Aeronáutica

Los aviones del futuro volarán por la estratosfera

Los vuelos supersónicos e hipersónicos permitirán realizar el trayecto Madrid-Los Ángeles en unas tres horas

A mediados del siglo XXI los vuelos suborbitales serán una realidad
A mediados del siglo XXI los vuelos suborbitales serán una realidadlarazon

Los vuelos supersónicos e hipersónicos permitirán realizar el trayecto Madrid-Los Ángeles en unas tres horas

¿Se imaginan aviones con techos transparentes para ver el cielo durante el vuelo? ¿Y hacer «shopping» a bordo? Los últimos prototipos transforman por completo las cabinas para el disfrute y entretenimiento de los pasajeros. Y si bien los ingenieros aeronáuticos trabajan en el diseño de aeronaves capaces de alcanzar una altitud de 13 kilómetros, ya hay en marcha proyectos que pretenden llegar hasta la estratosfera, a 30.000 metros de altura.

El sector aeroespacial aspira a transportar más peso, más lejos, más deprisa y con más eficiencia energética. En el futuro, los aviones convencionales estarán equipados con más tecnología, tanto a nivel del pasajero –internet a bordo– como de operaciones –navegación por satélite y cálculo dinámico de rutas en función del tráfico–. Por otra parte, los de los vuelos suborbitales serán como naves espaciales que saldrán y reentrarán en la atmósfera para viajar, por ejemplo, desde Madrid a Los Ángeles en tres horas. Vicente Padilla, vicedecano del Colegio Oficial de Ingenieros Aeronáuticos de España (COIAE), explica que ahora todos vuelan en régimen subsónico –por debajo de la velocidad del sonido–, salvo el Concorde, que fue un fracaso comercial. «En los próximos años veremos un salto cualitativo y una fuerte disminución de los tiempos necesarios para unir continentes», agrega. También habrá aviones, totalmente autónomos, que podrán alquilarse para viajes de 300 a 1.000 kilómetros.

Sistemas de control

Los sistemas de control serán biomiméticos. Es decir, se diseñarán a partir de la simulación del movimiento de las aves y los peces para desplazarse y moverse en la naturaleza, lo que implicará la utilización de materiales deformables y con memoria.

A ello, según Miguel Ángel Barcala, director del departamento de Aeronaves y Vehículos Espaciales de la ETSI Aeronáutica y del Espacio, se añadirá no ya el «flight by wire» sino el «flight by light» para mandar información a las superficies móviles o zonas deformables para el control. Asevera que los viajes intercontinentales se realizarán por la estratosfera, por lo que «los vuelos supersónicos e hipersónicos serán una realidad».

La cabina cada vez estará más automatizada. La navegación se realizará exclusivamente por guiado satélite, lo que permitirá cambiar y optimizar la ruta para recortar tiempos en función del tráfico aéreo.

Barcala revela que las aeronaves serán pilotadas desde la propia cabina o desde un puesto en remoto. De igual modo, tendrán el conocimiento de la ruta y de los aviones que volarán en el entorno en aras de decidir las características de la trayectoria más eficiente, en cada instante, para llegar al destino. Y tampoco descarta un centro de control de aeronaves pilotadas en «pool» por un solo piloto, que únicamente tendrá que observar y actuar ante una hipotética decisión crítica que el avión pudiera requerir.

El transporte aéreo se está popularizando. Cada vez es menos exclusivo. Los costes continuarán reduciéndose y el «low cost» se generalizará, incluso para los vuelos intercontinentales. Padilla piensa que en el futuro habrá empresas especializadas en vuelos directos entre dos ciudades y otras en el código compartido e intercambiador «hub».

Menos tiempo

La gran ventaja de los vuelos suborbitales será, sin duda, la reducción de los tiempos. Además, los vehículos autónomos proporcionarán una flexibilidad total, tanto en cuanto a la ruta como respecto a los horarios de salida y regreso. «Esto animará a muchos profesionales a “huir” de las grandes ciudades, porque ya no será tan necesario estar cerca de un aeropuerto bien comunicado. Albacete-Lyon podrá hacerse prácticamente en el mismo tiempo que Madrid-Lyon con los vehículos autónomos», detalla Padilla.

«A mediados del siglo XXI se extenderá el avión autónomo y los vuelos suborbitales serán una realidad». No obstante, el vicedecano del COIAE resalta la necesidad de resolver muchos retos, como la ordenación segura del espacio aéreo, la utilización de energías limpias, la vigilancia extrema para evitar actos terroristas y, sobre todo, la pérdida del miedo a volar en una máquina controlada por un ordenador.

Los motores eléctricos son mucho más eficientes que las turbinas, pero almacenar electricidad resulta complejo y pesado. Y los aviones, por definición, necesitan ser ligeros. «No parece que encontraremos en los próximos 20 años una energía alternativa al combustible líquido». Padilla afirma que una posibilidad más cercana es la utilización de motores híbridos, en los que el generador eléctrico trabajaría de un modo constante en un régimen hípereficiente. La batería suministraría la potencia adicional necesaria para el despegue, que se recargaría poco a poco durante el crucero.

Sostenibilidad

El objetivo prioritario de la aviación del futuro será asegurar su sostenibilidad, frente a la reducción de costes, la comodidad y la variedad de frecuencias que se persigue hoy en día. «Si no conseguimos un transporte aéreo sostenible, estaremos condenados al desastre». Padilla subraya que los motores eficientes per-se no son mejores para el medio ambiente, sino todo lo contrario, ya que aumentan el consumo. Éste se ha reducido un 70% –medido por persona-kilómetro–. Los actuales B787 o A350 consumen unos tres litros a los 100 kilómetros por cada pasajero. Sin embargo, el consumo de combustible, en valor absoluto, se duplicará en los próximos 20 años. Y, por ende, también se duplicarán las emisiones de dióxido de carbono. Una solución sería encontrar tecnologías que transformen las energías limpias en otras de alta densidad que se puedan utilizar en el transporte aéreo. En cualquier caso, el transporte aéreo sólo representa el 2% de las emisiones generadas por la humanidad.