Madrid

El valor, el esfuerzo y el sacrificio de un país que juega en equipo

Alejandro Blanco, junto a Felipe Reyes.
Alejandro Blanco, junto a Felipe Reyes.larazon

La VIII edición premia a la Legión Española, la Guardia Civil, el Cuerpo Nacional de Policía, Felipe Reyes y la Fundación Amigos del Aguila Imperial, Lince Ibérico y de los Espacios Naturales de Carácter Privado, entre otros.

Los Premios Ussía cumplieron un año más... y el propio Alfonso Ussía también. Hace ocho años, el columnista pronosticó que iba a aprovechar la creación de los galardones que llevan su nombre para fallecer y, así, «aminorar los quebrantos anímicos de otros columnistas». Ussía sigue vivito y coleando. Y también sus premios, cuyos valores se pusieron una vez más de manifiesto ayer en LA RAZÓN durante la celebración de su VIII edición. Cada premiado representa una pieza en el engranaje de un país que trabaja en equipo: el esfuerzo de los estudiantes Jorge Rey y Víctor José Zamora, ambos con una nota de 10 en la selectividad; el heroísmo de Hugo López, inmigrante paraguayo que casi perdió su vida por salvar, durante un incendio, la del anciano al que cuidaba; el afán de superación de la Selección Española de baloncesto en la persona de Felipe Reyes, que, desafiando todos los pronósticos ganó el EuroBasket; el compromiso por el medio ambiente de la Fundación Amigos del Águila Imperial, del Lince Ibérico y de los Espacios Naturales de Carácter Privado, cuya labor contribuye a hacer de este país un lugar más habitable, y la entrega de la Legión Española, la Guardia Civil y la Policía Nacional, cuyo trabajo garantiza nuestra seguridad.

Destacados representantes de la política, el deporte, la cultura, la educación y de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado se dieron cita en la sede madrileña de LA RAZÓN. Su director, Francisco Marhuenda, abrió el acto y dio la palabra a Ussía, que, como cada año, ejerció de maestro de ceremonias. Antonio Calvo Bernardino, rector de la Universidad CEU San Pablo, entregó el Premio al Mejor Estudiante a Jorge Rey y Víctor José Zamora. Su 10 de nota media no pasó desapercibida a Ussía. «Un alarde de discreción por su parte», bromeó. Y les alentó: «Que sigáis así. España os necesita». Después fue el turno del héroe de la noche, Hugo López, que levantó una gran ovación. Pedro Antonio Sánchez, presidente de la región de Murcia –Hugo vive en la localidad de Archena–, le entregó el premio. «Hoy está entre nosotros para que le brindemos nuestra gratitud por su generosidad», dijo Ussía.

La Fundación Amigos del Águila Imperial, del Lince Ibérico y de Espacios Naturales de Carácter Privado fue premiada con una distinción de nuevo cuño: el Premio de la Conservación de la Naturaleza. Esta entidad «ha salvado de su extinción a ambas especies». «Gracias a ellos, nuestros nietos podrán disfrutar de esas maravillas de la naturaleza», añadió Ussía, encargado de entregar el trofeo a su presidente, Fernando de Andrada-Vanderwilde.

Madridista confeso, el columnista presentó a Felipe Reyes, jugador de la sección española de basket del Real Madrid y de la Selección Española. «Que Dios le premie la felicidad que nos ha regalado... y lo mucho que ha cabreado a los culés», dijo a Reyes, que recibió el Premio al Personaje del Año de manos de Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español.

El Premio a la Trayectoria Ejemplar dio pie a un triple homenaje: la Legión Española, representada por Antonio Romero, coronel del Primer Tercio de Melilla, a quien entregó el premio Jaime Domínguez Buj, Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra; la Policía Nacional, con Eugenio Pino, director adjunto operativo del cuerpo, y la Guardia Civil, personificada por Cándido Cardiel, director adjunto operativo. Los dos últimos recibieron la estatuilla de manos del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que recordó su compromiso en una batalla contra «una amenaza internacional que será derrotada»: el yihadismo. «Nacerán humildes, trabajarán humildes, morirán humildes y se retirarán humildes», les dijo Ussía, que, en esta ocasión, rompió la tradición y no utilizó una lengua ficticia para cerrar su discurso. «España pasa por momentos de enorme dificultad. Unos nos la quieren quitar y otros trocear», dijo. De ahí que optara por pronunciar por tres veces «la más bella de las voces de nuestro idioma: España, España, España».