Sociedad

Cómo detectar la ansiedad en niños y adolescentes

Entre el 10 y el 20 por cientos de los niños y adolescentes sufre algún tipo de patología psiquiátrica

El 10 de septiembre se celebra el día Mundial para la prevención del suicidio
El 10 de septiembre se celebra el día Mundial para la prevención del suicidiolarazon

En un mundo cada vez mas exigente e interconectado, los adolescentes viven en un permanente estado de presión y exposición que provoca que esta etapa de la vida se convierta en un infierno.

En un mundo cada vez mas exigente e interconectado, los adolescentes viven en un permanente estado de presión y exposición que provoca que esta etapa de la vida, ya muy complicada en sí misma, se convierta en un infierno para los que la sufren.

El 10 de septiembre se celebra el día Mundial para la prevención del suicidio, mal que también afecta a los niños y adolescentes de nuestro país. Se calcula que en España, entre el 10-20% de los niños y adolescentes sufre algún tipo de patología psiquiátrica. Los expertos apuntan a que 7 de cada 10 casos de los trastornos de los niños no diagnosticados o tratados correctamente evolucionan de forma crónica en la edad adulta.

Según el psicólogo Jorge López Vallejo, experto en Terapia Breve Estratégica, “Generalmente, el adolescente sufre un ataque de pánico o una crisis de ansiedad porque se queda confundido, desmoralizado, asustado y preocupado por el futuro, entrando en un espiral de anticipación por un miedo”.

La solución habitual es evitar la situación que provoca el miedo. Pero cada vez que la persona evita la situación, se autoconfirma que si estuviera en esa situación tendría miedo, por lo que la siguiente vez es peor y hace que el miedo sea cada vez mayor.

Otra solución usual es buscar ayuda, la compañía de familiares o amigos que les protejan en la situación que les produce miedo. Esta solución alimenta el problema, cuando piden ayuda se autoconfirman como incapaces de enfrentarse a esa situación.

Mediante los intentos de solución para controlar el miedo se construye un miedo mayor: el pánico. Desde la Terapia Breve, una de las técnicas más efectivas para curar el pánico es enseñar a los pacientes a aprender a provocarse el pánico a fin de reducirlo, porque si se puede provocar, probablemente se podrá controlar. El miedo es un proceso natural y espontáneo. Y si se hace aparecer voluntariamente se detiene el proceso, se altera, y las crisis de ansiedad no vuelven a aparecer.

El psicólogo analizará la situación para guiarle en el proceso de ruptura del problema, buscando las soluciones alternativas a través de diversas técnicas empleadas hace más de 25 años en la Terapia Breve Estratégica. La investigación sobre miles de casos resueltos de personas con trastornos de ataques de pánico, indican que intentar controlar las propias reacciones es la mejor manera de amplificar las sensaciones corporales y de perder el control.

Como indica Jorge López Vallejo, “en psicoterapia usamos la técnica de la peor fantasía, que consiste en un entrenamiento gradual donde se le enseñará a amplificar los miedos para que paradójicamente se reduzcan, es como ir a la caza de los miedos, tocarlos y que desaparezcan. Es muy eficaz utilizar el miedo como recurso para superar la ansiedad”

Nivel cognitivo:

- Atribución de significado catastrófico (pensamientos de peligro, amenaza, dudas), vulnerabilidad psicológica- pensamientos de no ser asistido en un problema y morir, pensamientos desagradables sobre su vida, fusión pensamiento-acción- anticipación ansiógena.

Nivel fisiológico:

- Aparición repentina de miedo o terror sin motivo, sudoración- taquicardia, problemas digestivos, ardores de estómago, agitación. Tensión muscular-palidez- aumento de la presión arterial, sequedad bucal, emociones de miedo intenso con temblores.

Nivel motor:

-Tics- tartamudeo, imposibilidad para aprender nuevas tareas, huida y evitación de situaciones y sensaciones físicas, aislamiento.

Para saber si un niño o adolescente sufre ansiedad, es básico identificar si es un problema y no una adaptación a un nuevo ritmo después de un cambio o vacaciones. Si efectivamente existe el problema, hay que acudir a un profesional. Jorge López Vallejo, nos da las claves para saber si se padece el problema en dos claros casos:

-Análisis después de 15 días de las vacaciones: la Triada Cognitiva:

“La triada cognitiva” consiste en tres patrones de pensamiento principales que inducen a la persona a considerarse a sí mismo, su futuro y sus experiencias de un modo negativo, mostrando un estado de ánimo subjetivo bajo, actitudes pesimistas y una pérdida de espontaneidad entre otros, de una forma mantenida después de 15 días de las vacaciones. Los síntomas se presentan a nivel cognitivo, conductual y emocional, interfiriendo en su vida y en la sensación y percepción que la persona tenga respecto a sí mismo y a su entorno.

La diferencia en este caso de los niños y adultos al tratar esta técnica es grande, ya que los niños presentan un estado de ánimo reactivo en mayor medida que los adultos y se les nota más. Ellos, pueden no verbalizar su disforia o no demostrar que siempre están tristes, así el estado de ánimo varía de un día al otro. Presentan ideas de auto desprecio, irritabilidad y agitación, alteraciones del sueño, alteración del rendimiento escolar con respecto al año anterior, disminución de la socialización, cambios de actitud respecto a la escuela, quejas somáticas, pérdida de energía habitual y cambios del apetito y del peso.

En la parte práctica, son rígidos y exigentes, y en lo cognitivo hay un culto por las apariencias. “El abordaje terapéutico basado en la epistemología sistémica, libre de diagnósticos determinantes, permite el uso de las técnicas de las terapias centrada en el problema y narrativa sin necesidad de utilizar la palabra depresión o distimia en el trabajo directo con la familia. Se parte de la premisa de la persona se enfrenta con un problema y no son un problema” afirma Jorge López Vallejo.

-Análisis de la ansiedad de separación en el colegio

Es una dificultad frecuente entre los niños de 3 a 6 años y la característica esencial de este trastorno es el rechazo a separarse de los padres aunque sea por poco tiempo.

Los síntomas son claros, ya que se observan reacciones de llanto convulsivo incluso cuando los padres pierden el contacto visual por unos minutos o simplemente al ir de una habitación a otra de la casa. La ansiedad excesiva puede manifestarse con dolores de estómago, de cabeza, diarreas, náuseas y vómitos, y con miedos a que ocurra un accidente o que enfermen sus familiares, que se pierdan o que puedan ser secuestrados y no poder reunirse jamás con ellos.

El abordaje psicológico para ello, consiste en enseñar a los padres técnicas específicas para que sus hijos manejen el miedo y que paralelamente apliquen un programa de distanciamiento progresivo adaptado al niño, además de bloquear aquellas tendencias de los padres que alimentan el apego patológico