Feria de San Fermín

Para empezar, todos a hombros

Espada, Soler y Varea cortan dos orejas cada uno de una buena novillada de Fuente Ymbro

Natural de Varea, esta tarde en Castellón
Natural de Varea, esta tarde en Castellónlarazon

Castellón, 8 de marzo. Primera de feria. Novillos de Fuente Ymbro, desiguales de presentación pero de buen juego.

Francisco José Espada, de blanco y oro, entera (oreja); entera (oreja). Vicente Soler, de burdeos y oro, entera (dos orejas); dos pinchazos, entera y tres descabellos, aviso (ovación). Varea, de grana y oro, entera (dos orejas); pinchazo y dos descabellos, aviso (ovación). De las cuadrillas destacaron Candela, Montolíu y Alfonso Carrasco. Más de media entrada.

Comenzó con muy buen pie la feria de La Magdalena de Castellón, con mucha gente en los tendidos y un tono tan triunfal como triunfalista, saliendo al final de este primer festejo los tres novilleros a hombros junto al mayoral de Fuente Ymbro, ganadería que lidió un encierro desigualmente presentado, con tres novillos, los lidiados en la primera mitad de la función, terciados y blandos, y otros tres mucho más hechos y cuajados, pero, en conjunto, de buen juego, destacando segundo y quinto.

De los novilleros, y pese a que los tres pasearon dos orejas, Varea fue el más destacado, dejando ver a un torero ilusionante y con personalidad. Puso a la gente en pie al torear de capa a su primero, un novillo muy justo de fuerza pero al que supo ir ayudando y dando confianza para componer una labor tan creativa como profunda.

El sexto se arrancó de lejos al caballo y protagonizó un emocionante primer tercio, luciendo también el novillero de Burriana en los quites, aunque quizá abusó de ellos y el astado llegó a la muleta quedándose corto. Varea lo entendió muy bien y acabó sometiéndole, sacando muletazos muy largos y poderosos, con naturalidad y evidente buen gusto, no logrando una mayor cosecha de trofeos al tardar en matar.

Otras dos orejas logró de su primero su paisano Vicente Soler, muy bullidor y animoso, que derrochó facultades físicas en banderillas y dejó una faena más atlética que artística a un utrero que tuvo ritmo, fijeza, prontitud y nobleza y del que no terminó de apurar todas sus muchas posibilidades. Y repetidor y humillado fue asimismo el quinto, más hecho y serio y con el que compuso un larguísimo trasteo en el que no acabó de someter a su oponente y que tampoco remató a tiempo con la espada.

La primera gran ovación de la feria fue para Francisco José Espada por los lances a la verónica con que recibió al novillo que abrió plaza y con el que luego no acabó de acoplarse, dejando otra faena intermitente al cuarto, embarullada y, como con su primero, con arrimón final.