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Qué sabemos y qué queremos de la Play Station 5

Comienzan las primeras «filtraciones» y pronósticos de una consola que promete revolucionar el mercado en 2018 con una potente velocidad de procesamiento y de memoria.

Los mandos tendrán probablemente cualidades similares a las de la Nintendo Switch
Los mandos tendrán probablemente cualidades similares a las de la Nintendo Switchlarazon

Comienzan las primeras «filtraciones» y pronósticos de una consola que promete revolucionar el mercado en 2018 con una potente velocidad de procesamiento y de memoria.

Sería justo comenzar por el inicio. En 1994, en plena campaña navideña, Sony lanza una nueva consola de videojuegos. En un alarde de ingenio y derroche de creatividad, la bautiza Play Station (básicamente Estación de Juegos). Aunque en aquellos tiempo asombró por sus cualidades, si la analizamos hoy, aquella consola inaugural tenía la misma capacidad de procesamiento de un Peeble Watch actual.

Lo que se espera de la PS5 ha comenzado a circular gracias a un artículo firmado por Damian Thong en «Wall Street Journal». Y se le ha dado mucha credibilidad no sólo porque aparece en dicho medio, sino porque Thong fue quien adelantó y acertó en el lanzamiento y en algunas de las especificaciones tanto de la PS4 Pro y la versión Slim. De acuerdo con este analista en un año aproximadamente veremos la PS5. ¿Qué podemos esperar de ella? Vayamos a los datos.

Según una infografía lanzada por Sony unos meses atrás, la PS4 era 43 veces más potente que la PS2. Aunque este tipo de comparaciones son muy complejas (hay que medir los megahercios, los núcleos, la GPU y la CPU, junto a la arquitectura total), sí podemos señalar que mientras la primera consola de Sony no tenía disco duro y su memoria RAM no sobrepasaba los 2 MB, la última versión tiene una memoria de hasta 1 TB y es tan potente como el superordenador ASCI RED, que en el año 1999 ocupó el primer lugar entre los 500 más potentes del mundo.

Si la PS5 llegará en 2018, podemos especular que será tan o más potente como el superordenador que tuvo el oro en 2002. Estamos hablando de una «bestia» cuya velocidad de procesamiento era de 12 Teraflops, 6 TB de memoria.

¿Es ilógico? En absoluto. La PS5 sin duda va a exceder los 10 teraflops y los 5 TB de memoria. Probablemente siga contando con procesadores de ocho núcleos, pero serán al menos un 50% más potentes que los que vestía la PS4. Y lo mismo ocurrirá con la tarjeta gráfica (GPU) que comienza a adaptarse tanto a la calidad 4K como a la realidad virtual. Y aquí es cuando llega lo que nos gustaría ver de la PS5.

Una de las primeras es un uso más extensivo de la inteligencia artificial. En un mundo tecnológico en el que Amazon, Google, Apple, Samsung y otras ya han lanzado al mercado su propio asistente de IA, Sony, con su producto bandera, también debería hacerlo. Y el mejor expositor para ello es sin duda la PS5, con un sistema que facilite la conectividad, el acceso a juegos y la sincronización con otros productos de la marca.

En cuanto a conectividad, esperamos y deseamos que esté preparado para lidiar con 5G, una realidad que en 2018 veremos en muchos sitios. De lo contrario se puede quedar muy pronto atrás. Esto le obligaría también a adaptar y evolucionar su sistema de captura, tanto para grabaciones de partida como para realizar transmisiones en directo. También debería poder con la resolución 4K y, más importante aún, con la realidad virtual.

Haber vendido más de 200 millones de consolas, le obliga a Sony, por un lado, a elevar el listón para la próxima generación de jugadores y, por otro, a poner a disposición de los programadores y desarrolladores de juegos una plataforma que les habilite a la hora de crear los contenidos de calidad que hagan despegar la realidad virtual.

En cuanto a los mandos, estos también se adaptarán y probablemente lleguen con algunas cualidades similares a las que presentó la Nintendo Switch con los suyos: más adaptables a los diferentes tipos de juego y hasta divisibles, para involucrar a más jugadores.

Justamente estos son los que se quejan de algo que Sony debería revisar: su política de cobrar por la conexión al sistema; a menos que logre algún tipo de conectividad entre los usuarios de móviles Sony, que les permita usar los datos de su tarjeta, lo que sería una situación ganadora por ambos extremos.

Por último y si de pedir se trata, no estaría nada mal que la PS5 incluya un disco duro portátil en el que se guarden las partidas y se pueda conectar al móvil para continuar jugando aunque no estemos en casa. Más o menos como la Nintendo Switch, pero un sistema en el que la pantalla fuera el smartphone.