Reforma educativa

La revolución educativa

La Razón
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El Gobierno dio ayer el visto bueno a la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce), «la ley más importante de la Legislatura», «una de las reformas fundamentales» del Ejecutivo, que tiene como objetivo «mejorar la calidad de la educación y la empleabilidad de los jóvenes», dijo ayer la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santa María tras el Consejo de Ministros.

Más aún, el Ministerio de Educación considera esta ley de una importancia equiparable a la reforma educativa socialista por excelencia: la Logse, aprobada en 1990, y con la que el Gobierno de Felipe González pensó que se transformaría España y se daría solución a los problemas educativos, aunque la realidad ha demostrado lo contrario.

El titular de Educación, José Ignacio Wert, tachó esta reforma de «inaplazable» por la alta tasa de abandono escolar que registra España, donde uno de cada cuatro alumnos no estudian más allá de la educación obligatoria y algunos de ellos ni siquiera la acaban, lo que compromete su empleabilidad en el futuro, ya que, en 2020, bajará ostensiblemente el número de empleos para los que no se necesitará cualificación.

Suspendemos en las pruebas internacionales de Pisa sobre rendimiento educativo que se realizan a los 15 años, y ya con 9 años, los niños españoles saben menos que los de otros países.

El 40% repite

El 40 por ciento de los alumnos ha repetido alguna vez al cumplir los 15 años, lo que para el Estado significa un desembolso de 2.500 millones de euros, según los datos de Educación. Es por esto por lo que el ministro Wert defendió la legitimidad de la reforma y advirtió que el PP seguirá buscando el consenso durante la tramitación parlamentaria, aunque tiene la mayoría absoluta necesaria para aprobarla y hará uso de ella porque considera que es una reforma imprescindible para reducir el abandono escolar temprano y los malos resultados en las evaluaciones internacionales.

La Lomce, que se prevé implantar en tres años y dos cursos académicos (2014-2015 y 2015-2016) introduce la «cultura de la evaluación» con «reválidas» en todas las etapas educativas que garantizará un mínimo de conocimientos homogéneos en toda España y clarificará los objetivos que se deben perseguir porque «está demostrado que el resultado de todos los alumnos mejora, tanto de los mejores como de los peores», aseguran desde Educación. Se trata de introducir también un cambio en la metodología del aprendizaje, de tal manera que los alumnos aprendan a relacionar conceptos y desarrollen un espíritu crítico y busca aportar una mayor flexibilidad al sistema y detectar de forma precoz los problemas de aprendizaje.

La también llamada «ley Wert» concede más autonomías a los centros, una cuestión que, según Educación, beneficiará a la escuela pública, que tendrá una mayor capacidad de decisión que irá a la vez unida a una mayor rendición de cuentas. Se establece una nueva configuración de las asignaturas, que se dividirán en troncales, específicas y de especialidad. El Estado se encargará de diseñar los contenidos de las troncales, lo que garantizará unos estándares de aprendizaje comunes mínimos en toda España en materias básicas (Lengua, Matemáticas y Ciencias).

El nuevo sistema pretende introducir programas de mejora de aprendizaje y del rendimiento a partir de 2º de la ESO para los alumnos que se esfuerzan pero les cuesta estudiar, se introduce la posibilidad de estudiar FP a partir de los 15 años, 4º de la ESO se convierte en un curso orientador hacia el Bachillerato o la FP y el Bachillerato reduce las modalidades posibles a sólo cuatro frente a las seis que existían hasta ahora. En FP se facilita la transición de un grado a otro sin necesidad de exámenes y se potencia la formación práctica con la implantación del sistema dual similar al alemán.

Paga Europa

La Lomce reconoce la importancia del profesorado como pieza clave en la educación. Avanza en el reconocimiento de la presunción de veracidad de las declaraciones de los profesores en caso de conflicto en un centro escolar. No obstante, el Ministerio de Educación está elaborando paralelamente el anteproyecto de ley del estatuto del docente no universitario que regulará desde el acceso a la profesión, la carrera profesional, la jubilación y autoridad de los docentes. La norma incluye en su disposición adicional cuarta una petición del Ministerio de Sanidad sobre promoción de la actividad física y la dieta equilibrada para evitar la obesidad infantil. Así se regula que «las Administraciones educativas adoptaran medidas para que la actividad física y la dieta equilibrada formen parte del comportamiento infantil y juvenil. A estos efectos, dichas Administraciones promoverán la práctica diaria de deporte y ejercicio físico por parte de los alumnos durante la jornada escolar».

El Gobierno prevé que al menos la mitad de los costes directos de la reforma los pague Europa. Implantar la Lomce costará al Gobierno 408 millones en tres años. El Ministerio de Educación y el de Empleo esperan que el Fondo Social Europeo, que tiene entre sus prioridades la educación, pague entre el 50 y el 65% de esos costes, que en realidad vienen a cubrir la el gasto que supone una mayor necesidad de profesorado en la Formación Profesional Básica (que se adelanta a los 15 años y que retiene en el sistema educativo a los alumnos hasta los 17 años) y las dos trayectorias que plantea 4º de la ESO.

Lomce versus Logse

La Ley Orgánica General del Sistema Educativo (Logse) fue la gran apuesta educativa del PSOE y en la que está está condensada su ideología y pretensiones. Es la que ha marcado la educación de los niños españoles desde que fue aprobada en 1990. Porque la LOE, otra ley socialista, no es más que la continuación de la Logse. La aprobación de la Lomce pondría fin a más de veinte años de educación con un modelo socialista que asume el modelo de «escuela comprensiva», ideado en Europa en los años 60 y 70, que no es otra cosa que intentar que haya una educación obligatoria y gratuita igual para todos, independientemente de la capacidad del alumno. Establece la enseñanza común hasta los 16 años (la ESO actual), pero se rebajan los contenidos de las asignaturas para facilitar la promoción automática, o el que se pase de curso, y se hace el Bachillerato más corto de Europa (dos años). Se crean dos niveles de FP y se propicia que las autonomías tengan su propio currículum. De este modo, «se debilita el tronco común educativo», lo que ha sido objeto de una polémica constante, ya que se incrementa el poder de las autonomías. La FP se adaptó mejor a las necesidades empresariales al establecer dos ciclos, pero se concretó mal cómo entender el currículum y no se acertó con la organización escolar. Se habló de la trasversalidad para la educación en valores, pero en la práctica cada asignatura se dedicó a lo suyo y no se tuvo en cuenta que tenía un asunto compartido. Olvidó la formación en valores y la cultura del esfuerzo.