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Dávila Miura: «Anunciarme dos tardes era jugar a dos bandas»

El torero regresa once años después a Las Ventas con la corrida de Miura.

Dávila Miura: «Anunciarme dos tardes era jugar a dos bandas»
Dávila Miura: «Anunciarme dos tardes era jugar a dos bandas»larazon

El torero regresa once años después a Las Ventas con la corrida de Miura.

Se retiró en la temporada de 2006 y desde entonces sólo ha vuelto para encarar hazañas y siempre frente la gesta de anunciarse con la ganadería de la familia: Miura. Lo hizo primero en Sevilla, después fue Pamplona y ahora toca Madrid. Tiene claro el camino. Y ahora lo disfruta. Y sufre. La vida de torero «que tanto he echado de menos». Las Ventas, a pesar de sus muchos paseíllos, sigue siendo «la espina clavada».

–¿En qué momento se plantea anunciarse en Madrid?

–Esto viene de seguir la línea de lo que fue Sevilla y Pamplona. Madrid es Madrid pero el nivel de estas plazas también ha sido de mucha responsabilidad y ahora me planteo disfrutar, a pesar de la presión añadida que supone esta plaza.

–¿Cómo está siendo la preparación?

–La preparación bien. Siempre hay dudas de cómo te vas a encontrar, incertidumbre, pero siempre he sido un torero responsable a la hora de prepararme porque me gusta la vida de torero. Y de hecho lo he echado mucho de menos. Esto es mucho más que la corrida.

–¿Merece la pena tanto esfuerzo para solo una tarde?

–Muchas veces me sorprende la gente me lo pregunta... No es una tarde es la tarde. Yo preparo esta corrida como si fuera la última. Mi objetivo tanto en Sevilla como en Pamplona era dar la imagen de un torero que está en activo y creo que en parte lo he conseguido.

–¿Siente ya el miedo?

–En el fondo siento alegría. Poder decir quiero torear en Madrid y hacerlo en la plaza más importante es lo que uno sueña. Cuando uno quiere ser torero quiere sentir ese miedo y esa responsabilidad. Ser torero para torear en sitios sin importancia no merece la pena, con todos mis respetos. Aquí se pasa mucho miedo, pero es a lo que uno aspira.

–¿Cómo ha sido su relación con Las Ventas?

–Es otra de las cosas que me lleva a hacer esto. Es mi gran espina clavada como torero. Toreé bastante, alrededor de unas 25 tardes, pero nunca conseguí estar al nivel que quise. Así que tengo mis cuentas pendientes.

–¿Cómo cree que le van a recibir?

–A veces pienso en ello pero no quiero que me preocupe. Ahora tengo que gastar las fuerzas en las cosas que puedo cambiar yo. Respetaré lo que hagan y además no creo que merezca nada distinto a los demás y Madrid es exigente. Quiero llegar muy concentrado y que me encuentre lo que me encuentre.

–¿Se plantea hacer temporada?

–Está totalmente descartado. Me voy capaz de asumir estos retos puntuales con la ganadería de Miura, pero no me veo con la ilusión de competir con el resto de toreros ni encauzar una temporada.

–Pero no hace apuesta fácil.

–Pero al final en la vida las motivaciones son muy importantes y para mí la ganadería de Miura es una motivación. Para otra persona igual es inexplicable, pero para mí es la ganadería de mi familia, donde me he criado y mi camino está unido. Detrás de todo hay una historia personal, yo me quedo con lo que estoy viviendo con mi familia y con torear una corrida de Miura y no caer en la comodidad.

–¿Cómo son los toros de Miura?

–Son toros con una tremenda personalidad, tanto zootécnicamente como en su comportamiento. Lo ves desde el campo o en la plaza. Si llevan 175 años será por algo.

–¿Hay alguna tecla mágica?

–La tecla en general para cualquier ganadería es concentrarte en que el toro que es bueno es bueno de la ganadería que sea y el que es malo es malo de la misma manera. Si tuviéramos esa capacidad de olvidarnos del hierro del toro sería todo mucho más fácil. Pero hay una gran carga emocional y con los prejuicios tienes mucha parte perdida.

–¿Le asusta que le salga un toro de Miura con problemas?

–Me asusta mucho que me salga ese toro de Miura con muchos problemas, con esa dureza especial, ese toro de Miura realmente complicado y si pienso que va a ser en Madrid...

–¿Le quita el sueño?

–Ahora estoy tranquilo, quizá Sevilla lo pasé peor porque llevaba nueve años sin torear y Pamplona lo llevé mejor. Mi gran suerte es que en estos nueve años nunca he desconectado de mi profesión. Cuando he apoderado a un torero me he enriquecido y con los aficionados prácticos, he mantenido el hilo conductor.

–¿Ha seguido toreando en el campo durante estos años?

–Nunca he dejado de torear en el campo. En Zahariche y con ganaderos amigos. Pero de aquí a nada dejaré de dormir y empezaré a mirar debajo de la cama y a ver si están los toros por allí.

–¿Qué es lo que más le asusta?

–La responsabilidad. Ese momento de verme en el patio de cuadrillas liada para torear y saber que tienes que tirar para adelante y arriesgar y saber que hay mucha gente pendiente... Ojalá sea la entrada en Madrid. Sería muy bonito después de volver a Las Ventas después de tantos años que dios me regalara un toro de Miura que medio embista y yo esté bien con él...

–¿Se planteó torear una de Miura y otra de distinta ganadería?

–Pues Canorea en Sevilla me ofreció otra corrida además de la de Miura y se lo agradecí mucho como torero, pero creo que no era el camino correcto. Iba a Sevilla a reaparecer con esta corrida porque le daba sentido a todo esto. Anunciarme dos tardes en Madrid era jugar a dos bandas y el camino puro era este. Es más arriesgado, pero es el camino de la verdad.

–Entonces debe salir bien.

–Eso es lo que yo pienso.