Galicia

Los investigadores buscan a Diana en un radio de 50 kilómetros desde Taragoña

La Guardia Civil trabaja con la hipótesis de que quienes la llevaron fueron por vías secundarias para evitar los controles que se montan en las fiestas

Los investigadores buscan a Diana en un radio de 50 kilómetros desde Taragoña
Los investigadores buscan a Diana en un radio de 50 kilómetros desde Taragoñalarazon

La Guardia Civil trabaja con la hipótesis de que quienes la llevaron fueron por vías secundarias para evitar los controles que se montan en las fiestas

La Guardia Civil trabaja con la hipótesis de que los que llevaban (o uno, si se trataba únicamente del conductor) a Diana Quer después de que su teléfono móvil fuera lanzado al mar en el Viaducto de la Ria de Arousa, en la autovía AG-11, no hicieron un recorrido muy largo hasta su punto de destino, según han informado a LA RAZÓN fuentes de la investigación.

Los especialistas creen que, en cualquier caso, no superó los 50 kilómetros desde Taragoña y lo basan en que, según todos los indicios, la joven madrileña iba conducida contra su voluntad y a esas horas (el móvil de Diana fue lanzado al mar a las 04:15 de la madrugada) un coche con varias personas, hipótesis con la que trabajan los agentes, llama la atención. Aunque hubieran sido dos (la joven desaparecida y el conductor), en ambos casos se podían topar en cualquier momento con una patrulla de la Benemérita.

Las posibilidades de que los agentes hubieran ordenado que se detuvieran eran altísimas porque de madrugada hay poca circulación y las comprobaciones rutinarias (documentación, alcoholemia, drogas, etcétera) son habituales.

Todo esto lo saben aquellos que viven en zonas rurales, como la que tuvo como escenario la desaparición de la joven madrileña.

Si los que puedan estar relacionados con dicha desaparición actuaban con dolo, de mala fe, razón de más para que evitaran recorridos demasiado largos en los que las posibilidades de sufrir un «contratiempo» crecen conforme pasan los kilómetros.

Siempre que hay fiestas en una localidad (como ocurría en A Pobra do Caramiñal y otros pueblos cercanos el día de la desaparición de Diana Quer), el Instituto Armado monta controles de alcoholemia y drogas con el fin de evitar que personas que conduzcan bajo los efectos de estas sustancias tengan un accidente o puedan provocar daños a terceros. La autovía, fuera en sentido de vuelta hacia A Pobra do Caramiñal o en dirección contraria, es una calzada que, pese a las horas de madrugada en que ocurrieron los hechos que conducen a la desaparición de Diana, estaba más concurrida que cualquiera de las carreteras secundarias que hay en la zona.

Si, como parece, el o los que llevaban a Diana Quer querían evitar uno de estos controles habrían optado por este tipo de vías, pero no en una distancia demasiado larga en la que, en cualquier momento, se podían encontrar con un hecho inesperado que, a la postre, permitiera su identificación; o incluso, con un control de la Benemérita, que nunca deja de vigilar las carreteras que pueden elegir los que intentan, por la razón que sea, eludir a los agentes de la Guardia Civil.

La utilización de carreteras secundarias, por los posicionamientos de los «teléfonos coincidentes» una vez lanzado al mar el móvil de Diana, resulta un dato de gran interés, aunque supone una complicación añadida para situar en el mapa el lugar exacto en que se produjeron las conexiones.

En la hipótesis de que la joven fuera conducida a una casa con terreno suficiente como para ocultarla, en una zona discreta, la utilización de una de estas vías parece más que segura. Otro dato añadido para ir cerrando ese círculo y centrar las investigaciones en aquellos que reúnan todos los parámetros para convertirse en objetivos preferentes.

El tope de 50 kilómetros es, lógicamente, estimativo, pero facilita, en el marco del cribado de los «teléfonos coincidentes» en hora y lugar con el de Diana, «fijar» domicilios en la zona que por disponer de terrenos adheridos permiten la ocultación de una persona.

Todo ello, junto a otros datos que no se revelan por ser operativos, contribuye a ir cerrando el círculo sobre varios individuos.

Aún no se les puede dar la condición de sospechosos porque faltan por cuadrar una serie de datos, pero lo cierto, como viene repitiendo el delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, es que la investigación sobre la desaparición de Diana, sometida a un método riguroso de trabajo para que no se escape ningún detalle, avanza.

Como los especialistas del Laboratorio de Criminalística no han podido acceder aún al iPhone de la joven desaparecida, por el problema que supone el desconocimiento del pin de seguridad, la investigación sobre el terreno –con los datos que se obtuvieron gracias al análisis que hizo la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil sobre el tráfico telefónico–, es la que ha permitido descartar algunas líneas de la investigación y profundizar en otras.

La discreción, no sólo porque el juez competente en el caso ha prolongado el secreto de las actuaciones, es fundamental para no alertar a las personas que pudieron contribuir a la desaparición de Diana Quer.

Es cuestión de tiempo que la Guardia Civil llegue hasta ellas, una vez que se reúnan todas las evidencias necesarias como para presentar el asunto ante el citado magistrado.

Hay un factor, si al final se confirma que nos encontramos ante una desaparición forzada, un acto criminal, que también se debe tener en cuenta y es el de la resistencia del culpable o posibles culpables. Si, como se cree, estos sujetos son de la zona, tienen que estar al cabo de las intensas investigaciones que realizan los agentes de la Guardia Civil, que cualquier día llamarán a sus puertas.

Las fuentes que ha consultado este periódico han pedido que se mantenga la mayor confidencialidad posible sobre las personas que puedan ser llamadas a declarar y, si no se prestan a ello, conducidas a dependencias de la Guardia Civil para que aclaren determinados asuntos sobre la desaparición. Se trata de que la opinión pública no señale a supuestos culpables cuando a lo mejor nada tienen que ver con dicha desaparición. El asunto ha cobrado un interés mediático que recomienda, como es lógico, mucha prudencia.