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El semáforo verde que da paso a la pubertad

El semáforo verde que da paso a la pubertad
El semáforo verde que da paso a la pubertadlarazon

Un estudio desvela que la molécula semaforina 3E es responsable de una de las señales necesarias para que dé comienzo el proceso de madurez sexual.

Dos hermanos que padecen una rarísima enfermedad conocida como síndrome de Kallman pueden haber ayudado a la ciencia a resolver un misterio médico: ¿cómo sabe el cuerpo humano que ha llegado el momento de iniciar la pubertad? La causante podría ser una molécula vital para el desarrollo de los vasos sanguíneos y para la activación de las conexiones neuronales, según acaba de descubrir un equipo de la Universidad de Milán.

El síndrome de Kallman es un trastorno que afecta a uno de cada 10.000 hombres y una de cada 50.000 mujeres. En la mayoría de los casos, los pacientes presentan una maduración sexual incompleta unida a síntomas propios del hipogonadismo, además de una ausencia total del sentido del olfato, lo que se denomina anosmia. En el 60 por 100 de los casos se desconoce el origen de esta patología, lo que dificulta el tratamiento. Se sabe que, con un diagnóstico suficientemente precoz, el mal puede ser corregido mediante diversas terapias hormonales.

En el reciente estudio se ha encontrado que los hermanos con síndrome de Kallman padecían una disfunción en el desarrollo de la molécula semaforina 3E. Este elemento actúa entre otras cosas regulando la migración de las células nerviosas hacia diferentes partes del cerebro cuando nos encontramos en las primeas fases del desarrollo embrionario. El trabajo de esta molécula es similar al de la señalización vial: indica hacia dónde han de ramificarse las neuronas, guía su crecimiento y lo estimula o inhibe para lograr una red neuronal completa, evitar interferencias y cortocircuitos. En concreto, las células nerviosas controladas por la semaforina 3E crecen en el bulbo olfativo del ser humano en sus primeras fases de desarrollo intrauterino y luego se extienden a otras partes del cerebro. Alcanzado cierto grado de madurez, estas moléculas activan la producción de GnRH (hormona liberadora de gonadotropina). Es precisamente esta hormona una de las señales necesarias para que comience en el interior del organismo púber la catarata de acontecimientos que conducen a la madurez sexual.Si las células nerviosas no están protegidas por semaforina 3E, no inician su migración por el cerebro y no estarán dispuestas a activar la señal de luz verde para la producción de gonadotropina cuando se necesaria.

El descubrimiento es sorprendente porque se ha producido con el estudio de un simple análisis de sangre de ambos hermanos, mientras que la mayoría de las investigaciones sobre el origen genético de una enfermedad requieren estudios comparativos entre poblaciones muy grandes. En el caso de enfermedades tan raras como ésta, esos estudios son imposibles. Por eso, se ha optado por recrear las mutaciones genéticas de estos dos pacientes y cultivar células nerviosas en laboratorio siguiendo estos patrones genéticos. De ese modo se ha podido ver in vitro cómo la falta de la molécula reguladora provoca un retraso en la maduración propia de una persona en su fase puberal.

En la actualidad existen algunas preocupaciones sobre la pubertad de las nuevas generaciones. Por un lado, se ha experimentado un progresivo adelanto de los síntomas de desarrollo hormonal. Factores genéticos y ambientales (como una sobreexposición a las grasas) pueden estar detrás de dos fenómenos paralelos: el adelanto de la pubertad y la feminización de los caracteres sexuales masculinos.

Por otro lado, un reciente estudio presentado en el Congreso Europeo de Endocrinología de Dublín advierte de que el consumo excesivo de sal durante la infancia (hasta tres veces por encima de lo recomendado) puede retrasar considerablemente el florecimiento de la pubertad.

En cualquier caso, conocer los mecanismos por los que este fenómeno del desarrollo se produce puede ayudar a corregir enfermedades que lo afectan severamente y a modificar los hábitos de conducta que lo adelantan o retrasan injustificadamente.