Mascotas

Los niños que no matan ni a una mosca

El respeto y empatía hacia los animales, clave para frenar la violencia desde la infancia y hacer frente al «bullying»

Uno más en casa. Con estos colores explica un alumno del colegio Montealto de Madrid la relación con su mascota
Uno más en casa. Con estos colores explica un alumno del colegio Montealto de Madrid la relación con su mascotalarazon

El respeto y empatía hacia los animales, clave para frenar la violencia desde la infancia y hacer frente al «bullying»

Un grupo de niños empieza a alborotarse en clase. Uno ha visto un «bicho». Son pequeños y no saben cómo abordar esta situación. Dudan si pisarlo, coger un trapo y matarlo o ayudarlo. Rápidamente, el profesor pregunta: «¿Quién es más grande? Si entra una mosca o hay una araña en clase ¿quién tiene que ayudar, el fuerte al débil o al revés?» De este modo, Chema Lera, maestro de Primaria del CEIP Melquiades Hidalgo de Cabezón de Pisuerga, en Valladolid, enseña a sus alumnos el respeto y la empatía hacia los animales, todos ellos seres sintientes. Gracias a las herramientas que aprenden entienden después que entre compañeros hay que ayudarse y que no hay que ir a por el que ven más débil, ya que esta empatía la transfieren después hacia los humanos, lo que resulta clave para frenar la violencia. Está demostrado que la posibilidad de ser violento hacia las personas se multiplica en el caso de los agresores de animales. De hecho, tener antecedentes de maltrato a animales es uno de los cuatro factores de riesgo más significativos para ejercer la violencia de género.

Para este maestro, la empatía es una asignatura pendiente: «La tenemos que trabajar, porque es menor en un mundo individualista en el que es mi tele, mi móvil, mi...». Según explica Mariví Vaquer, psicóloga escolar: «De manera innata existe biofilia (nuestro sentido de conexión con la naturaleza y con otras formas de vida de carácter innato) y, tras aprender esa comunicación con no humanos, es decir, no verbal, se comunican mejor entre iguales». «Entre adultos el maltrato animal se llama trastorno antisocial, porque no empatiza. En niños se llama disocial, porque el maltrato animal es un signo o síntoma de desequilibrio y hay que intervenir inmediatamente», precisa la psicóloga. Prueba de ello es que «el 46% de los asesinos en serie, como Peter Kürten (conocido como el «Vampiro de Düsseldorf»), Jeffrey Dahmer (el «caníbal de Milwaukee», que asesinó a 17 personas), Alberto DeSalvo (más conocido como el «estrangulador de Boston», que asesinó a 13 mujeres), fueron maltratadores de animales durante su adolescencia, según un estudio del FBI. Y es que casi el 70% de los criminales violentos comienzan abusando de los animales», tal y como recoge un informe elaborado por la Asociación Parlamentaria de Defensa de los Animales (Apdda). De hecho, en el IX Congreso Español de Criminología se abordó la importancia de considerar el maltrato animal como una cuestión de seguridad ciudadana.

Pero, ¿funcionan realmente los ejemplos de empatizar con animales? «Cada caso es un mundo, pero con un buen programa mínimo de empatía hacia los animales, de una duración de un curso escolar, se nota el cambio. También hay casos imposibles. Pero, incluso en estas situaciones, dado que el resto de clase sí ha desarrollado esa empatía, aunque ellos no sufran con el dolor de los animales, acaban por no maltratarlos dado que el resto del grupo sabe que eso está mal. Es decir, modifican el comportamiento, pero no por la motivación, aunque se controlarán, porque el entorno sabe que es una conducta cruel», explica la psicóloga. Es una herramienta más que necesaria cuando, según «los estudios realizados con muestras aleatorias de centros públicos y privados del país, el ‘‘bullying’’ se da en todos los centros estudiados, con un nivel de incidencia actual en torno al 23%», tal y como recoge Apdda.

Educar en valores

Por todo ello, esta materia es «importante para construir una sociedad sin violencia. Se ha demostrado científicamente que tener empatía hacia los animales promueve la paz hacia las personas. Existe el compromiso de toda la sociedad para erradicar la violencia de las aulas, y una forma de luchar contra el ‘‘bullying’’ es mediante la educación y los valores. Hay suficientes ejemplos que demuestran que educar en la empatía hacia los animales reduce comportamientos violentos», concluye Chesús Yuste, de Apdda.

Los estudios han demostrado que realmente funciona: «Según el programa “Respecto y convivencia con animales. Prevención de conflictos en el aula” desarrollado por Proda (Profesionales para la Defensa Animal), en aquellas aulas donde se ha puesto en práctica, los profesores han percibido un cambio tanto en la conducta prosocial como en la agresión verbal y física de los niños». Chema no tiene ninguna duda al respecto: «Un día me llamaron los alumnos porque había una oruga por el patio. Hacia calor. Fuimos todos y nadie la pisó. Fui a buscar algo para cogerla y, cuando volví, varias niñas le estaban dando sombra para que no pasara calor». Los profesores también están aprendiendo a empatizar. «Algunos compañeros me han dicho ‘‘la que me han liado cuando he cogido un trapo para acabar con una mosca o he ido a dar un pisotón a una araña’’».