Contaminación ambiental

El plástico no es tan malo como parece

Las bolsas se usan cada vez menos en los supermercados
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Los plásticos ahorran más petróleo que el consumido para su fabricación, reducen el consumo de recursos, pueden valorizarse energéticamente y, en el caso de España, se reciclan por encima de la media europea, según la guía «Falsos mitos y realidades sobre los plásticos» presentada en Valencia, informa Efe.

Este documento ha sido elaborado por expertos del Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS) de Valencia y de la entidad sin ánimo de lucro CICLOPLAST, con la colaboración de investigadores del CSIC y de Carlos Cachán, periodista y profesor de la Universidad Nebrija.

El texto recuerda que los materiales plásticos no llegaron al mercado hasta mediados del siglo XIX aunque se introdujeron «con rapidez» gracias a sus «extraordinarias propiedades» en todo tipo de industrias.

A mediados del XX, empezaron a usarse masivamente como sustitutos de materiales tradicionales gracias a su facilidad de procesado y sus precios competitivos, junto con otras ventajas como su ligereza, versatilidad, seguridad o higiene.

A día de hoy, «más de la mitad de los actuales usos de los plásticos son de larga duración» y su presencia se ha extendido a «todas las industrias imaginables» desde la electrónica hasta la aeroespacial pasando por la medicina, el ocio y muchas otras.

Este trabajo trata de explicar y desmontar hasta medio centenar de creencias instaladas en la sociedad, aun siendo «falsos mitos», en lo referente a las prestaciones y calidad de los plásticos, sus efectos sobre la sostenibilidad y el medioambiente, el reciclado, las características de los bioplásticos, las aplicaciones y productos acabados y la seguridad alimentaria.

Si bien la mayoría de los plásticos procede del petróleo, la guía aclara que lo que se emplea para fabricarlos es el subproducto residual del proceso de refinado, por lo que su fabricación es en realidad una manera de aprovechar recursos que, si no, «habría que eliminar de alguna forma alternativa».

Además, ahorran más petróleo que el que se consume para su fabricación y pueden reciclarse o valorizarse energéticamente: por ejemplo, gracias al 15/20 % de materiales plásticos que incorpora un automóvil moderno, resulta mucho más ligero y por ello su conducción ahorra el consumo de unos 750 litros de combustible al año.

Los plásticos también economizan energía porque son materiales «muy sostenibles» en su producción, tanto desde el punto de vista del gasto energético en su manufactura como en la producción de emisiones.

De hecho, si los plásticos desaparecieran y fueran sustituidos por otros materiales, incluso tradicionales, «se triplicaría la cantidad de material necesario para fabricar el mismo número de unidades» y debido al aumento de peso se consumiría «mucha más energía» en su transporte, además de incrementar las emisiones de gases de efecto invernadero.

Respecto al reciclaje, «en España, cada vez reciclamos más y mejor»: un 28 % del plástico procedente de todas las aplicaciones -2 puntos porcentuales por encima de la media europea-, y en el caso concreto de los envases del hogar depositados en los contenedores amarillos, España es, tras Alemania, el segundo país de la UE en reciclado por habitante.

«Hay más productos de los que nos imaginamos fabricados con plástico reciclado» -columpios, chalecos, bolígrafos, perchas, ordenadores, sandalias...- aunque a menudo se desconozca porque «no muestran una apariencia diferente a los productos hechos con material virgen no reciclado» y además no es obligatorio su marcado específico excepto en algunos envases para transportar sustancias peligrosas.

La guía no olvida polémicas como la presencia de dioxinas -que, recuerda, «no forman parte de los materiales plásticos»-, el bisfenol A -según la evaluación de enero 2015 de la Agencia Europea de Seguridad (EFSA) es «seguro para consumidores de cualquier grupo de edad» en los niveles de exposición «actualmente regulados»- o la posible toxicidad por ingestión -aunque en realidad «el cuerpo humano no los digiere» y la mayoría son biocompatibles-.

En ese sentido, uno de los mitos más extendidos es que el hecho de dejar una botella de agua al sol puede contaminar el contenido por la migración de sustancias químicas tóxicas pero «los controles establecidos por la legislación» garantizan que no sucede así en ensayos equivalentes a una exposición a 40ºC durante un tiempo indefinido.

EFE