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El héroe castigado

La Razón
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Saúl Jiménez Fortes volvió a desafiar, con la verdad de su cuerpo, a su destino y, por desgracia, fue castigado una vez más con el sufrimiento y la sangre. El torero malagueño, que nació hace tan sólo un cuarto de siglo, lleva en su cuerpo tatuadas más de 15 marcas de guerra, ocho de ellas sufridas en las pasadas dos temporadas, siendo las dos últimas las más graves de toda su carrera. A pesar de que esta campaña comenzó brillante en sus actuaciones y demostró con creces el gran momento en el que se encontraba, el destino le jugó una mala pasada. El pasado 14 de mayo estuvo a punto de perder la vida en la plaza de Las Ventas cuando recibió dos cornadas en el cuello, una de 15 centímetros, que contusionó la yugular y la carótida, y otra de 10, que bordeó la parótida. La tauromaquia ha tratado con mucha dureza al joven torero, quien a pesar de haber pasado por momentos muy delicados, sólo tiene una cosa muy clara: quiere llegar a ser figura del toreo, pase lo que pase. Así lo refleja cada tarde en la arena y lo demostró en su reaparición, un mes después de la grave cornada, al salir a hombros en Badajoz, el 25 de junio. Saúl Jiménez Fortes tiene un ángel que le devuelve a la vida y le acompaña en cada uno de los desgarradores percances vividos.