Investigación científica

Hacia la eterna juventud

El estudio del origen del envejecimiento ayudará a evitar la mayor parte de las enfermedades mortales.

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El estudio del origen del envejecimiento ayudará a evitar la mayor parte de las enfermedades mortales.

En «The Age of Adaline» una mujer, nacida a principios del siglo XX, sufre un accidente antes de cumplir los 30 años que la «condena» a ser eternamente joven. Una sinopsis de una película, que también serviría como preludio de la conversión de la ciencia ficción en realidad. La edad cada vez pasará menos factura. Pocas cosas hay tan claras en la vida como que todos nos vamos a morir. Que nacemos, crecemos, nos reproducimos, envejecemos... ¿O no?

«En las próximas dos o tres décadas podremos controlar el envejecimiento humano y curarlo. Seremos testigos de la muerte de la muerte», declaraba recientemente José Luis Cordeiro, profesor de la Singularity University de Silicon Valley y miembro de la Academia Mundial de Arte y Ciencia, en un evento de prestigio internacional.

Hay científicos de buena reputación y dilatada trayectoria profesional que intentarán lograr la eterna juventud. Y es que la investigación contra el envejecimiento atraviesa un auténtico boom. De considerarlo una realidad inamovible ha pasado a concebirse como un problema científico de primer orden, que puede estar detrás no sólo del deterioro estético, sino también de numerosas enfermedades. Y gracias a este cambio de enfoque muchos investigadores quieren entender ahora los procesos del envejecimiento, porque intuyen que de lograrse se podrían abrir vías para evitar la enfermedad. Por eso, «ya no es tan sorprendente que un investigador de prestigio diga que quiere tratar de frenar el envejecimiento». No obstante, Mónica González, autora de «Morir joven, a los 140», asegura que ésta es un área en la que, sin duda, «continúa habiendo cantamañanas y vendemotos».

Entonces, ¿hasta qué edad serán los seres humanos jóvenes en el futuro? Pese a la imposibilidad de ofrecer una respuesta certera, uno de los hallazgos más sorprendentes, al menos en opinión de González, es el de que hay seres vivos que realmente no encajan en el ciclo clásico de nacer, crecer, reproducirse y morir. «Hay seres que cuanto más envejecen más se reproducen y que parecen no sufrir deterioro alguno con el paso del tiempo» Esto significa, añade, que vivir mucho tiempo no va contra ninguna ley fundamental de la física.

Telómeros

Por su parte, María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), admite que están intentando entender las bases moleculares del envejecimiento porque estos procesos podrían encontrarse en el origen de las enfermedades que actualmente provocan muertes prematuras, como el cáncer, los infartos o las patologías neurodegenerativas. «Sólo entendiendo por qué envejecemos seremos capaces de diagnosticar a tiempo –y, por lo tanto, de aumentar las posibilidades de curación–, de prevenir e, incluso, de tener tratamientos más efectivos cuando estas enfermedades aparezcan».

El grupo de Blasco ha identificado alguno de los mecanismos moleculares que originan el envejecimiento, como el acortamiento de los telómeros, que son unas estructuras que protegen el material genético y que se van desgastando. La manera que han tenido de demostrar que éste es uno de los mecanismos por el que se envejece ha sido la de comprobar que si se acortan más rápido, se acelera el envejecimiento. Y, por otra parte, la de evidenciar que si los telómeros se mantienen largos durante más tiempo en ratones hace que éstos vivan mucho más en buen estado de salud, retrasando la mayor parte de las enfermedades, incluyendo el cáncer. «Esto es lo que se llama una prueba de principio de que nuestra hipótesis es correcta y de que el acortamiento telomérico es relevante en el proceso de envejecimiento», destaca la directora del CNIO.

No es que el envejecimiento se haya empezado a estudiar como si fuera una enfermedad, sino que analizando su origen se pueden entender los motivos por los que se produce, ya que es la raíz de la mayor parte de las patologías que nos abocan a la muerte. Blasco puntualiza que quieren evitar el envejecimiento para frear esas patologías. Y apostilla que, en el futuro, será posible prevenir las enfermedades asociadas a la edad, lo que ya han logrado en ratones. En cualquier caso, matiza que los hábitos de vida o de alimentación influyen. De hecho, en los humanos pueden representar hasta el 80% de la velocidad de envejecimiento.

En este sentido, González apunta que si se entendieran los procesos biológicos por los que se origina el envejecimiento tal vez se comprenderían también las causas de muchas de las enfermedades relacionadas con la edad.

El envejecimiento no lo provocan genes «proenvejecimiento» o genes «terminator». Se produce porque los genes que nos mantienen jóvenes, y que normalmente evitan la acumulación de daños en nuestros ADN, dejan de funcionar correctamente. Blasco piensa que, seguramente, el tiempo durante el que estos genes nos mantienen jóvenes está vinculado con la evolución y la selección natural. «Si una especie tiene más probabilidades de sobrevivir en la naturaleza será más longeva, y esto le permitirá tener más tiempo para reproducirse», agrega.