África

Derechos Humanos

Fernández de la Vega: «Se habla mucho de desigualdad, pero se hace poco para combatirla»

Fundación Mujeres por África organizó un encuentro para abordar el problema de la inequidad

La presidenta de la Fundación Mujeres por África, durante el acto
La presidenta de la Fundación Mujeres por África, durante el actolarazon

«Hay avances que, en ocasiones, se tornan en retroceso», afirmó ayer María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta del Gobierno y presidenta de la Fundación Mujeres por África. Con estas palabras inició su discurso inaugural de la segunda edición de «Views», un encuentro internacional que reúne a grandes figuras de la ciencia en el pensamiento para abordar los problemas que afectan al desarrollo de los estados hoy, especialmente los que afectan al continente africano. «Estamos en un tiempo de profunda transformación. En un tiempo en el que la ciencia y la invetigación han alcanzado metas insospechadas y que nos han ayudado a cumplir muchos sueños y ha llegado el momento en el que debemos decidir hacia dónde queremos caminar».

Y es que, como explicaron las ponentes a lo largo de la jornada de ayer, muchos de estos avances lo que han llevado es a una mayor desigualdad. «¿Cómo es posible que hayamos orillado la igualdad?», se preguntaba la presidenta de la fundación. «Es el corazón de la democracia». Y es que, como se afirmó en las diferentes mesas sobre salud, educación y desigualdad en general, «la igualdad la estamos viendo socavada. Se está hablando mucho de desigualdad, pero estamos haciendo muy poco para combatirla. Todas las agencias mundiales plantean el tema, pero sus avisos se han convertido en meras recomendaciones amables», subraya la ex vicepresidenta del Gobierno.

En esta edición, en la que han participado también la Fundación Ramón Areces y la Universidad Complutense, se abordó el problema de la desigualdad desde un enfoque global porque, como apuntó el secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Jesús Manuel Gracia, «nos enfrentamos a la situación de un mundo cada vez más complejo. En el que las migraciones no dejan de incrementarse y la desigualdad es cada vez más evidente». Sin embargo, Gracia también ofreció un punto de optimismo, ya que hoy, más que nunca, también estamos más cerca «de conseguir erradicar el hambre en el mundo».

Pero el problema no sólo son los países africanos o en los que el desarrollo es menor, si no que, como indica Fernández de la Vega, «la crisis en Europa ha hecho especial daño a las mujeres. Mucho de lo que habíamos avanzado, ahora lo estamos perdiendo porque las cosas no se están haciendo bien. Ahora ya no se habla de políticas de igualdad, en favor de las mujeres, ni se le está dando a la mujer el espacio que debería tener». Y, por supuesto, no dudó en valorar la situación actual que atraviesa España con respecto al bloqueo político en el que estamos sumidos: «Todos deseamos que los derechos de la ciudadanía no se vean afectados por situaciones coyunturales».

La brecha de la desigualdad sigue presente, tanto en los países con menos recursos como en los más desarrollados. Por ello, la impulsora de Mujeres por África les pasa la presión a las nuevas generaciones, presentes en el auditorio: «La perspectiva de los jóvenes es especialmente valiosa». Y son ellos los que van a formar parte del futuro laboral de nuestro país, donde las diferencias salariales entre hombres y mujeres son especialmente sangrantes, como aseguraron durante el encuentro expertos como Roberta Gatti, del Banco Mundial. Fernández de la Vega también insistió, en su discurso, en esta misma línea: «Invertir en la mujer ayuda a reducir las desgualdades de los países».

La educación y la promoción de la equidad fueron otros dos de los temas que se abordaron ayer durante el encuentro. En ella, se afrontó con especial preocupación las inequidades que existen en los países africanos en lo que se refiere a enseñanza. Y es que, en gran parte del continente africano, ir a la escuela ya es una realidad, pero permanecer en ella a partir de los 16 años es más complicado. Sobre todo para las mujeres por los matrimonios pactados, que aún siguen presentes en muchos países y que las sacan de las aulas.