Jiménez Fortes: «Tengo una espina clavada de mi último paso por Madrid»

Esa plaza donde todos quieren tocar la gloria. Palpar el umbral más alto de la puerta más grande. “A todos nos quita el sueño”, confiesa Jiménez Fortes horas antes de hacer el primero de sus dos paseíllos en este San Isidro.

Esa plaza donde todos quieren tocar la gloria. Palpar el umbral más alto de la puerta más grande. “A todos nos quita el sueño”, confiesa Jiménez Fortes horas antes de hacer el primero de sus dos paseíllos en este San Isidro. “Me encuentro ilusionado, con la emoción previa que supone estar anunciado aquí. Toda mi temporada pasada y el posterior invierno han estado enfocados, planificados y meditados para estar preparado tanto personal como profesionalmente en el día de hoy, el momento de volver a Las Ventas por San Isidro”, añade. “Tengo una espina clavada dentro de mí de mi último paso por Madrid, porque fue indiferente y pasó desapercibido, por ello, desde que terminó el último paseíllo en esta plaza me propuse esta fecha, y desde entonces mi vida ha girado en torno a ella. Por ello, la preparación ya no sólo de campo, de toreo de salón... sino que también la preparación personal y el esfuerzo de todos los que me rodean han estado orientados a prepararme para hoy y estar al cien por cien”. Vuelve a una plaza a la que, a pesar de los numerosos percances que ha vivido en ella, no le guarda rencor. “Aquí he vivido todo tipo de situaciones, desde el fracaso profesional a situaciones felices y, por ello, vivir todos estos sabores te hace guardar un hueco especial en tu corazón para esta plaza”.

El año pasado fue el año de su regreso a los ruedos. A la vida regresó también, pero el 16 de agosto de 2015 en Vitigudino, Salamanca, tras recibir una espeluznante cornada en el cuello. Antes también lo hizo en Madrid. “Es la primera plaza y todos los toreros venimos con un plus de entrega”. La vida a merced del toro. Y desde entonces, tuvo que comenzar de nuevo. “La temporada pasada fue la más importante de mi carrera porque fue en la que más aprendí y en la que más he evolucionado. Fue una temporada de transición, de volver a los ruedos y recuperar el sitio que había perdido. Me permitió crecer como torero y creo que di una versión más afinada, mejorarla y artística de mi toreo”.

Por el momento, “la primera parte de esta temporada la he basado en una baza de cuatro primeras cartas (Valencia, Málaga y las dos tardes de Madrid), y de ellas dependerá ya la segunda parte”. Una apuesta arriesgada, pero que por el momento se encuentra satisfecho. “En Valencia me encontré muy a gusto. Personalmente percibí el trabajo que había realizado durante todo este tiempo de preparación. Y en Málaga viví una tarde intensa pero bonita. Disfruté de seis o siete naturales que ojalá saliesen este año en varias ocasiones”.

La siguiente es Madrid. Esta tarde hará el paseíllo en la capital junto con Juan del Álamo y Román para lidiar un encierro de Lagunajanda. “Es una ganadería que, junto con Valdefresno –que la toreará el próximo martes junto con Daniel Luque y Juan Leal–, tengo mucha fe en ellas. Lagunajanda ha echado toros importantes en Madrid la pasada temporada. Y Valdefresno es un hierro que lo conozco muchísimo porque prácticamente me he curtido como torero en Salamanca con él. Pero aun así, por mucha fe que tengas y los datos digan que puede salir buena, nadie sabe nada, es un espectáculo que gracias a Dios es impredecible y ni el mismo artífice de la obra sabe que va hacer y que va a ocurrir”.

La suerte está echada, y sus objetivos son claros: “Lo que realmente quiero en este momento es que la gente vaya hoy a la plaza, y que en esas dos horas y media más o menos que dura el festejo se olviden de todo lo que les rodea y se emocionen con el toreo”.