi le hace perder el ojo derecho– y otras heridas de consideración. En el vecindario no encuentran ninguna explicación para el ataque. Los que tratan con Marcos coinciden en calificarlo como «persona muy agradable» que «no se mete con nadie». Y es que son varios los residentes de la zona que le ayudan dándole comida y otros enseres. «Es un muchacho formal al que le gusta hablar. Y se le ve culto, a mí me pedía bolígrafos. Le gusta bastante escribir», comenta Paloma, que charla frecuentemente con Marcos.

Su caso se suma a la alarmante estadística elaborada por el Observatorio de Delitos de Odio contra las Personas Sin Hogar Hatento, que señala que una de cada cinco personas que viven en las calles españolas ha sufrido algún tipo de agresión física.

Cuatro adolescentes pudieron ser retenidos por las autoridades en el lugar de los hechos, aunque posteriormente fueron puestos en libertad con cargos al tratarse de menores de edad. Sólo dos jóvenes, de 20 y 23 años, fueron detenidos tras admitir su participación en la agresión. Fuentes policiales de la capital andaluza afirman que el grupo de Homicidios mantiene abierta una investigación con la intención de identificar en las próximas horas al resto de agresores.

Sin embargo, para Marcos los chavales no tienen la culpa. Según defendió ayer ante los periodistas, la responsabilidad de lo sucedido debe recaer en sus padres, que podrían haber enseñado mejores «valores» a sus hijos.