Ciencias humanas

Desvelar el anonimato frena las noticias falsas

Un estudio, en el que ha participado la Universidad de Zaragoza, ha demostrado que revelar el anonimato promueve la colaboración entre personas, frena la propagación de contenidos falsos en las redes sociales y ayuda a la resolución de conflictos

La viralización de noticias falsas en las redes es un fenómeno cada vez más preocupante
La viralización de noticias falsas en las redes es un fenómeno cada vez más preocupantelarazon

Un equipo internacional, en el que participa el investigador Yamir Moreno, del Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI) de la Universidad de Zaragoza, ha llevado a cabo un estudio sobre comportamiento humano que concluye, entre otras cosas, que desvelar el anonimato frena la propagación de las noticias falsas en las redes sociales y promueve la cooperación entre individuos.

Los resultados de este experimento acaban de ser publicados el la revista Science Advances y “podrían ser relevantes en la era de la globalización como la nuestra, con sistemas sociales en los que el anonimato o su ausencia es importante, por ejemplo, en redes como Twitter o Facebook”, destaca el profesor Moreno.

El estudio contribuye al intento de la ciencia en las últimas décadas a la hora de describir y entender mejor los verdaderos mecanismos que rigen el comportamiento humano no sólo desde el punto de vista individual, sino también cuando interactuamos con nuestros semejantes.

Según Moreno, los reultados son relevantes en la era de la globalización, con sistemas sociales en los que el anonimato o su ausencia es importante, por ejemplo, en redes como Twitter o Facebook».

Dilema del prisionero

En el trabajo, se exponen los resultados de un experimento basado en el dilema del prisionero, que consiste en un juego simétrico en el que los jugadores deben elegir entre dos estrategias: cooperar o no cooperar.

Un total de 154 estudiantes de la Universidad de Economía y Finanzas de Yuannam en China, jugaron varias rondas en pareja. La parejas se establecieron sobre dos criterios: individuos que no se conocían entre sí y otros que ya se conocían previamente. En ninguno de los casos, las parejas sabían el número de rondas que jugarían, aunque sí conocían que la probabilidad de pasar a la siguiente ronda era de un 75%.

Al finalizar una ronda, las parejas se asignaban aleatoriamente hasta conseguir que todos los jugadores de cada grupo, interactuasen entre sí. Los participantes debían elegir siempre entre tres opciones: cooperar, no cooperar o castigar al oponente.

Entre las conclusiones fundamentales del experimento se demostró que la ausencia de anonimato aumentó significativamente la frecuencia de la cooperación, así como la recompensa media por ronda. Por otra parte, la correlación entre los jugadores y las diferentes estrategias utilizadas (cooperar, no cooperar o castigar al adversario) experimentó un cambio importante en el que las acciones más prosociales obtuvieron una mayor recompensa y mejor clasificación en aquellas parejas que ya se conocían.

De esta forma, quedó demostrado que la eliminación del anonimato es un elemento promotor de la cooperación. Desde otra perspectiva, la respuesta de los jugadores al castigo fue esencialmente antisocial, siendo la no cooperació la opción preferida por la inmensa mayoría. En el grupo de jugadores que ya se conocían), la relación entre los oponentes se encauzaba con mayor celeridad, aún después de que el castigo fuese la opción elegida por ambos jugadores al iniciar la ronda.