Ciencia y Tecnología

Tecnología desde la guardería

Los más pequeños de la casa, entre los dos y los cuatro años, ya pueden comenzar a introducirse en el mundo tecnológico. Pero con ciertas reglas

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Los más pequeños de la casa, entre los dos y los cuatro años, ya pueden comenzar a introducirse en el mundo tecnológico. Pero con ciertas reglas

Son pocos los padres que, a sus retoños, no les han dado un teléfono o una tableta para que «se entretengan». Y en las vacaciones esto puede llegar a un extremo. Si bien es cierto que los progenitores no teníamos este recurso cuando éramos pequeños y aún así nos divertíamos, el mundo digital puede aportar contenidos y habilidades interesantes que tienen que ver con el mundo que les rodea. Se trata de una introducción a lo digital desde lo lúdico con la ventaja de que, al contrario de lo que sucede con la televisión (una actividad pasiva), estamos frente a un entretenimiento interactivo. Permite escuchar otros idiomas y comprender conceptos al vincular palabras con objetos, colores o animales. Puede ser una herramienta para estimular la memoria, introducir en el mundo matemático y hasta aprender sobre nutrición, por ejemplo.

Es importante aclarar desde el inicio que las aplicaciones y juegos recomendados no son un reemplazo, sino apenas un recurso, uno más entre todos los que hay en el mercado. Y, como tal, tiene cualidades muy específicas que sobresalen. Hay quienes señalan entre sus virtudes que los cuentos en un smartphone o tableta les permiten aprender nuevas palabras. Sí, es cierto, pero eso mismo se consigue con un libro o en un viaje. Lo interesante de la tecnología para los más pequeños es la interactividad, el «feedback» que consiguen.

A la hora de decidir aplicaciones, la selección es muy personal y tiene que ver con los intereses del niño, su conducta (¿es inquieto?, ¿se distrae fácilmente?) y tener en cuenta algo fundamental: el tiempo de uso. Éste es probablemente uno de los aspectos más conflictivos del uso de tecnologías en niños pequeños. Un reciente estudio, realizado por Annette Karmiloff-Smith, de la Universidad de Londres, asegura que las tabletas ofrecen una gran estimulación para los cerebros de los recién nacidos. Mucho más que los libros. Las conclusiones, aunque no firmes, según la propia Karmiloff-Smith, se establecieron basándose en un grupo de bebés de entre seis y 10 meses que reconocían mejor el número «3» en una tableta que en un libro. «Los libros son estáticos. A esa edad su sistema visual se siente atraído por el movimiento». Pese a esta recomendación, el uso de tecnologías como éstas, desde una edad tan pequeña, es terreno desconocido. Científicamente hay muy pocos estudios que aborden los efectos positivos o negativos en el desarrollo del cerebro de niños menores de un año que utilicen pantallas táctiles. De hecho, la neuróloga Susan Greenfield (ex directora de la Royal Institution, entidad británica dedicada a investigar en Educación), advierte de que los niños tan pequeños expuestos a pantallas de ordenadores y videojuegos, pueden sufrir de una «demencia temprana».

Entre ambos extremos, está el equilibrio. A partir de los dos años se puede comenzar a introducir a los pequeños en el mundo de la tecnología: una hora diaria (repartida, ya que su interés dura muy poco y no como premio) debería ser suficiente. Lo ideal sería que también se convierta en una actividad que podamos compartir con ellos, del mismo modo que leer un cuento, pintar o tocar un instrumento.

Sugerencias de apps

Ésta es sólo una lista. Aquí no se incluyen las apps cuyo objetivo es pintar objetos, animales o personas, algo que se puede hacer perfectamente en papel ni tampoco juegos que establecen puntos por participar, generando la competencia. El objetivo primordial es que, al igual que otros recursos, sean un estímulo que saca partido de la intercatividad. La gran ventaja de muchas de estas aplicaciones es que no importa si están en otro idioma, ya que no precisan de instrucciones y son muy intuitivas. Todas ellas han sido testadas por un «experto panel de niños pequeños» en un entorno adecuado: hijos propios y ajenos de entre dos y cuatro años.

En la naturaleza

El «Buho Boo» es un recurso muy interesante para quienes disfruten de pasear por el parque o el campo. Los niños aprenden a identificar animales gracias a sus sonidos. Se convierte en un recurso muy interesante porque apela también al oído.

De emoción va el juego

«Avokiddo Emotions» es un recurso muy interesante para los más pequeños en donde lo que se busca es desarrollar la empatía y la habilidad para reconocer emociones. Vistiendo, alimentando o compartiendo juguetes con varios personajes (una jirafa, una cebra, una oveja y un alce) los niños tienen que descubrir qué les hace feliz.

Alimento para el cerebro

La colección de juegos «Duckie Deck» está compuesta de seis minijuegos que les enseñan a probar diferentes comidas, a ordenar una habitación o memorizar situaciones o ubicaciones. La música y los colores ayudan a mantener la atención.

Toca boca

Cualquiera de los juegos de este estudio sueco vale la pena, se trata de dibujos sencillos pero cuidados y muy comprensibles. «Toca Doctor», por ejemplo, es una serie de puzzles diseñados para «aprender» a ser médico. «Toca Nature», es una versión muy infantil de «Minecraft» para diseñar mundos que son visibles desde el cielo, el aire o el mar. De este modo saca partido de la habilidad de los pequeños que ya no sólo tocan y deslizan sus dedos por la pantalla, sino que, intuitivamente, amplían aquello que ven. «Toca Monster» permite introducirse en el mundo de la nutrición y la cocina dándole de comer a dos monstruos con diferentes apetitos por frutas, verduras y carnes. Importante: no tiene compras dentro de la app. Algo que hay que vigilar para no sorprenderse a fin de mes.

A la moda

Con «Tiny Tog-Be the Stylist», los más pequeños se convierten en diseñadores de moda, maquillaje y peinado para los seis personajes de la aplicación. Estimula la creatividad y la memoria.