Caso Bretón

Exteriores, al auxilio del español condenado a muerte

Pablo Ibar en una imagen de archivo
Pablo Ibar en una imagen de archivolarazon

Andrés Krakenberger, portavoz de la Asociación contra la pena de muerte Pablo Ibar, se sorprendió cuando en julio el Ministerio de Exteriores no anunció las subvenciones que, desde 2009, el Gobierno español otorga a ciudadanos españoles para la asistencia jurídica a la hora de afrontar condenas de pena de muerte. Se han retrasado un mes, pero ayer el BOE anunció la partida para el próximo año. «La cuantía se ha mantenido a lo largo de los años. Otorgan unos 30.000 euros», explica el portavoz. Una cuantía que, en el caso de Pablo Ibar resulta imprescindible, ya que la Justicia norteamericana es muy cara: «Si Pablo hubiera contado con esta ayuda en el primer juicio, habría podido contar con un abogado en condiciones». El portavoz cree que el letrado de oficio no hizo un buen trabajo y, por eso, ahora se enfrentan a una segunda apelación que su abogado presentó a principios de año y que podría resolverse en un par de años. «Entre abogados, juicios y apelaciones, Pablo podría haberse gastado más de un millón de euros». Una cifra difícil de asimilar. Por eso, también cuenta con una ayuda anual del País Vasco, donde nació.

El caso de Ibar se sustenta en un vídeo de muy mala calidad por el que se le condena a muerte por un triple asesinato del que él siempre se ha declarado inocente. Es más, en el lugar del crimen, en Mirarmar, Florida, se recogieron muestras de ADN y huellas dactilares que no coinciden con Pablo. Sin embargo, el tribunal que le juzgó no tuvo en cuenta ninguna de estas pruebas exculpatorias. También condenaron a la pena capital al compañero de Ibar, Seth Peñalver, que a finales del año pasado consiguió que le repitieran el juicio y le absolvieron por falta de pruebas. Ésta es una de las grandes esperanzas de Pablo y de su abogado Benjamin Waxman que le visita con frecuencia. «Dice que está muy sorprendido por la entereza que muestra, está muy bien de ánimo. Responde todas las cartas que recibe y, además de hacer ejercicio físico, también se ejercita mentalmente. Está mucho más entero que la mayoría de presos del corredor de la muerte», añade el portavoz de la asociación.