Meteorología (el tiempo)

La atmósfera será predecible hasta un máximo de tres semanas

La anticipación de las previsiones meteorológicas mejora, aproximadamente, en un día por década

Los modelos actuales tienen un porcentaje de acierto del 95% de un día a otro. Y se acercan al 85% a tres días vista
Los modelos actuales tienen un porcentaje de acierto del 95% de un día a otro. Y se acercan al 85% a tres días vistalarazon

La anticipación de las previsiones meteorológicas mejora, aproximadamente, en un día por década

Los modelos actuales de previsión meteorológica tienen un porcentaje de acierto del 95% de un día a otro. Y se acercan al 85% a tres días vista. Pese a que los pronósticos se elaboren para un intervalo máximo de 10 días, la fiabilidad es menor conforme las alejamos de la jornada en la que se realizan.

Los episodios de temperaturas extremas o de lluvias torrenciales se pueden avisar con cinco días vista. Sin embargo, fuentes consultadas de la Agencia Española de Meteorología (Aemet) recuerdan que no es adecuado hablar de una anticipación general, porque hay demasiada variabilidad. Los anticiclones de verano o invierno pueden preverse con 10 o incluso 15 días vista. En primavera y otoño, en cambio, la atmósfera es mucho más caótica, por lo que 4-8 días sería una buena anticipación. Y en vísperas de un episodio de lluvias torrenciales, la atmósfera es especialmente impredecible, lo que reduce la antelación incluso por debajo de los 3-4 días.

Existe una limitación natural para la anticipación de la predicción del tiempo. La atmósfera será predecible, en un futuro, hasta un máximo de 2-3 semanas. Y es que, aunque no se pueda afirmar con rotundidad que la «anticipación general» sea actualmente de unos 5-7 días, sí que se podría decir que la anticipación de las predicciones está mejorando, aproximadamente, en un día por década.

Jorge Olcina, responsable académico del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, opina que los ciudadanos, más que demandar pronósticos con una semana de adelanto, «exigen» saber el tiempo concreto que hará en su ciudad, incluso en su barrio. Y esto es lo complicado. «Se puede adelantar la llegada de una masa de aire siberiano con cinco días de antelación, pero sólo con 24 horas podemos precisar el tiempo concreto y detallado qué va a hacer en una ciudad o pueblo».

Proceso

El superordenador actual que se utiliza en Aemet tiene varias decenas de miles de más capacidad que el anterior. Y aun así no es suficiente para poder tener un modelo mundial. Por ello, se trabaja en común con los demás países europeos. «Entre todos tenemos el modelo del Centro Europeo de Predicción y uno de los mejores computadoras del mundo. Con los satélites meteorológicos sucede lo mismo». La agencia española utiliza los satélites del Meteosat de Segunda Generación (MSG), que ofrecen multitud de canales de información mucho más ricos que los disponibles anteriormente. Y aseguran que mientras los utilizan, ya trabajan en la tercera generación (MTG).

Existe una red de observación mundial mediante estaciones en tierra, barcos, boyas, aviones, globos sonda y satélites, que son la clave de la mejora que se ha producido en los últimos años. La medición de los datos es muy cara. De hecho, cuanto más pobre es un país menos aporta.

Todos los datos registrados llegan a las agencias meteorológicas gracias a las modernas redes de comunicación. Posteriormente, se introducen en los superordenadores mediante un complejo proceso llamado asimilación de datos. Los modelos atmosféricos –complejos programas matemáticos– «calculan» con ecuaciones físicas cómo estará la atmósfera.

A continuación, los equipos de predictores, los meteorólogos, contrastan los datos observados y los escenarios propuestos por los modelos. Escriben sus predicciones y elaboran el parte meteorológico oficial. Pero estas previsiones, al estar «encorsetadas» a un formato limitado, muchas veces no reflejan todo lo que se podría contar. Por ello, «el futuro de la predicción pasa por la especialización de los predictores para ayudar a la toma de decisiones a los usuarios que lo necesiten», apostillan las fuentes de Aemet. Olcina, por su parte, resalta que hay al menos 20 modelos de predicción en todo el mundo trabajando constantemente para ofrecer resultados de pronóstico meteorológico cada vez más precisos.

Al igual que existe una limitación natural para el alcance de la predicción del tiempo, también puede haberla para la precisión y para la exactitud. Desde la Aemet remarcan que la precisión actual alcanza un máximo de unos cinco kilómetros, pero cuanta más anticipación, menos precisión. Y aunque la exactitud resulte tremendamente difícil de evaluar, ha mejorado de forma notoria, más allá de la típica broma del «fallas más que el hombre del tiempo».

A medida que los procesos telemáticos de la información meteorológica sean más rápidos y permitan revisar los resultados de los modelos con intervalos cada vez menores (15-10 minutos), se irá mejorando en el pronóstico. Sin embargo, Olcina apunta que difícilmente se podrá llegar a una fiabilidad del 100%, dado el carácter caótico del sistema atmosférico, en el que además de variables físicas, como la temperatura, la presión, la precipitación o los vientos, influyen la disposición de las montañas, las líneas de costa, el tamaño de las ciudades, la circulación de los océanos...

Elementos más populares

Es más fácil predecir la temperatura o el viento que la precipitación. Los elementos más complicados de pronosticar son la niebla y las nevadas. En cuanto a fenómenos, los anticiclones van asociados a condiciones muy estables en las que la previsión es más sencilla. Desde la Aemet detallan que las olas de calor no tienen dificultad especial, que el paso de frentes cada vez se predice mejor y que los temporales atlánticos son complejos. En el extremo de dificultad, las lluvias torrenciales asociadas al Mediterráneo son las más impredecibles. De hecho, «pueden caer 300 mm en tres horas en Denia, y en Daimuz ni una gota», sostienen.