Extremadura

El amigo de Jonathan Moya, asesino del bebé Míriam "era conocedor de los hechos"

Los agentes que llevaron la investigación por el rapto y muerte de la bebé de 16 meses de Palma de Condado (Huelva) en diciembre de 2012, que se está enjuiciando en la Audiencia Provincial de Almería, Jonathan Moya, han asegurado este miércoles ante el jurado popular que han tenido "indicios objetivos"de que Raúl R.F., el amigo a quien señala el único acusado por el crimen, Jonathan Moya, "era conocedor de los hechos antes de producirse"y de que era "conocedor de que tenía"a la pequeña "a raíz de los mensajes de Whatsapp"que intercambiaron.

En concreto, el jefe de la investigación ha llegado a afirmar que sus sospechas "partieron de la base de que reconoció que conocía todos los planes"y de que "borró todos los datos de su teléfono móvil"mientras que otro agente, quien ha declarado en tercer lugar, ha dicho: "Si Raúl se hubiera portado como se tenía que haber portado, hoy no estaríamos en este juicio porque sabía perfectamente que tenía a la niña aunque no sabía probablemente para qué".

Los tres guardias civiles que han depuesto en esta sesión de la vista oral han coincidido en señalar la "trascendencia"y la "significancia"de que Moya González, tras ser detenido, conociese que su amigo había sido llamado a declarar el día 24 de diciembre y, además, que dijese que le había dicho que uno de los agentes "era un hijo de puta".

"En la declaración de Raúl, estuvimos dos personas; uno le hizo ver la cruda realidad de que había una niña muy pequeña que no podía valerse por si misma con una persona que no sabía cuidarla y yo, más cercano, intenté que colaborara. Era algo imposible de saber", ha dicho el responsable de la investigación policial, lo que ha sido apostillado posteriormente por otro compañero que, a preguntas también de la defensa, ha considerado que el que tuviese esa información "revela que tuvieron contacto bien directa o bien indirectamente".

Los agentes han reconocido, no obstante, que las pesquisas en torno a Raúl R.F., quien estuvo imputado por un presunto encubrimiento aunque la causa contra él fue sobreseída finalmente, se les quedaron "paradas"ya que, según han explicado, "no hemos tenido ningún indicio de que estuviese en la zona, en Fiñana, en el cortijo"donde estuvo retenida la pequeña, "en la balsa de riego"donde fue encontrado su cuerpo sin vida o "en ningún lado". "La investigación sobre Raúl se nos quedó parada porque no hemos podido situarlo en ningún sitio", han apuntillado.

"Si somos objetivos, no hay elemento científico alguno que demuestre que Raúl estuvo allí, en el cortijo, porque el examen de la tierra hallada en las ruedas de su coche dio negativo, las geolocalizaciones fueron negativas, el rastreo fue negativo; así que, siendo objetivos, no hay prueba objetiva. Simplemente la versión que da Jonathan Moya de que había estado en el cortijo, había envuelto a la niña en film transparente y que se ha deshecho del cuerpo en la balsa", ha matizado el jefe de la investigación.

En esta línea, ha hecho alusión a la "credibilidad"del testimonio de su novia, que dice que estuvo con él toda la tarde del día 25, cuando se data la muerte de la bebé. "Se mantuvo en todo momento preocupada, con miedo, siendo consciente de la gravedad de los hechos", han manifestado.

Por otro lado, la defensa de Jonathan Moya ha intentado arrojar dudas sobre sí Raúl R.F. pudo ir a Fiñana aunque todos los agentes han dicho "que como poder llegar, sí, aunque hubiera sido muy arriesgado porque las carreteras estaban cortadas", si pudo hacerlo en otro vehículo, por lo que no habría quedado registrado por las cámaras de tráfico en la Autovia del Mediterráneo (A-7) o si pudo en solitario llevar la bolsa de deporte de "casi 50 kilos"a la balsa de riego.

"El camino era difícil, no llano, con resaltos. Al principio pensamos que uno persona sola sí podía haberlo hecho aunque luego nos llamó la atención porque la bolsa estaba en medio de la balsa y pensamos en dos personas. No obstante, los GEAS nos sacaron de duda y nos dijeron que había sido el peso, favorecido por el lodo, el que había arrastrado la bolsa al centro", han explicado.

Estafas y mentiras

Por otro lado, los agentes han sido vehementes al remarcar el carácter mentiroso de Moya González, de 28 años, y han ratificado los informes obrantes en la causa que demuestran que las personas a las que implicó en sucesivas declaraciones ante el juzgado instructor "no existen o no tiene participación alguna en los hechos".

"Todo lo que se investigó por oficio del juzgado a posteriori era absolutamente mentira o hacía referencia a personas que nada absolutamente tenían que ver en los hechos. Sus declaraciones eran una incongruencia detrás de otra", ha dicho uno de los tres agentes que han declarado y que ha subrayado que era su "modo de proceder, estafar, mentir".

Al hilo de esto, ha relatado que algunas de las personas a las que señaló habían sido "víctimas de sus estafas", otras "familiares con los que no tenía ninguna relación"y otros, como Antonio 'El Sevillano', "ni siquiera existían de acuerdo a los datos que él daba". "Todo era una mentira, una detrás de otra", han apuntillado.

Cabe recordar que, en la causa, obran varias diligencias ampliatorias de la Guardia Civil a raíz de las distintas versiones dadas por Moya González a lo largo de la instrucción que desmienten, tras unas intensas gestiones en diversas provincias andaluzas y en Extremadura, la existencia de las personas a las que señaló como implicadas en los hechos.

La Audiencia Provincial acogerá este jueves la que será ya la cuarta sesión de la vista oral que se sigue contra Jonathan Moya, quien se enfrenta a una petición fiscal de 26 años de cárcel como presunto autor de delitos de asesinato con alevosía y detención ilegal. La acusación particular la eleva a 29 años de prisión. La jornada estará dedicada a la práctica de la prueba pericial, con declaraciones de guardias civiles, forenses y peritos del Instituto Nacional de Toxicología.

La Fiscalía considera que el procesado presuntamente golpeó a la menor días después de secuestrarla con "gran fuerza y en repetidas ocasiones"con un objeto contundente en la cabeza para "hacerla callar porque lloraba"y que la envolvió cuando "estaba todavía con vida"en film transparente, provocando su muerte por asfixia.

El procesado, quien tiene varias condenas en firme por delitos contra el patrimonio, introdujo supuestamente a continuación el cuerpo sin vida de Míriam en una bolsa de viaje, "junto a su ropita y 15 piedras", para después "arrojarla a una balsa de riego tras anudarle por fuera un bloque de cemento de grandes dimensiones"con el que se "aseguraba"de esta forma de que el cadáver "no saldría a flote", según indica el escrito.

Recoge que Moya González tuvo retenida a la pequeña con vida desde el 20 al 24 de diciembre de 2012 en el interior del cortijo familiar donde se "escondió"tras raptarla y abandonar a su madre, con quien había mantenido una relación sentimental, "en un paraje deshabitado"de Fiñana (Almería) y que lo hizo pese a "los intentos reiterados de los agentes de la autoridad y los desesperados de la familia de la niña para que la entregase".