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Análisis - Las Claves de Hatsune Miku: Project Mirai DX

Análisis - Las Claves de Hatsune Miku: Project Mirai DX
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Hatsune Miku gana ritmo y modos en su estreno para Nintendo 3DS

La popularidad de Hatsune Miku sigue creciendo en Japón, Europa y Estados Unidos. Desarrollado originalmente como un sintetizador de voz, Crypton Future Media ha sabido convencer a sus usuarios con las herramientas adecuadas para que los amantes de la música electro-pop puedan jugar y crear sus propias piezas sin necesidad de estudiar el temido solfeo. Nacida en 2007, la serie ‘Hatsune Miku’ ha ido evolucionando rápidamente en la cultura japonesa, configurándose como un personaje con vida propia que acapara las miradas de millones de personas. En occidente, donde este tipo de experimentos suele quedarse fuera de las fronteras, Miku comienza a despuntar por su carisma como demuestran los diversos anuncios para televisión para marcas como Google y Toyota que han empleado al personaje.

No hablaríamos de esta curiosa fórmula si no tuviera que ver con el mundo de los videojuegos. Para aquellos que no conocían la marca, hay que destacar que en el último año han aparecido en nuestro país varias entregas de la franquicia desarrollada por SEGA, que han extraído lo más importante de la esencia de Miku y la ha convertido en un título musical que cada día suma más adeptos entre sus filas. Tras varias entregas, ahora Miku y sus amigos dan el salto a la portátil de Nintendo con un videojuego muy completo que recoge sus canciones más populares y abre una nueva puerta a la cultura pop japonesa en el mercado occidental.

El ritmo marcado por el lápiz táctil o los botones de 3DS

La ídolo virtual ha protagonizado más de 1.000.000 de canciones, de las cuales 100.000 de las más populares corresponden a creaciones de los propios usuarios. El videojuego que hoy nos ocupa, ‘Hatsune Miku: Project Mirai DX’, cuenta con 48 canciones de temática electro-pop y happy hardcore que habrá que interpretar con el lápiz táctil de la videoconsola. El estilo de juego es de sobra conocido por los amantes de los títulos musicales. De esta manera, el núcleo central del videojuego nos invita a seguir el ritmo pulsando la pantalla táctil en el momento adecuado, así como dibujar con el lápiz en la dirección correcta. El ritmo es esencial para mantener el nivel de combos, y con ello se logra que la interpretación de Miku y sus amigos sea espléndida; de lo contrario, si nos despistamos o no logramos mantener el ritmo, rápidamente nos invitarán a bajar del escenario.

Con el fin de graduar la experiencia para cada usuario existen tres niveles de dificultad para cada canción, dos de ellos desbloqueados desde el inicio. El más complicado, sin embargo, se libera al superar la base de canciones en el modo normal. En los retos con dificultad más elevada, de hecho, es donde se hace patente que el control táctil cuenta con la precisión adecuada que permite superar las fases con una puntuación casi perfecta. En el mismo sentido SEGA ha decidido incluir, además, la posibilidad de interpretar las canciones con los botones frontales -y la cruceta direccional- de la videoconsola. Este segundo método de control ofrece mayor seguridad, más si cabe en los tramos donde se requiere velocidad.

Las 48 canciones que incluye el videojuego dibujan una serie de eventos donde Miku, Ren, Luka y los demás integrantes de la serie cuentan sus propias experiencias en el escenario. Recreadas al estilo chibi, en la pantalla podemos observar las pulsaciones que hay que realizar mientras aparecen videos protagonizados por los diferentes personajes del universo. En cualquier caso, la música entra en la cabeza y sus melodías se quedan instaladas durante una larga temporada, tanto que no es difícil sorprenderse tarareando algunos soniquetes del juego de forma inconsciente.

Toneladas y toneladas de contenido

Se puede defender que 48 canciones son suficientes para cualquier videojuego musical, pero ‘Project Mirai DX’ ofrece multitud de modos periféricos para que el nivel no descienda. De hecho, los modos anexos son casi tan variados en contenido y peso que el propio modo principal.

Así, a base de ir acumulando puntos en el modo principal de la aventura, se irá abriendo acceso a incontables opciones para personalizar la experiencia. Nada más comenzar, sin ir más lejos, hay que seleccionar el personaje que nos acompañará durante la aventura. Éste además tendrá una serie de necesidades que como compañeros tendremos que cubrir. Aquí es donde se expande la experiencia de ‘Hatsune Miku’ y comienza la travesía que enamora a los nipones y que poco a poco va cobrándose seguidores en occidente. Con los puntos obtenidos se pueden comprar nuevos trajes para los personajes, hacerles regalos, ofrecerles una remuneración para que puedan mantener su independencia, comprar muebles para el apartamento en el que residen e incluso adquirir una villa en la playa que desbloquea nuevas funciones. Los más 100 vestidos y conjuntos se puede modificar en cualquier momento, lo que permite que la experiencia de juego sea percibida como única para cada usuario. Existen incluso algunos invitados especiales relacionados directamente con cierto erizo azul que recoge anillos. Pero tratándose de una sorpresa, lo dejaremos aquí.

En todo caso ‘Project Mirai DX’ no termina aquí. SEGA ha decidido poner toda la carne en el asador con la llegada de Miku a Nintendo 3DS y ha optado por incluir numerosos mini juegos con los que interactuar con los personajes: el más destacado, sin duda alguna, es una versión del clásico ‘Puyo Puyo’. También se puede jugar a Mikuversi, una adaptación del juego de tablero Reversi; o trasladar a los personajes al mundo real utilizando las tarjetas de Realidad Virtual que se incluyen con cada copia del juego. El modo teatro y el modo creación cierran el amplio abanico de posibilidades que esconde el juego para Nintendo 3DS. Con la primera opción se puede disfrutar de los videoclips o escuchar la música directamente sin necesidad de jugar, mientras que el modo creación permite al jugador escribir estribillos y definir coreografías de baile para que Miku y el resto de la pandilla las interpreten.

El estilo cabezón característico de Japón convence

El apartado audiovisual de ‘Hatsune Miku: Project Mirai DX’ es el punto más destacado de la producción. Ya hemos repasado la música que se incluye, donde los ritmos electro-pop no cesan desde el primer momento con un amplio abanico de voces basadas en sintetizadores.

Por su parte, el apartado técnico estrena la versión cabezona y super deforme de los protagonistas, otorgándoles un aspecto más adecuado para el público de Nintendo 3DS. Recordamos, de hecho, que las versiones de PlayStation cuentan con el modelado original, donde las divas mantienen las proporciones que tienen los ídolos de masas actuales. Para esta versión, sin embargo, se ha optado por ofrecer un aire mucho más entrañable a los personajes, y que, sorprendentemente, cohabita mucho con la música que los modelados originales. El apartado gráfico es bueno en líneas generales y mantiene la personalidad de cada personaje a la perfección, sin embargo, poco podemos apreciar mientras estamos jugando si no queremos perder la partida.

Advertir que como el resto de títulos de la serie el juego nos ha llegado en inglés -con voces originales en japonés, eso sí-, haciendo que la experiencia fuera del escenario quede mermada por barreras idiomáticas. De hecho, el título incluye funcionalidades de micrófono que permite dar órdenes a los personajes, pero éstas sólo son reconocidas en el idioma anglosajón. En todo caso y por suerte, el nivel de inglés no es muy elevado tratándose de un juego musical.

Conclusiones

Es difícil resistirse al atractivo y carisma del personaje. Pero más allá, ‘Hatsune Miku: Project Mirai DX’ entra por la puerta grande en Nintendo 3DS con un título que sabe mantener el ritmo en todo momento gracias a una cuidada producción, unos valores técnicos por encima de la media de la portátil y toneladas de contenido. Tanto que la obra cuenta con modos y temas suficientes como para mantener la atención del jugador durante semanas centrada en las pantallas de la callejera de Nintendo. Eso sí, cuando os encontréis tarareando un animado ritmo del juego fuera de lugar, no digáis que no estabais advertidos.