Feria de Bilbao

La fiesta estuvo en el cadafal

Ginés Marín sale a hombros con una gran novillada de Torrestrella

Ginés Marín, en imagen de archivo
Ginés Marín, en imagen de archivolarazon

Algemesí, séptima de fria.Novillos de Torrestrella, muy bien presentados y de buen juego en conjunto. El primero fue el de mejor son y el cuarto el que más protestó. Filiberto (de coral y oro), dos pinchazos, entera atravesada y un descabello, silencio con aviso; pinchazo y estocada trasera, oreja.

Ginés Marín (de perla y plata), entera baja, oreja; entera, oreja tras aviso. De las cuadrillas destacaron Curro Vivas y Javier Ambel. Lleno.

Llegaban ayer a la Feria de las Novilladas de Algemesí dos de los novilleros punteros del escalafón, de los que más torean, de los que más se espera y de los que, en teoría, más papeletas tienen para en un futuro no tan lejano ser el relevo de las actuales figuras.

Enfrente tuvieron un encierro de Álvaro Domecq de excelente presentación, muy parejo, muy bien hecho, sin ser aparatosos con su seriedad y su cuajo, con el volumen justo para no asustar pero sin que nunca se les pudiese tildar de raspas. Y, además, de gran juego en conjunto, aún con lógicos matices.

Todo estaba, pues, dispuesto para que la séptima función del abono resultase, al fin, la buena y la feria, renqueante y sin mucho brillo hasta ahora, explotase y se fuese arriba. Pero no hubo caso.

Filiberto se enfrentó a un primer astado pronto, con un muy interesante punto de codicia, repetidor y obediente, con el que se lució al torear en redondo. Y ahí quedó todo. Al natural no hubo acople y todo se diluyó. También fue de nota el tercero, que galopó con tranco y ganas sin que el novillero de Calasparra fuese capaz de hacerse con él, llevándose una tremenda voltereta que, al matar con eficacia y rapidez, le valió una generosa oreja.

Y es que la fiesta estuvo mucho más en el tendido, en el cadafal, como se dice en Algemesí, que en el ruedo y la gente lo aplaudió y jaleó todo y pidió recompensa casi por cualquier cosa. Así se explica la salida a hombros de Ginés Marín por una actuación muy discreta. Pecó de encimista con su flojo primero, al que sacó una faena muy ligerita premiada con una oreja pese a que el estoque cayó muy bajo. El cuarto fue el menos claro del sorteo, llegando a la muleta corto y un tanto a la defensiva. El extremeño no se dio coba, citando con el engaño muy retrasado, costándole mucho cruzarse y como sin los recursos que se esperan de alguien como él. Lo mejor ahora fue, sin duda, la estocada con que puso el punto final..