Albacete

El secreto de las cosas bien hechas, o casi

Rubén Pinar vuelve a salir a hombros tras cortar tres orejas en el cierre de la Feria de los Llanos de Albacete.

Un momento de la corrida
Un momento de la corridalarazon

Rubén Pinar vuelve a salir a hombros tras cortar tres orejas en el cierre de la Feria de los Llanos de Albacete.

Albacete. Décima de feria. Se lidiaron toros de la ganadería de Daniel Ruiz, bien presentados y de buen juego en conjunto, destacando el 2º y el 4º. La plaza registró lleno «de no hay billetes».

El Juli, de burdeos y oro, entera y descabello (palmas con aviso); entera y tres descabellos (ovación).

Rubén Pinar, de rojo y oro, pinchazo y estocada (oreja); entera (dos orejas).

López Simón, de grosella y oro, pinchazo y estocada, (oreja); pinchazo y media (silencio).

De las cuadrillas destacaron el algecereño José María Soler y Domingo Siro.

Que cuando las cosas se hacen bien suelen salir conforme se espera es cosa poco menos que de perogrullo, Pero ¿cuál es el secreto para hacer las cosas bien? Le plantearon esta cuestión a Gaudí y el genial arquitecto catalán respondió que para ello eran precisas dos circunstancias: primero, hacer todo con amor y, segundo, dominar la técnica que se haya de aplicar. Y la empresa gestora de la plaza de Albacete, qué duda cabe, para que esta feria se cerrase con el brillo y esplendor que han sido constante en este serial, demostró amor a su oficio y respeto por su clientela y ofreció un cartel con grandes atractivos, combinando una máxima figura que ha sido el gran triunfador en este abono durante los últimos dos años, una de las grandes novedades de la temporada y a uno de los grandes destacados de este ciclo que ayer se abrochaba y que también a lo largo de la campaña ha demostrado que se puede contar con él.

Enfrente les puso un encierro de Daniel Ruiz, ganadero que también en las dos últimas ediciones ha sido aquí el mejor en su categoría, con dos toros indultados consecutivamente en 2014 y 2015 y que en esta ocasión lidió un conjunto bien presentado, con su seriedad, lustroso, fino y de, en general, buen juego.

Rubén Pinar -que sustituyó al convaleciente Roca Rey- evidenció amor sin límites a su profesión, a la que ha ofrecido todo hasta ahora, y dominar perfectamente la técnica de la lidia, logrando un nuevo triunfo que le convierten en el gran suceso de esta feria.

Se lució al veroniquear a su primero, noble y repetidor, con el que comenzó vibrante y con garra, toreando de rodillas al abrir su faena. Ya erguido toreó despacísimo, con una lentitud pasmosa y llevando al toro imantado a la tela, siempre a más, aunque sí se precipitó al matar, lo que le costó no abrir ya la puerta grande. Algo que sí logró al tumbar con contundencia a su segundo, un astado cambiante, que apretó en el caballo y embistió con motor en la primera fase de su lidia pero que luego quiso rajarse. Pinar se dobló de inicio con él y estuvo muy firme y tirando otra vez de temple, ligando los muletazos en series muy largas con la derecha y toreando con profundidad al natural, evitando la renuncia a la lucha de su oponente.

También El Juli pudo lograr otro nuevo triunfo, pero la tardanza de su primero en doblar tras una labor de mucho fondo le costó ya una oreja. Y otra perdió al fallar con el verduguillo al rematar un trasteo poderoso a un toro noble y repetidor al que dio mucho sitio y citó con la muleta siempre adelantada, bajando la mano y vaciando los muletazos al llevarle hasta muy atrás, recreándose en el tramo final de su labor con un toro que era para llevárselo a casa.

López Simón se llevó una oreja del blando tercero por un trabajo vertical y estático en el que sacó todo lo que tuvo el jandilla de Daniel Ruiz y no halló la fórmula para someter al rebrincado y áspero sexto, con el que abrevió al comprobar que allí no había nada que rascar.