Educación

«La emergencia educativa es el mayor drama de España»

Carlos Osoro participó ayer en el Fórum Europa
Carlos Osoro participó ayer en el Fórum Europalarazon

El arzobispo de Madrid afirma que «es un desastre» que la educación dependa de cambios políticos.

En su deseo de encontrarse con todos y de acudir a los lugares donde le requieran, el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, participó ayer en un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum en el Hotel Ritz de la capital. No se lo perdieron, entre otros, el arzobispo castrense, Juan del Río; el secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo; la candidata del PP a la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes; o el candidato socialista a la alcaldía de Madrid, Antonio Miguel Carmona. Todos se unieron al minuto de silencio que reclamó el prelado en recuerdo de las víctimas del accidente de Germanwings, antes de dar inicio a su intervención, que tituló «Bienaventuranzas de un arzobispo para España», con la que realizó una serie de propuestas de regeneración.

Osoro no se escondió y tras su discurso contestó a todas las preguntas. Educación, aborto, crisis, pederastia, diálogo interreligioso... fueron algunas de las cuestiones abordadas. En una de ellas, la educación, hizo especial énfasis. Tras declarar que nuestro país vive «una emergencia educativa», añadió que «la educación no puede ser un problema político». «No puede estar a expensas de los cambios políticos, porque es el desastre de un país. La Iglesia siempre se ha manifestado en este sentido de forma clara y no buscando su propio interés».

Del mismo modo, respondió a la propuesta de algunos partidos políticos de retirar la asignatura de Religión e, incluso, los conciertos educativos. «No creo que volvamos a dictaduras, sean de un signo u otro. Hemos estado muchos años con una de un signo y tenemos cabeza suficiente para poder hacer algo que no convierta esto en un lugar donde sólo unos puedan comer, mientras otros tengan que retirarse y callarse». En este sentido, defendió que la asignatura de religión «es espacio de libertad».

Ayer se celebró, coincidiendo con la Fiesta de la Encarnación, el Día Internacional de la Vida y Osoro presidió una vigilia de oración en la Catedral de la Almudena en la que bendijo a mujeres embarazadas. Por la mañana, también se refirió al aborto y a la retirada de la reforma legislativa sobre esta cuesión por parte del Gobierno del PP: «Para la vida no hay supuestos. No vale ningún supuesto. Qué maravilla que para venir a este mundo, todos hemos tenido la misma casa, el vientre materno. Ahí no se distingue a nadie por su condición económica, social... Todo el mundo pasa por esa habitación que surge de lo más bello que puede existir en este mundo. Una habitación preciosa en la que Dios mismo quiso estar. No puedo estar de acuerdo con quien pone en cuestión la vida. Les pido a todos que vuelvan a esa habitación sin la que hoy no estaríamos aquí».

Por otra parte, el prelado, natural de Cantabria, reivindicó la figura de la mujer en la Iglesia, aunque apuntó que «no va a haber mujeres sacerdotes ni cardenales». En cualquier caso, dijo que «la gran protagonista de la era que nace con Jesucristo es una mujer» y añadió que «las mujeres que tienen responsabilidades en la Iglesia no quieren ser curas». Sobre la cuestión de los abusos sexuales a menores por parte de clérigos fue tajante. «No hay sitio para los que abusan en la Iglesia, porque se rompen vidas, es un escándalo em un niño, en lo más profundo de su vida», apunto, para recalcar que la actuación de la Iglesia es «clara» y que esos comportamientos «no se pueden consentir».

Finalmente, en el repaso por los temás de mayor actualidad a los que se enfrenta la Iglesia, Osoro se manifestó sobre la reforma que está promoviendo el Papa Francisco: «Nos está llamando a vivir mirando a los demás con el amor misericordioso de Dios, quie es capaz de extraer un bien de cualquier situación de mal». Del mismo modo, reconoció que estos cambios no son fáciles y, a veces, generan resistencias. «Es cierto que en la Iglesia puede suceder que alguien se moleste», señaló el prelado.

Ante la masacre que están sufriendo los cristianos en Oriente Medio a manos de fundamentalistas islámicos, dijo que «tenemos que agrandar el corazón y hacer posible que a esos lugares de sufrimiento y descarte llegue nuestra cercanía y la cultura del encuentro, la cultura en la que se valora al ser humano».