¿Por qué hay más riesgo?

El balance de incendios de 2016 arroja hasta la fecha unas cifras menores que el año pasado. No obstante, aún es prematuro para un balance optimista dado que quedan semanas de riesgo hasta que comiencen las lluvias de otoño. Los principales incendios estivales han afectado a la Comunidad Valenciana que venía padeciendo un período de sequía extremo y más recientemente Canarias y Galicia. Nuestro vecino Portugal también está viéndose afectado siendo el caso más impactante el de Madeira.

Un aspecto común a la mayoría de incendios de este verano en ambos países es la acumulación de incendios en la interfaz urbana-forestal. Tradicionalmente los usos del territorio respetaban una lógica de raíz latina de urbe, hortus, ager (campos), saltus (ganadería) y silva, que en caso de incendio evitaba riesgos a la población. El derrumbe de la agricultura extensiva y la consiguiente expansión de la masa forestal y la aparición de construcciones y urbanizaciones próximas al monte ha generado un nuevo riesgo de incendio por la generalización de la interfaz urbano-forestal. Se trata de incendios de una gran complejidad al carecer de zonas de anclaje para actuar contra el fuego y afectar potencialmente a mucha población que debe ser desalojada en los primeros momentos a lo que se suma el riesgo de importantes daños materiales. Todo ello lleva a distraer efectivos en los momentos clave para contener el avance del fuego.

Ante semejante riesgo no hay soluciones mágicas, sino la suma de actuaciones congruentes para contener el riesgo. Es necesario que los ayuntamientos se doten de planes de prevención para las urbanizaciones y edificaciones aisladas próximas al monte que prevean desde la evacuación, acceso y medidas pasivas que eviten daños en las viviendas por el fuego eliminando la vegetación circundante. La instalación de aspersores en lugares estratégicos está siendo utilizada con buenos resultados. La población afectada debe involucrarse entre otros mediante simulacros anuales. En definitiva, hemos de entender que vivimos en un clima de alto riesgo de incendios y que todos con toda naturalidad cuando repostamos en una gasolinera.