La mujer en los toros sí tiene quien le escriba

Hace casi 25 años que Muriel Feiner, aficionada de Nueva York escribió por primera vez sobre la mujer en el mundo de los toros. Aquel libro vio la luz justo cuando la matadora de toros Cristina Sánchez abría la codiciada Puerta Grande de la Monumental de Las Ventas. La mujer hacía historia en el mundo de la tauromaquia. De ahí que este libro fuera necesario. Dos décadas después, y con unos cuantos libros a las espaldas, Muriel publica a través de la editorial Bellaterra la nueva edición de «Mujer y tauromaquia. Desafíos y logros». Y lo presentó de manera oficial el pasado martes en Centro Riojano de Madrid, con un anfitrión de excepción, Pedro López Arriba, presidente del centro.

Con un lleno absoluto, Muriel hizo su puesta de largo rodeada de amigos. No quiso faltar Cristina Sánchez que tuvo palabras de agradecimiento para la autora, «de siempre me hacía mucha gracia verla por tantos y tantos callejones con su cámara de fotos y ese acento que no ha perdido. Es curioso que al final es una neoyorquina la que habla de la mujer en el mundo del toro».

Tampoco faltó la responsable de la sección de Toros de LA RAZÓN, Patricia Navarro, que alabó el «gran trabajo de Muriel y la necesidad de este libro para situar la importancia de la carrera de Cristina Sánchez dentro de la Tauromaquia».

Ana Romero, jefa de prensa de la familia de Victorino Martín, intervino en lugar de Pilar, que presentó «parte de baja», por la reciente pérdida de su abuelo e impresionaron las declaraciones de Esther Hernanz, madre de Víctor Barrio, que muestra la fuerza de la tauromaquia como bandera ante la pérdida del torero y el hijo y leyó ante todos los asistentes el epílogo del libro, escrito por Raquel Sanz, viuda de Víctor.

El acto estuvo moderado por Vidal Pérez Herrero y por supuesto la autora Muriel Feiner, que agradeció tantas muestras de cariño, explicó que este libro «cuenta historias, relata la vida de mujeres toreras, experiencias, y de muchas mujeres que rodean al mundo del toro, las madres, las mujeres de los toreros, las pintoras, las periodistas... He querido hacer un libro distinto, con otro ritmo y espero haberlo conseguido», concluye Muriel, ya con el semblante más tranquilo que a la llegada.