Asuntos sociales

«Galgoterapia», una raza convertida en el mejor guardián de la mente

Los galgos tienen una altura y unas características muy favorables para trabajar con personas que cuentan con dificultades de movilidad
Los galgos tienen una altura y unas características muy favorables para trabajar con personas que cuentan con dificultades de movilidadlarazon

Cinco perros, protagonistas de una terapia pionera para pacientes con alguna discapacidad.

«Empezamos hace cuatro años con este proyecto», comienza a relatar Emilio Negro, el director del centro y uno de los impulsores de la iniciativa. Junto con su compañero, Salvador Tocino, ambos profesionales del Centro Socio-sanitario Hermanas Hospitalarias de Palencia, no sólo inventaron el concepto de «Galgoterapia», sino que le dieron forma. Esta terapia es un tratamiento asistido con galgos «de raza española», especifica el impulsor.

Todo empezó cuando el Club del Galgo Español les donó cinco canes retirados de sus actividades rutinarias –caza, concursos de raza, entre otras...– para convertirse en «terapeutas caninos». Anteriormente, «nosotros queríamos hacer un programa con animales» Y, con la donación, «nos tiramos a la piscina e iniciamos el proyecto», señala en enfermero. Empezaron con Camarón, Cris, Bigota, Peregrina y Coja, cinco galgos – un macho y cuatro hembras de aproximadamente cinco años afirma– y, desde el momento de la donación, los canes empezaron a vivir en el centro hospitalario, que se adaptó para ellos. «Los canes cuentan con casetas individuales de diez metros cuadrados, cubiertas, alicatadas y con agua corriente, además tienen habilitado un gran espacio abierto únicamente para ellos». Respecto a su adiestramiento, una educadora canina los adaptó a la convivencia con personas durante los primeros años. «Fue costoso, son unos animales que están acostumbrados a estar solos» y ahora, en cambio, «son muy felices, son mimosos por ello les encanta que les acaricien».

La base principal de la terapia es que nuestro grupo de 15 pacientes, entre los que participan Julita, Anuska, Carmen o Javi, se convierten en los dueños principales de estos canes. Así, «por la mañana se levantan y van a revisar su mascota», entre las tareas que ejercen, las principales son: «Preparar el agua y la comida, limpiar su caseta, ponerles la correa y sacarlos a pasear». Aparte del cuidado rutinario, el programa tiene otras dos bases más: «El adiestramiento para conseguir un feedback entre el perro y el dueño y compartir momentos con otras personas», relata Emilio Negro. Esta última característica del proyecto se basa en que los dueños de los perros hacen de coterapeutas y llevan a los canes a la zona de geriatría del centro hospitalario para que las personas mayores también se beneficien de los animales, se socialicen con ellos y puedan pasar un rato agradable a la vez que mejoran su salud. Cada uno de estos canes tiene su peculiaridad. Por ejemplo, «Camarón es campeón de España de belleza», dice Julita, mientras acaricia a Cris y le regala miles de alagos.

Los objetivos del proyecto que se persiguen son: «Mejorar las relaciones sociales con las mascotas, el trabajo en equipo, el ejercicio del usuario, aumentar la autoestima y mejorar equilibrio y la coordinación motriz», todo ellos se logran con las actividades de cuidado y cariño que los amos desarrollan con sus fieles amigos los galgos.

El Centro Sociosanitario Hermanas Hospitalarias no sólo realiza este programa con canes. Además, este grupo de 15 galgos realiza actividades individualizadas con pacientes que sufren trastornos de autismo. Los amigos más peludos del centro los pacientes logran expresar sus emociones y sentimientos.

Emilio Negro relata una anécdota que se repite de vez en cuando, mientras trabaja en su «pequeño pueblo», como llama al centro sanitario. «Los usuarios de nuestro centro andan con los canes por los pasillos y cuando la gente entra se asombra y preguntan: ¿Eso es un perro? Es un lugar tan grande que es posible que esto suceda» afirma. Además, en las terapias, los canes son un miembro más del grupo, por lo que son un ciudadano más de ese pueblo.