Madrid

Joselito, también 20 años después

Juan del Álamo corta una oreja de «Deseadito», un gran toro de El Tajo

Juan del Álamo torea por la diestra ayer en la Corrida Goyesca
Juan del Álamo torea por la diestra ayer en la Corrida Goyescalarazon

- Las Ventas. Madrid. Corrida Goyesca. Se lidiaron toros de la ganadería de El Tajo (1º y 3º) y el resto de La Reina. El 1º, de buen pitón derecho, descuelga y repite; 2º, noble y con el fondo justo; 3º, gran toro, repetidor, bravo y muy humillado; 4º, noble pero le falta un tranco; 5º, noble, de desigual ritmo y sosote; y el 6º, rajado pero con unas primeras estocadas arrancadas intensas. Menos de media entrada.

- Miguel Abellán, de blanco e hilo negro, media estocada (silencio); buena estocada, aviso, dos descabellos (saludos con división).

- Iván Vicente, de blanco e hilo negro, buena estocada (saludos); buena estocada, descabello (silencio).

- Juan del Álamo, de gris e hilo gris, estocada punto caída (oreja); estocada caída (saludos).

Dos décadas dejábamos atrás perdidas entre recuerdos. Entre los inolvidables para cualquier aficionado y entre los que están grabados a fuego para los que además nos criamos bajo el influjo de la era joselitista. Veinte años después, que dice Marta Rivera de la Cruz en su novela que no es nada, pero es una barbaridad, volvía José Miguel Arroyo a Madrid pero alejado del miedo del vestido de torear, aunque atenazado por las siempre exigencias de la catedral esta vez para lidiar una corrida completa y tomar así antigüedad con los hierros de El Tajo y la Reina. La gloria de salir camino de la calle de Alcalá después de aquella mítica y gloriosa tarde no debe ser comparable a ver meter la cara a uno de tus toros, pero algo de recompensa debe haber a la locura del campo que empieza años antes, ¿cinco, seis o siete? de ver los resultados en una plaza de toros. «Deseadito» fue el toro más completo de la tarde, el tercero, cuando ya habíamos calentado motores y entrado de lleno en la corrida. La tradicional Corrida Goyesca de Madrid. Juan del Álamo, ¡premio para él!, le recibió con una larga cambiada en el tercio, y un buen puñado de mecidas verónicas, después se desmarcó el toro, como quien vuela libre, por sí mismo. Pareó con brillantez Jarocho y en el mismo centro le esperó Del Álamo con la muleta después. Faena había en este toro con el hierro de El Tajo. En el torero salmantino rondaba la dicha o la cruz de hacerla. O no. En Madrid no se permiten medianías. Aquí juegan malas pasadas. En el centro, decía, empezó todo. Por abajo viajaba el toro, tomando humeante los vuelos de la muleta. Tenía prontitud, entrega y largura; muy buena expresión la de «Deseadito». Los inicios de la faena fueron de tandas cortas, como de acople, de conocimiento, tú aquí y yo allí, y después lo aseó todo, con ese punto de ir mecanizado, en una faena pautada, pero con rol de torear por fuera que hizo que apuntara sin llegar a estallar. La estocada le permitió pasear un trofeo. Cumplió sin apretar el acelerador. El sexto amenazó con rajarse antes aún de comenzar la faena de muleta. Aún así tuvo un buen puñado de arrancadas, medio locas, quizá inconexas, pero con mucha expresión, porque tomaba el engaño por abajo. La faena no logró la consistencia en la primera parte y la peleó cuando el animal se rajó.

El toro que abrió plaza de Miguel Abellán tuvo también muy buen aire. Humilló y repitió a pesar de que lo hizo con el fondo justo. Correcta sin más la faena del madrileño, que abrevió. En cambio se extendió con un cuarto, de buena condición pero que le faltaba un tranco y trascendía lo justo o menos lo que ocurría por ahí abajo.

Iván Vicente volvía a Madrid después del buen sabor de boca del año pasado. No hubo mucha opción con el paradote y a menos segundo a pesar de que tenía buen estilo e inconclusa quedó la labor del quinto, noble, sosote y de desigual ritmo. Buena la estocada. Acababa la tarde a años luz de aquella mítica del 96. Y aunque no siempre el pasado fue mejor, en esta ocasión, dejémonos llevar por los recuerdos.

Y ese Joselito vestido de verde botella. Y ese sexto, manso de libro al que se le castigó con las banderillas negras... Y esa Puerta Grande. Grande de veras. Esa tarde, bendita memoria para días así.

El Pana en estado «muy grave»

El diestro Rodolfo Rodríguez, «El Pana», de 64 años, se encuentra en estado «muy grave» tras una cogida con el segundo toro de su lote en el coso de Lerdo, México. Según el doctor Jorge Mario Galván presenta «lesión raquiomedular cervical severa con fractura de tres cuerpos vertebrales, producto de contusión con hiperextensión cervical a la caída». Está ingresado en el Sanatorio Español de Gómez Palacio en coma inducido.