Mascotas

Dos perros de la Unidad de Rescate, envenenados

Nilo y Ossa, que colaboran con el Consorcio de Bomberos de Castellón en labores de búsqueda y rescate de personas, se recuperan lentamente en un hospital veterinario de la provincia

A la izquierda, el dueño e instructor de los perros, Ricardo Illescas, junto a su perro Nilo. A la derecha, con Ossa
A la izquierda, el dueño e instructor de los perros, Ricardo Illescas, junto a su perro Nilo. A la derecha, con Ossalarazon

Nilo y Ossa, que colaboran con el Consorcio de Bomberos de Castellón en labores de búsqueda y rescate de personas, se recuperan lentamente en un hospital veterinario de la provincia.

Casi mueren dos perros que algún día podrían salvarle la vida. Nilo y Ossa pertenecen a la Unidad Canina de Búsqueda y Rescate adjunta al Consorcio de Bomberos de la Provincia de Castellón. Ambos desarrollan labores de búsqueda y rescate de personas, aunque Ossa también participa en terapias para ayudar a ancianos y niños, algunos de los cuales presentan discapacidad o autismo. Actualmente se recuperan tras haber sido envenenados con un tóxico común, mezclado con comida e introducido dentro del terreno privado en el que se encontraban descansando, en Benicàssim (Castellón).

Los perros fueron hallados por Ricardo Illescas, su propietario y guía, la mañana del pasado 5 de enero. Illescas se encontró a Nilo y Ossa en estado crítico, «convulsionando y prácticamente muertos». De manera inmediata los trasladó hasta la clínica veterinaria más cercana, donde fueron ingresados en la UCI. Los hechos nos los describió Luis Caracena, jefe de la Unidad Canina de Búsqueda y Rescate de Castellón, ya que Illescas se encuentra realmente afectado por el estado de sus perros. «Espero que lo entendáis, es un golpe muy duro el que ha sufrido», confesaba Caracena.

«En la veterinaria dijeron que los perros se salvaron “de milagro” –proseguía Caracena– puesto que si se les hubiera encontrado una hora más tarde, no habrían sobrevivido». Asimismo ha indicado que las analíticas confirmaron que los animales habían sido envenenados con un tóxico común mezclado con comida y lanzando por encima de la valla perimetral de la finca privada donde entrenan y conviven Nilo y Ossa. «Fue absolutamente premeditado», concluía.

Los perros permanecieron en la UCI hasta el pasado día 8 de enero. Aunque evolucionan de manera favorable, el adiestrador vaticinaba que «van a tener secuelas». Las analíticas han demostrado que «el veneno, a nivel hepático, les ha destrozado el hígado». En una entrevista a «El Periódico Mediterráneo», Caracenas añadía que uno de ellos incluso podría perder la visión. El adiestrador ha admitido, con pesar, que «esto los limitará» para ejercer su trabajo, aunque espera que las lesiones reviertan durante los tres meses que pasarán de baja.

Los hechos fueron puestos en conocimiento de la Policía Local, la cual aseguró a Illescas que aumentaría la vigilancia en la zona, según el responsable de la Unidad Canina. «Los agentes de seguridad nos han dicho que no pueden investigar porque no hay ninguna sospecha, por lo que vamos a ir a la Guardia Civil para ver si el Seprona puede indagar», explicó Caracena.

Héroes de cuatro patas

Nilo es un pastor belga y Ossa un cruce de labrador con mastín. El macho tiene dos años y medio, la hembra tres. Apenas han dejado de ser unos cachorros y ya van a verse condicionados el resto de su vida. Una vida dedicada, además, a prestar un servicio excepcional para la sociedad. Ambos colaboran en el rescate de personas desaparecidas en grandes áreas (ancianos desorientados, excursionistas...) o edificios colapsados. Además, de manera habitual y totalmente altruista, Illescas suele asistir con ellos a centros de mayores, residencias de ancianos, a fundaciones de personas con síndrome de Down... Caracena ha descrito estas experiencias como «una de las cosas más enriquecedoras» que ha vivido. «Es increíble cómo los perros ayudan sin ser conscientes de ello. Los cuidadores se quedan alucinados. Los abuelos con alzhéimer parece que “espabilan” más con su presencia, y hasta te cuentan “batallitas” de cuando eran jóvenes. Te dicen: “este me recuerda al que yo tenía”».

El año pasado, la unidad realizó nueve rescates y todas las personas fueron encontradas con vida. Caracena fue tajante al afirmar que los perros «no son una herramienta de trabajo, sino que son compañeros con los mismos derechos y obligaciones que el resto, que prestan un servicio, a través de su olfato, que jamás podrá ser reemplazado por una máquina». Por ello, a través de una entrevista concedida a «El Periódico Mediterráneo», el portavoz de la Unidad Canina de Búsqueda y Rescate pedía al autor y/o autores de este acto vandálico que pensaran en «la labor de carácter social y asistencial que realizan estos perros en la búsqueda y localización de personas en peligro». Y a ese respecto, sentenciaba: «Ojalá no tengan nunca necesidad de ellos para el rescate de algún familiar».