Feria de San Isidro

Galán y Madrid, un idilio sin Puerta Grande

El rejoneador manchego pincha en el quinto su tercera salida a hombros consecutiva

Sergio Galán se adorna con un desplante a lomos del bayo oscuro «Artista»
Sergio Galán se adorna con un desplante a lomos del bayo oscuro «Artista»larazon

- Las Ventas (Madrid). Penúltima de la Feria de San Isidro. Se lidiaron toros, reglamentariamente despuntados para rejones, de Guiomar Cortés de Moura, de correcta presentación, aunque algo atacados de kilos. El 1º, manejable, pero desrazado; el 2º, gran toro, con codicia y duración; el 3º, mansurrón y sin celo; el 4º, aquerenciado, pero con transmisión en su arrancada; el 5º, parado y reservón; y el 6º, sin clase, porfión y a arreones. Más de media entrada.

- Rui Fernandes, rejón trasero y atravesado, rejón caído, aviso, pie a tierra, cuatro descabellos (silencio); y rejón trasero (silencio).

- Sergio Galán, rejón trasero y caído (oreja); y pinchazo, rejón entero, pie a tierra, dos descabellos (saludos).

- Manuel Manzanares, rejón caído, pie a tierra, descabello (saludos); y dos pinchazos, medio rejón, otro medio rejón trasero, pie a tierra, descabello (silencio).

Hubo dos sin tres. Pese a ello, el idílico romance que mantienen Madrid y Sergio Galán escribió ayer una página más. Aunque el rejoneador conquense perdiera su tercera Puerta Grande consecutiva -sumando la que le convirtió en triunfador de 2014 y la lograda el pasado 16 de mayo- por culpa de los aceros en el quinto. Paradójicamente, después de una de sus mejores faenas en Las Ventas. Galán, que enceló en un palmo de terreno de salida con «Amuleto» después de recibir a su oponente en la puerta de toriles, pisó terrenos complicados y le dio todas las ventajas al toro, aplomado y muy agarrado al albero, con «Ojeda». Luego, el precioso «Apolo» hizo el resto. Primero, en un garapullo por los adentros; más tarde, con un sensacional par a dos manos al quiebro. Cumbre. Lástima que se le atragantará la suerte suprema en una faena de dos orejas.

Previamente, el centauro manchego sí paseó una del primero de su lote. Mostró buena parte la profundidad de su cuadra en ese notable segundo, que tuvo codicia, buen son y duración. Galán sacó partido a lomos de «Trópico» con el que templó muchísimo toreando a dos pistas, hubo reunión y el bayo ofreció el pecho con gran transmisión en las galopadas. Al milímetro por momentos. Y es que el de Murube, de menos peso que la mayoría de sus hermanos, corroboró con movilidad su menor romana. Tras el jolgorio del tendido con los giros de 360 grados de «Titán», «Artista» repitió la certera efectividad de la tarde anterior y con un rejón trasero de efecto fulminante amarró el trofeo. De ley.

Manuel Manzanares sufrió una espectacular voltereta en el tercero. No superó el quiebro con holgura y la res prendió del costado a «Tomatito» derribando al jinete de dinastía. El burel hizo por él y le dejó magulladuras. Paliza importante. Regresó a la cara del toro con «Chabela» que, tras las cortas, dejó un rejón caído. Antes lo había parado con el tordo vinoso «Jumillano» y lucido con «Farruquito», protagonista de los mejores instantes de su faena clavando con facilidad antes un animal mansurrón y demasiado emplazado.

En el cuajado sexto, que acusó como varios de sus hermanos su excesivo peso, fue silenciado después de una labor con altibajos. Algo despegado en los embroques con «Príncipe», sobre la misma montura, sí supo resistir y atemperar los arreones de otro animal sin raza, muy distraído durante su lidia. Fue jaleado el carrusel de cortas de nuevo con «Chabela», pero falló con el rejón de muerte.

Rui Fernandes esperó en chiqueros al que rompió plaza con «Etc» y merodeó las cercanías sobre «Estoque», con el que destacó en el toreo a dos pistas. Clavó reunido y en quiebros ajustados. Luego, «Ozono» se gustó con toda clase de piruetas en la cara del manejable, aunque desrazado, toro. Tras el carrusel de cortas a lomos de «Curro», pegó un sainete con los aceros y se difuminó cualquier atisbo de trofeo.

Sí acertó en el cuarto, manso y aquerenciado que se avivó tras el rejón de castigo para acometer con transmisión. Esta vez enterró el rejón -trasero-, pero el toro portugués se amorcilló e impacientó al respetable que ni siquiera demandó la oreja. A pesar del buen tercio de banderillas con «Cervantes» y el vistoso balanceo con el isabelo «Casanova» se fue de vacío en su único cartucho en Madrid. Un escenario que agotará hoy también la última bala en la recámara de todo un mes de toros. Miura mediante. Desde Zahariche, vuelve la leyenda.