Tecnologías de la Información

Negro Urco, de la selva peruana al mundo digital

Internet se ha convertido, con el paso de los años, en un bien comparable con los más preciados, que ha conseguido hacer del mundo una comunidad global, conectada en su totalidad. Nadie duda del poder inclusivo de la tecnología, incluso para revertir el aislamiento poblacional

Negro Urco, de la selva peruana al mundo digital
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La brecha digital es un hecho. Ojalá se pudiera hablar de que el 100% de la población tiene las mismas oportunidades de acceso a Internet pero, para que esto sea así, aún hay mucho que trabajar.

Un ejemplo de esta falta de conectividad puede ser Latinoamérica, donde más de 100 millones de personas no tienen acceso a Internet. Por este motivo, hemos viajado hasta Negro Urco, una pequeña comunidad originaria ubicada en plena selva peruana, para conocer en profundidad el proyecto Internet para Todos, de Telefónica. El objetivo principal de esta iniciativa es implantar el servicio de telefonía móvil e internet en la zona.

La mayor dificultad de la comunidad: su aislamiento. A esta localidad no llegan carreteras, sino que su único acceso es fluvial. Está situada a orillas del río Napo, uno de los afluentes más importantes del Amazonas. Para desplazarse a la ciudad de Iquitos, la más cercana, hacen falta muchas horas navegando por el río. Allí conocimos de primera mano las dificultades que tienen para acceder a servicios básicos; la realidad es que no cuentan con agua potable, ni canalización y tampoco hay saneamientos. El único generador de electricidad solo aporta tres horas de luz al día. En esta línea, los habitantes de Negro Urco no tienen médicos, sino que existen dos técnicos sanitarios que se encargan de resolver algunos de los problemas de salud a los que se enfrentan en esta comunidad, pero no llega para cubrir todas las necesidades sanitarias de toda la población.

La implantación de un servicio de telefonía móvil e Internet cambió drásticamente la vida en Negro Urco. Cuando Telefónica inició este proyecto, dotó a esta comunidad de lo que más falta les hacía: comunicación inmediata con el exterior. Llezmín, una mujer de la comunidad, se siente agradecida con la llegada de la telefonía móvil; tuvo complicaciones en el parto de su séptimo bebé pero finalmente pudo tener un niño sano y salvo gracias a la comunicación que pudo mantener el técnico de enfermería con el hospital de Santa Clotilde, quienes se encargaron de enviar una avioneta para que la recogiera y la trasladara a un centro hospitalario.

Y es que, similares a este, ha habido muchos otros casos. Alexander, uno de los dos técnicos sanitarios de la región, recuerda otros muchos accidentes, como mordeduras de serpiente o complicaciones en partos, que, al igual que Llezmín, no podrían haber esperado horas de traslado en barca hasta un hospital, por el simple hecho de no disponer de los medios adecuados para pedir ayuda de emergencia.

Un siglo XXI sin gente excluida

En este sentido, Telefónica ha hecho una firme apuesta por evitar la exclusión de millones de personas por falta de conectividad. Por esta razón nace el proyecto Internet para Todos, con objetivo de conectar a los desconectados y evitar que gente se quede atrás en el proceso de digitalización. Según José Juan Haro, Director de Políticas Públicas y de Negocio Mayorista para Latinoamérica de Telefónica, “hay una cosa de la que estamos convencidos: el mundo digital exige que estén todos conectados. No puede haber digitalización con gente excluida. Y para que la gente esté incluida, necesitamos hacer que nuestras redes lleguen a todos los confines de las sociedades en las que operamos. Y por tanto es una responsabilidad de Telefónica, y es una responsabilidad absolutamente alineada con nuestros valores”.

Aunque su implantación está siendo progresiva, ya se ven los primeros resultados. A día de hoy ya se ha podido llegar a más de 3.000 poblaciones aisladas de Perú, lo que significa que más de 600.000 personas tienen acceso a Internet y telefonía móvil en lugares remotos peruanos. Por muy positivas que sean estas cifras, el objetivo es claro a la vez que ambicioso: llegar a todos y cada uno de los rincones del país andino para que nadie quede desconectado.

Internet: una fuente de oportunidades

El acceso a Internet también puede proporcionar nuevas oportunidades de desarrollo a personas que viven en zonas prácticamente aisladas, como Tuta Pischo. La tecnología ha hecho posible que Romario Baca, un joven habitante de la comunidad, se haya convertido en la primera persona que ha accedido a la universidad, gracias a la Beca 18 que el Estado peruano ofrece a jóvenes sin recursos.

Su tía llamó a Romario para hablarle de la existencia de dicha ayuda para estudiar y pudo acceder a toda la información desde su propio dispositivo móvil. Poco tiempo después, viajó hasta la ciudad de Iquitos para postularse como candidato para obtenerla. “Yo terminé en el 2013 mi secundaria y vine a dar mi examen acá a la Universidad Científica del Perú, a la Facultad de Educación. Ingresé en el segundo puesto con 75 puntos y solamente había 7 vacantes. Y de las 7 vacantes me he quedado yo solito de mi pueblo”, relata el propio Romario Baca. “Estoy estudiando para educar a los niños y para solucionar la problemática que se genera en mi pueblo, ya que la gran mayoría no tiene la oportunidad de salir de allí, y mucho menos de estudiar en una universidad. Y también quiero ser un ejemplo para todos ellos. Lo primero que yo busqué en Internet es la procedencia de mi cultura. Yo necesitaba saber más a fondo de mi cultura. Y yo iba leyendo, leyendo, y el que lee tiene opinión en cualquier lugar. Ahora tengo nuevos conocimientos y voy a poder compartirlos con la gente de mi comunidad”, nos cuenta Romario.

Una gran ventana abierta al conocimiento

Tito Tapullima es profesor de primaria en Negro Urco desde 2005 y fue uno de los afortunados que, hace poco, recibió con vítores la llegada de 5 ordenadores portátiles.

Respecto a la llegada de Internet a la comunidad, dice que “tanto a la comunidad como a la institución educativa nos está dando muchos beneficios. Tenemos una pequeña biblioteca, pero no es suficiente. Ahora el maestro cuando busca una información puede acceder a alguna página web y puede elaborar materiales para adecuar las clases a las necesidades y al interés de los estudiantes. Y en cuanto a los alumnos, Internet ha permitido también ir fortaleciendo su nivel de conocimiento, descubrir lo que pasa en el mundo. Ahora, en nuestras manos están toditas las informaciones. Ha habido un cambio total en la comunidad”.

Innovación sostenible

El desarrollo sostenible está presente en todos los proyectos que Telefónica lleva a cabo, e Internet para Todos no podía ser menos. Se apoya en estos tres pilares para garantizar su sostenibilidad:

1. Sostenibilidad humana: se trata de incluir a todos en el mundo digital, sin que nadie se quede atrás.

2. Rentabilidad: la rentabilidad es imprescindible para que el esfuerzo de llevar a cabo el proyecto pueda continuar en el tiempo.

3. Sostenibilidad medioambiental: en los despliegues de red necesarios para llegar a estas zonas remotas de la Amazonia, se tienen en cuenta criterios medioambientales para no dañar el entorno.

Un mundo más conectado, un mundo más humano

La primera consecuencia de la puesta en marcha de este proyecto ha sido que en Negro Urco ya no se concibe un día sin Internet. José Cubas, el APU de Negro Urco, máxima autoridad de la comunidad, se ríe al contar que “la antena está en Huaman Urco, y a veces por el tiempo y la altura hay problemas de señal. Entonces la gente llama, “¿qué pasó?, ¿qué pasó? Cuando no hay señal, todo el mundo patalea”.

Telefónica asume una enorme responsabilidad para conseguir que nadie se sienta olvidado ni excluido. Detrás de este compromiso está el trabajo de muchas personas, quienes han luchado contra todos los contratiempos para llevar las redes hasta todos los confines de Latinoamérica: “Este proyecto nos ha dado la oportunidad de sentir lo que realmente significa transformar la vida de las personas. Conectarlas al mundo es algo que es espectacular, y creo que vale la pena luchar por eso”, concluye José Juan.