Ciencia

«La tecnología terminará con la clase media» (según Stephen Hawking)

El científico británico insiste en que «no podemos seguir ignorando la desigualdad. Tenemos los medios para destruir el planeta, pero no para salir de él», alerta

«La tecnología terminará con la clase media» (según Stephen Hawking)
«La tecnología terminará con la clase media» (según Stephen Hawking)larazon

El científico británico insiste en que «no podemos seguir ignorando la desigualdad. Tenemos los medios para destruir el planeta, pero no para salir de él», alerta

En los últimos años, quizá por su interés por los agujeros negros, Stephen Hawking ha comenzado a mostrar una vena apocalíptica que le ha llevado a vaticinar el fin de la humanidad a manos de la inteligencia artificial, el cambio climático, la guerra nuclear y/o la ingeniería genética. Desafortunadamente para las siguientes generaciones, el suceso más cercano que se llevará por delante a nuestra especie, ocurrirá en unos pocos años, provocado por los avances en robótica e inteligencia artificial. Siempre según Hawking, que es considerado el científico más brillante de nuestra era por muchos de sus colegas.

Ahora, en una columna en el periódico inglés «The Guardian», con el auspicioso título de «Estos son los tiempos más peligrosos para nuestro planeta», el físico británico postula una nueva amenaza desde el mismo comienzo: «No podemos continuar ignorando la desigualdad; tenemos los medios para destruir el planeta, pero no para escapar de él».

La columna, publicada el pasado jueves, expone los diferentes argumentos que han conducido a Hawking a la conclusión de que «se acabó lo que se daba» para los humanos y, aunque muy intrincados entre sí, hemos intentado resumirlos en apartados individuales.

- Política

Para el científico inglés, el rechazo de las élites tanto en Estados Unidos, al votar a Trump, como en Gran Bretaña, al afianzar el Brexit, muestran un enfado del público masivo que se siente abandonado por sus líderes. «Fue – asegura en su columna – como la mayoría de los observadores han coincidido, el momento en el que los olvidados han hablado y encontrado una voz que rechaza los consejos y la guía de los expertos y la élite».

- Automatización de la industria

En el último año, los datos relacionados con la pérdida de trabajos a manos de robots han ido en aumento y cada vez son más los campos en los que androides, algoritmos o máquinas desempeñan la función que antes era propiedad de los humanos. «La escalada de la inteligencia artificial –argumenta Hawking– probablemente profundizará esta pérdida de trabajos en la clase media y sólo los puestos más creativos, más vinculados a la atención médica o los roles de supervisión, continuarán siendo propiedad nuestra».

- Internet

Cuando el hoy gigante de las redes sociales Facebook compró Instagram por mil millones de dólares, esta última tenía apenas 13 empleados. En Estados Unidos 26 de los 27,5 millones de empresas pequeñas (con menos de 500 empleados) tienen el tamaño de Instagram, o son más pequeñas según un informe de « Small Business Administration» del país. «Internet – afirma Hawking – ha permitido que grupos de muy pocas personas ganen muchísimo dinero con muy pocos empleados. Esto aumentará la de por sí amplia brecha social y la desigualdad alrededor del mundo. Esto es inevitable, es progreso, pero al mismo tiempo es destructivo socialmente».

- Desigualdad

Lo anteriormente dicho, según explica el físico en su columna del periódico británico, producirá otros efectos. «A medida que la globalización avanza, tanto en cuanto a internet como en redes sociales, la naturaleza de estas desigualdades se hará más evidente. Para mí la capacidad de comunicarme ha sido una experiencia liberadora y positiva. De otro modo no hubiera podido continuar con mi trabajo estos últimos años. Pero, al mismo tiempo, la vida de las personas más ricas del planeta, en las regiones más prósperas, son ahora visibles para todos, sin importar cuán pobres sean, y dado que hay más gente con un smartphone que con acceso a agua potable en el África subsahariana, cada vez menos gente podrá escapar de esa desigualdad».

- Consecuencias

Todo lo explicado anteriormente tiene consecuencias visibles ya mismo, afirma Stephen Hawking. La población rural que acude a las grandes urbes, los pueblos abandonados y que «el nirvana de Instagram, cuando no está disponible en su lugar, impulsa a emigrar a otros destinos, produciendo cada vez más inmigrates económicos que ponen nuevas presiones en las infraestructuras y las economías de los países a los que llegan, disminuyendo la tolerancia y propagando ideas de populismo».

Para Hawking, ahora más que en ningún otro momento en nuestra historia, la especie humana debe trabajar unida. «Nos enfrentamos a enormes problemas ambientales –señala en «The Guardian»–: el cambio climático, la producción de alimentos, la sobrepoblación, la extinción de especies, las epidemias y la acidificación de los océanos».

- La solución

Afortunadamente este genio científico no sólo aporta una visión apocalíptica, también abre la puerta a posibles valles en el escarpado paisaje que pinta. En su texto habla de que es necesario romper barreras en lugar de construirlas. Asegura que debemos admitir que nuestros líderes han fallado y están decepcionando a muchas personas. «Vamos a tener que aprender a compartir más de lo que lo estamos haciendo. Están desapareciendo no sólo puestos de trabajo, sino industrias enteras y debemos ayudar a quienes se enfrentan a este nuevo mundo. Si las comunidades no pueden hacerse cargo de la migración, habrá que hacer un mayor hincapié en el desarrollo global, el único modo de conseguir que millones de personas quieran buscar un futuro en su propio hogar».

- Conclusión

Sin duda, Hawking tiene razón en que nos encontramos en un momento complejo y muy difícil. Pero también en uno en el que la ciencia ha avanzado tanto como para permitir trasplantes de rostro y edición genética para tratar enfermedades hereditarias. Quizá sea hora de que la ciencia y la tecnología también sean consideradas como herramientas imprescindibles para resolver los dilemas que nos esperan y nos ayuden a reducir cada vez más las desigualdades sociales y, así, obtengan el estatus de Patrimonio de la Humanidad. Puede que aprendamos algo de ellas: a trabajar juntos, como asegura Hawking.

Luz verde para hawking

134 veces más ricos los que vivven en países desarrollados

En muchos aspectos, las afirmaciones del físico inglés son acertadas. Cuando Stephen Hawking señala la división entre naciones, los ejemplos son tan cercanos como Cataluña y tan lejanos como (en el tiempo, la cultura y la afinidad) en los Balcanes. También es cierto que las redes sociales y la creciente disponibilidad tecnológica (léase tener un teléfono inteligente) han hecho que más personas puedan ver lo que hace la parte más afortunada de la humanidad. Por otra parte, problemas como la acidificación de los océanos son de rigurosa actualidad. Esta misma semana un informe de la Unesco, realizado por la Universidad James Cook de Australia, señalaba que se han perdido, debido al aumento de las temperaturas de los océanos, unos 500 kilómetros de arrecifes de coral solamente en dicho país, víctimas del blanqueamiento. Que cada vez más puestos de trabajo sean ocupados por sistemas de inteligencia artificial es un hecho. Un informe de la consultora estadounidense McKinsey & Co explica que si bien actualmente un 5 por ciento de los trabajos pueden ser automatizados por completo, en 2030 en el 60 por ciento de los oficios las máquinas harán una tercera parte de su trabajo. Algo que sólo en Estados Unidos representará una pérdida anual de 2 billones de dólares en salarios. La desigualdad es otro aspecto que, aunque difícil de medir acertadamente, también habría aumentado. De acuerdo con datos del Maddison Project, las personas que vivían en los países más ricos en 1960 eran 33 veces más ricas que aquellas que vivían en regiones pobres. Puede parecer mucho, pero lo cierto es que en el año 2000 las cifras treparon: los que vivían en países desarrollados eran 134 veces más ricos. La extinción de especies es otro parámetro que debería preocuparnos, ya que el Fondo para la Conservación de la Naturaleza (WWF) afirma que la extinción actual es entre mil y 10.000 veces mayor que el ritmo natural.

Luz roja para Hawking

Uno de cada tres europeos, pensionista en 2050

Como toda opinión, venga de quien venga, es necesario matizarla o al menos respaldarla con datos. Cuando Hawking habla de la producción de alimentos necesaria para una población en aumento, se olvida señalar que el 50% de la comida en los países desarrollados se tira a la basura, según un estudio realizado en Gran Bretaña por el Institution of Mechanical Engineers. En EE UU las cifras coinciden según un informe del World Resources Institute. Y a nivel mundial la FAO afirma que casi un tercio de la comida destinada a consumo humano se pierde. Si nos centramos en la sobrepoblación, lo que genera problemas es la mala distribución. En 2010, 1.200 millones de personas vivían en países desarrollados, según la ONU. Y 5.700 en las regiones menos desarrolladas. Las previsiones señalan que en 2030 la población habrá aumentado 44 millones en la primera región y 1.300 en la segunda por la baja tasa de natalidad. Eso provocará que la población activa en los países desarrollados pasará de 835 millones a 795, mientras que en el resto se incrementará en 1.000 millones. Esta progresión hará que en 2050 la edad media de los europeos pase de 37,7 años a 52,3 de acuerdo con William H. Frey, del Brookins Institution Think Thank. Y una de cada tres personas en el mundo desarrollado sea pensionista. Al mismo tiempo, la disponibilidad de tecnología en países no desarrollados ha permitido que muchos estudiantes tengan acceso a una educación on-line gratuita impartida por las principales universidades del mundo; ha facilitado la creación de baterías a partir de orina, sistemas de potabilización de agua y métodos para conservar vacunas sin refrigeración. La tecnología no es culpable de la destrucción de empleos, la necesidad de programadores, diseñadores, informáticos... sigue siendo elevada. Si hay que señalar culpa, ésta debería ir a un sistema que no ha sabido ir acorde con estos cambios. Quizás sea la hora de incluir entre las asignaturas una que diferencia a las máquinas de los humanos: la imaginación, una cualidad que rara vez se estimula en la educación.