Un millar de jóvenes no puede pagar su préstamo universitario

Mabel Guerola tiene 33 años, estudió Turismo y sabe perfectamente inglés y alemán. Acabó su formación en 2007, pero, ante las pocas expectativas de empleo, se marchó a Alemania a trabajar. Allí estuvo tres años hasta que en 2010 regresó a España. Quería progresar e independizarse de sus padres, así que decidió hacer lo que ella pensó que sería una «inversión de futuro»: un máster en dirección de negocios de ocio y turismo. Creyó que una buena opción era recurrir a un préstamo renta-universidad que facilitaba el Ministerio de Educación cuando su titular era el portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid, Ángel Gabilondo. Solicitó 14.000 euros y, después de seis años de carencia, es ahora cuando tiene que empezar a pagarlo. La cuota mensual de amortización del préstamo es de 117 euros, pero desde que cursó el máster no ha pasado del salario mínimo interprofesional en los múltiples trabajos que ha tenido. Ni como au pair en Inglaterra, ni como dependienta de una tienda, ni en la empresa de alquiler de coches en la que trabajó ni en su actual trabajo como azafata de tierra en Alicante. Su sueldo actual es de 580 euros al mes a pesar de que todos los estudios aseguran que a mayor formación, mayor sueldo. Mabel no para de llorar. Tenía que haber empezado a pagar la primera cuota el pasado mes de abril, pero «¿de dónde me lo quito?», dice angustiada. «Gasto gasolina para ir a trabajar, tengo que pagar el alquiler del piso, tengo que comer...Y eso que apenas como. ¡Y todo con 580 euros!». En una situación similar de imposibilidad de afrontar los pagos se encuentran más de 1.200 jóvenes, muchos en paro, que se han agrupado en la Plataforma de Afectados por el Préstamo renta universidad, que concedía el Estado español a los estudiantes que realizaban un máster o doctorado. Se puso en marcha en 2007 y se derogó en 2011.