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Antonio Miura: «Sobrevivir 175 años es una quimera para cualquier negocio»

La legendaria ganadería de Miura será lidiada, mañana, en el último festejo de la feria de San Isidro, por Rafaelillo, Dávila Miura y Rubén Pinar

El ganadero Antonio Miura, en los aledaños de la Maestranza de Sevilla
El ganadero Antonio Miura, en los aledaños de la Maestranza de Sevillalarazon

«Respeto que a Eduardo le haga ilusión torear la corrida de casa en una fecha tan especial, pero a mí, personalmente, no me gusta, es un dosis extra de intranquilidad, a los muchísimos nervios que ya de por sí genera enviar una corrida en Madrid». Habla Antonio Miura. Su sobrino Eduardo Dávila Miura abrirá el cartel de la legendaria divisa de Zahariche el año que se celebra el 175 aniversario de la ganadería sevillana. «Él se ha criado en casa y lo ha mamado, le tenemos un grandísimo aprecio, por eso, verle torear nuestros toros, me hará pasar un mal rato, aunque le comprendo y, además, si en Sevilla y Pamplona salió todo bien, no tiene porqué ser diferente en Madrid», trata de autoconvencerse.

Sobre la onomástica, Antonio Miura saca pecho: «Es una fecha bonita, que no está al alcance ya no sólo de cualquier ganadería, sobrevivir 175 años es una quimera para cualquier tipo de negocio, Miura es una ganadería familiar, a la antigua, que ha pasado de padres a hijos durante cinco generaciones, aprendiendo unos de otros en el campo, estamos muy orgullosos de mantener ese encanto».

Para estar a la altura de tan señalada fecha, desde Lora del Río viajará un encierro compuesto por «negros y cárdenos, con la personalidad de casa». «Hay ocho toros reseñados, no nos gusta hablar de los sementales, porque, de hecho, seleccionamos fijándonos más en la reata de las madres, pero viene de varias familias y creemos que, sobre todo, por su presentación gustará al aficionado de Madrid, son animales muy serios, con cuajo y mucho trapío, lo que se espera de Miura en Las Ventas», confirma valorando «el tremendo respeto que la afición de Madrid tiene por nuestra ganadería». «En los últimos años la expectación por vernos ha sido máxima y hubo toros que gustaron una barbaridad como aquel ‘Zahonero’, con embestidas hasta muy dulces para los toreros, nos honra ese interés», concluye.