Investigación científica

La extraña relación del hombre y el pájaro para recolectar miel

Los pájaros llamados «indicator» usan un canto especial para atraer y llevar a los humanos hasta los panales, según un estudio

Un ejemplar de pájaro «indicator»
Un ejemplar de pájaro «indicator»larazon

Los ejemplos de cooperación entre personas y animales en libertad suelen ser escasos, pero en África un tipo de pájaro tiene un sistema de comunicación y cooperación con los humanos, establecido sin entrenamiento o coacción, para ayudar en la localización de panales y extraer de ellos miel y cera, informa Efe.

Un estudio que publica la revista Science indica que los pájaros llamados «indicator» usan un canto especial para atraer y llevar a los humanos hasta los panales, a la vez que responden a la llamada de las personas que los buscan.

Este es un raro ejemplo de cooperación entre humanos y animales en libertad, que trabajan en una relación mutuamente beneficiosa, pues los primeros logran miel y los segundos la cera de los panales, de la que se alimentan, según un comunicado de la Universidad británica de Cambridge, implicada en la investigación con la de Ciudad del Cabo.

El «indicator» tiene un canto especial para atraer la atención de las personas y luego vuela de árbol en árbol para indicar la dirección en que se encuentran los panales. Los humanos, por su parte, saben cómo someter a las abejas usando humo y abrir sus nidos, lo que proporciona al ave la cera.

La investigación realizada en la reserva nacional de Niassa, en Mozambique, revela que usando esas llamadas propias para comunicarse y cooperar, tanto las personas como esos pájaros salvajes pueden aumentar de manera significativa sus oportunidades de localizar los nidos de abejas.

El estudio revela que «los indicator responden adaptativamente a las señales especiales enviadas por las personas que buscan su colaboración, lo que concluye en una comunicación de doble sentido entre humanos y pájaros salvajes».

Esta relación recíproca se establece en la naturaleza y se produce sin que haya ningún tipo de entrenamiento convencional o coacción, agrega el estudio.

«Lo destacable de la relación entre indicator y humanos es que implica a un animal que vive libre en la naturaleza, cuya interacción con los humanos haya evolucionado, posiblemente, a través de la selección natural, quizá a lo largo de cientos de miles de años», indicó Claire Spottiswoode, especialista en comportamiento de aves en África.

La experta se sintió atraída por la historia del pueblo Yao, que usa de manera tradicional una llamada especial, de la que creen que les ayuda a reclutar «indicatores», y se preguntó si esta podía ser una forma de comunicación entre personas y animales salvajes.

Con la ayuda de recolectores de miel de la comunidad Yao, Spottiswoode realizó diversos experimentos para comprobar si las aves eran capaces de distinguir la llamada tradicional de otros sonidos humanos y responder a ella de manera adecuada.

Esa llamada se compone de «una especie de trino fuerte seguido por un corto sonido gutural similar a «brrr-hm», explica el comunicado.

Para descubrir si los pájaros asociaban ese sonido a un significado concreto se realizaron grabaciones del mismo, junto a otras de control con sonidos arbitrarios y comprobaron que los «indicator» eran más proclives a responder a la llamada que conocen antes que a los otros sonidos.

«La llamada tradicional, con el ‘brrr-hm’ aumentaba de un 33 al 66 % la posibilidad de ser guiado por un indicator y de un 16 a un 54 % la de encontrar un nido de abejas, frente a los otros sonidos», explicó.

Además, destacó que de «forma curiosa, gente en otras partes de África usan sonidos muy diferentes con el mismo propósito», por ejemplo los recolectores de miel de Hadza en Tanzania, que emplean un melodioso silbido para reclutar a los «indicator».

La experta indicó la fascinación de su equipo ante la evolución de esa relación mutua y el próximo paso es estudiar si las crías de «indicator» aprenden a reconocer las llamadas humanas de su zona, creando así un variado mosaico cultural de los «indicator» que refleja la de sus compañeros humanos.

EFE