Albacete

De cabeza y corazón

Ponce y Roca Rey abren la puerta grande en la corrida de ASPRONA de Albacete.

De cabeza y corazón
De cabeza y corazónlarazon

Ponce y Roca Rey abren la puerta grande en la corrida de ASPRONA de Albacete.

Toros de Las Ramblas, bien presentados y de juego desigual, destacando el lidiado en segundo lugar.

Enrique Ponce (de grana y oro), entera y dos descabellos, ovación con aviso; entera, aviso, dos orejas.

Cayetano (de prusia y azabache), media y dos descabellos, ovación; entera, oreja.

Roca Rey (de grana y oro), entera, aviso, dos orejas; dos pinchazos, media, silencio.

De las cuadrillas destacó Iván García.

La tradicional corrida a beneficio de ASprona, festejo que llegaba a su cuadragésimo quinta edición, se sustanció en la lidia de dos toros, tercero y cuarto. En estos casi sesenta minutos la función vivió sus momentos de mayor intensidad y emoción y se evidenció su fundamento. Roca Rey, que derrochó valor, ganó ya su salida a hombros en su primer turno y, tras la merienda, Ponce, que pudo tocar pelo con el que abrió plaza, no quiso irse andando y demostró otra vez una capacidad y una ciencia lidiadora que certifican el porqué lleva casi treinta años como figura indiscutible.

No desentonó el encierro de Las Ramblas, bien presentado y con seriedad, demostrando que no hacen falta kilos para que haya trapío, y con el sólo pero de la falta de fuerza en alguno de sus ejemplares, lo que condicionó decisivamente su lidia. Y un pelín más de fuerza, o empuje, fue lo que le faltó al primero, con el que Ponce buscó lucir al torear de capa. Una serie de tanteo le bastó para engancharle a la muleta, toreando con temple y parsimonia en redondo y con largura al natural, demostrando en todo momento una superioridad absoluta. Se amorcilló el toro y tardó mucho en doblar tras la estocada y eso privó al de Chiva de llevarse ya, al menos, una oreja. No se le escapó el triunfo con el cuarto, mansón y desentendido de salida y que dobló tras su paso por el peto. Pero Ponce no tuvo dudas y brindó su muerte al público. Con suavidad, mimo, cadencia, acoplándose al ritmo de su oponente, al que acabó convenciendo para que le obediciese en todo lo que le le ordenó. Una estocada en todo lo alto, inapelable, hizo que a sus manos fuesen las dos orejas.

Hubo cierto desorden en la lidia del tercero, con el que anduvo solvente y hábil Roca Rey, que derrochó valor a espuertas con un ejemplar que gazapeó pronto y estuvo siempre pendiente de un torero que no se inmutó ante el peligro que tuvo enfrente. Fue más claro por el pitón izquierdo pero no por ello desdeñó el diestro el otro, apurando un quehacer valentísimo y entregado. Tampoco hubo ideas claras al lidiar en los primeros tecios al sexto, que cabeceó con malas intenciones y no dio facilidades. De nuevo el peruano hizo un larde de valor y ganas y le dio al toro más coba de la que a lo mejor merecía.

Cayetano sorteó el mejor toro de la tarde, el segundo, con el que se hizo ovacionar al recibirle de capa. Muy dispuesto abrió su faena de muleta de rodillas y pegado a los tableros. El de Las Ramblas se desplazaba con tranco y nobleza, con alegría y buen son pero la labor de su matador tuvo muchas intermitencias y no acabó de despegar. Pero con la gente ya volcada, el estoconazo con que despenó al segundo de su lote tras una faena en la que ni toro ni torero lo vieron claro en ningún momento..