Ciencia y Tecnología

Tienes un virus en el bolsillo

En breve tu smartphone sufrirá un ataque de malware. Si no ha sucedido ya. El vertiginoso crecimiento en el uso de los teléfonos relega a los ordenadores como el principal objetivo de los «hackers». Algunos son infectados incluso antes de haber sido vendidos a los usuarios

Tienes un virus en el bolsillo
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En breve tu smartphone sufrirá un ataque de malware. Si no ha sucedido ya. El vertiginoso crecimiento en el uso de los teléfonos relega a los ordenadores como el principal objetivo de los «hackers».

Uno de cada cinco habitantes del planeta tiene un smartphone. Para quienes viven en países en vías de desarrollo, el teléfono es su primer y quizás único ordenador. De acuerdo con una investigación de la firma Pew Research, en África los smartphones se utilizan para realizar pagos y transferencias, para intercambiar información política o sanitaria y, obviamente, para trabajar o buscar trabajo. Gracias a precios que oscilan entre los 30 y 50 euros por algunos smartphones, muchas personas que no podrían tener un ordenador llevan uno en su bolsillo. Y la proporción sube tanto que se calcula que en un lustro, más de 6.000 millones de seres humanos tendrán un teléfono inteligente, el 75% del globo.

El año pasado fue el primero en la historia en el que los smartphones sobrepasaron a los ordenadores en cuanto a tiempo de uso, una tendencia que seguirá creciendo en los años que vienen. Esto se debe a que los microchips de los teléfonos actuales son al menos 50 veces más rápidos que los utilizados cinco años atrás y requieren un 75% menos de energía. Permiten ver vídeos on-line en resolución 4K o jugar, también en red, en 3D. No es extraño que el público se incline cada vez más por los móviles y los utilice para pagar, leer y enviar correos, conectarse a las redes sociales, usarlos como cámara o convertirlos en un GPS, entre otras funciones. Claro que, visto todo esto, tampoco resulta extraño que los «hackers» estén trasladando su campo de batalla de los ordenadores a los smartphones. Durante la segunda mitad de 2014 hubo tantos dispositivos Android infectados con malware como portátiles Windows, de acuerdo con un estudio de Alcatel-Lucent. La amenaza, por lo tanto, es real. Más de lo que pensamos.

En 1985, Andreas Lüning desarrolló el primer antivirus de la historia y creó la empresa G DATA. Exactamente 30 años después descubren otro cambio de paradigma: el primer smart- phone con malware preinstalado. Se trataba de un modelo de gama alta, chino y que se podía comprar en Amazon por un precio muy tentador.

G DATA intentó contactar con el fabricante y resultó imposible, lo que dificultó una de las primeras claves para confirmar el origen del virus. La siguiente fue recibir llamadas de usuarios que coincidían en una serie de «síntomas» similares: dispositivos recién adquiridos, marcas determinadas y problemas parecidos. El más grave era que, pese a haberse descargado el antivirus y que éste alertara del problema, resultaba imposible desinstalar la app.

Eso les llevó a pensar que quizás no se trataba de un caso único y que podría haber otros modelos o marcas que también llegaran con malware al usuario, porque salen así de fábrica o porque, lo más probable en la gran mayoría de los casos, el malware haya sido instalado en el proceso de distribución que siguen los terminales desde que salen del fabricante hasta que llegan al cliente. En total, se descubrieron 20 modelos diferentes (algunos de marcas conocidas como Huawei o Lenovo) con este problema. Al menos por ahora.

El problema es que el malware llega camuflado dentro de una aplicación conocida (las más habituales resultaron ser Google Drive y Facebook) que conserva sus funciones normales, pero también las del virus. Esto obliga a los usuarios a «rootear» el dispositivo, algo que habitualmente no está al alcance de la mayoría de las personas. No obstante, la tienda donde se compró el smartphone sí debería poder hacerlo.

La respuesta ante un intruso oculto

- ¿Cuál es el peligro de estos malware?

Los expertos de G DATA analizaron la programación del virus y descubrieron que el malware podía, entre otras cosas: escuchar las conversaciones, ver y copiar los contactos, ver la ubicación, grabar las conversaciones utilizando el micrófono, tomar y copiar imágenes, registrar el historial de búsquedas en la red, anular otras apps, enviar y leer mensajes SMS y MMS, escuchar y leer los mensajes de apps como WhatsApp, Skype, Telegram, Google+ o Facebook. Por si fuera poco, toda esta información robada no estaba encriptada, lo que permitía que otro ladrón robara también los datos obtenidos de este modo.

- ¿Qué hacer?

A estas alturas resulta fundamental contar con un antivirus en el smartphone. No sólo por la cantidad de archivos que descargamos en él, por la información que tenemos o el tiempo que pasamos en la red, sino también porque el dispositivo puede llegar a nuestras manos ya infectado. Google Play, la tienda de Windows y App Store cuentan en su oferta con diferentes opciones. Las más fiables son las que más investigación y respuesta más rápida a los problemas tienen: G DATA, Kaspersky o McAfee son las más reconocidas y fiables en este sentido por estar en constante alerta. Los hay gratis, que casi no tienen servicio al cliente, y los hay de pago, hasta 15 euros por una protección casi eterna, que llevan seguimiento y actualización constante.

- ¿Qué es «rootear» y Para qué sirve?

La palabra «root» viene del inglés y significa raíz. Al rootear un dispositivo se accede, por lo tanto, al germen del mismo, es decir, a las partes del sistema operativo que están ocultas (bajo tierra, por así decirlo). La maniobra, algo complicada si jamás se ha hecho, permite ejecutar programas más potentes y personalizados para cada usuario, aumenta la autonomía del smartphone y su velocidad. Pero también tiene algunas desventajas. Al introducirse directamente en el cerebro del teléfono y trastear en él, puede perderse la garantía, anular ciertas prestaciones (como la interacción entre apps) y borrar funciones que vengan instaladas previamente. Esto último es justamente lo que se persigue al recibir un smartphone con malware.