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Un joven se rocía con alcohol y se prende fuego por diversión

La Razón
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Durante los últimos años de la adolescencia, los jóvenes se sienten invulnerables y no son conscientes de los riesgos que asumen al realizar determinadas prácticas. Este es el caso de Johno Holten que alentó a sus amigos para que lo rociaran con alcohol y desodorante y le prendieran fuego. El resultado le ha servido de escarmiento y para estar dos meses en tratamiento, con constantes injertos de piel para intentar solucionar las quemaduras de tercer grado que sufrió en la mitad de su cuerpo. Lo que comenzó como una broma graciosa, se convirtió en una pesadilla. Tras rociarlo y acercarle un mechero, el joven se convirtió en una bola de fuego humana. Los hechos se produjeron en una playa australiana al norte de Sydney. Holten confesí a "Daily Mail"que ha aprendido la lección, que ha sido dolorosa, pero cuya responsabilidad es sólo suya. El adolescente relató que esa noche estuvieron bebiendo vodka en casa de un amigo y que luego acudieron a una fiesta a la playa. Allí bebió siguió bebiendo y se tomó cuatro cervezas más. En la fiesta había 15 personas, pero la mitad se marchó a las 22:00 horas. Entonces se le ocurrió la "brillante idea". Cuando le prendieron fuego, se lanzó al suelo y trató de apagar las llamas que se extendían por toda la espalda y las piernas, pero no lo logró. Finalmente, lograron extinguir el fuego y fue trasladado a un hospital.

Pese a las afirmaciones de que cometió esa locura porque estaba jugando al "desafío del fuego"-una peligrosa moda que nació en EE UU y que consiste en verter líquido inflamable sobre uno mismo, encenderlo y grabarse-, Holten indica que sólo se trató de una idea que se le pasó por la cabeza mientras bebía con sus amigos.