Literatura

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Plácido Domingo: «Los toros capacitan al hombre para mandar en la vida y en la muerte»

Representantes de la cultura y el deporte acudieron a la llamada de Miguel Ángel Perera para recrear la mítica imagen de la Generación del 27 con Sánchez Mejías

Plácido Domingo: «Los toros capacitan al hombre para mandar en la vida y en la muerte»
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El Ateneo de Sevilla revivió ayer la foto de hace 90 años cuando una hornada de jóvenes poetas se reunió en la sede de esta institución para plantar cara a la Academia y honrar a Luis de Góngora en el tricentenario de su muerte. Góngora se consumía en el olvido, pero para Rafael Alberti, García Lorca, Juan Chabás, Mauricio Bacarisse, Jorge Guillén, José Bergamín, Dámaso Alonso y Gerardo Diego, los que posaron ante el flash de magnesio aquella tarde de diciembre del 27 como si firmaran una declaración de guerra literaria, el genio cordobés era el estandarte de la metáfora perfecta y revolucionaria. La que hacía volar la imaginación cuando el «mentido robador de Europa», el toro, paseaba por sus Soledades los cuernos –«media luna las armas de su frente»– y la testuz: «el Sol todo los rayos de su pelo».

Pese a las metáforas taurinas, se desconoce si Góngora fue o no aficionado a los toros en un Siglo de Oro en el que la Fiesta hacía la transición de los alanceamientos reales a las primeras corridas organizadas en las plazas mayores. Sin embargo, no cabe duda de que los toros y la cultura nunca han ido tan de la mano como fueron durante la edad de plata de la poesía y de la tauromaquia. La Generación del 27 se rindió ante un espectáculo en el que encontró un misterio que contar: desde Lorca y su «Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías», a Rafael Alberti, que cantó a Joselito «en su gloria», Dámaso Alonso, José Bergamín o Gerardo Diego, el más taurino de una generación enteramente taurina. Por eso, el diestro Miguel Ángel Perera ha querido que noventa años después de esa acta fundacional de la Generación del 27 la comunión entre el toro y la cultura vuelva a repetirse. Su impulso ha sido decisivo para que ayer se reunieran en el Ateneo de Sevilla el tenor Plácido Domingo; el filósofo Fernando Savater; el actor Juan Echanove; el poeta Carlos Marzal; el cantante Manuel Lombo; el músico Javier Perianes; la ex tenista y última capitana del equipo Copa Davis Conchita Martínez y la piragüista Beatriz Manchón; la ex ministra de Cultura Carmen Calvo; el periodista Rubén Amón; el director de la Fundación Centro Cultural de Belén y ex secretario de Estado de Cultura portugués Elísio Summavielle; la actriz, escritora y miembro de la Academia Francesa Florence Delay y el artista portugués Pedro Cabrita Reis. Estos últimos en representación de la fiesta en Portugal y Francia. Habría que indagar mucho para encontrar una reunión de tantos notables de la cultura, las artes y los deportes en torno a la tauromaquia. La foto actualizada del 27 fue una exhibición de fuerza y apoyo en tiempos difíciles. Y esa excepción provocó que el Ateneo de Sevilla –no el primitivo, el de la foto, ocupado ahora por una la tienda de una conocida marca de ropa de «prêt-a-porter»– se llenara a rebosar. Las dimensiones del recinto, en cualquier caso, permitieron cierto ambiente de familiaridad. Esa intimidad hizo que la interpretación del «Romance de la luna luna» por parte de la soprano Berna Perles estuviera lleno de emoción al igual que la declamación del «Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías» en la voz del actor Juan Echanove.

El encargado de intervenir en representación de todos ellos fue el director de la Cátedra universitaria Ignacio Sánchez Mejías, el profesor Juan Carlos Gil, quien deseó que el espíritu de la Generación del 27 se mantenga hasta la celebración del centenario. «Viva la inteligencia, la tolerancia y la cultura», deslizó. En representación de los invitados intervino Plácido Domingo, quien se declaró «un gran fan de los toros», al tiempo que recordó sus experiencias taurinas en México, donde vio torear a Paco Camino o el debut de Aparicio y Litri en el coso de Insurgentes. En los toros dijo el tenor- «La Generación del 27 buscó esa misteriosa energía que capacita al hombre para mandar en la vida y en la muerte». «Los toros aportan esa luz radiante, extraña que enciende nuestra vida de un indomable sentir». Por su parte, Carmen Calvo dijo que los toreros son también poetas y los invitó a «hablar más», a explicar su «misterio».

Miguel Ángel Perera quiere caminar por las huellas que dejó Ignacio Sánchez Mejías, mecenas de la Generación del 27 y de la expedición a Sevilla. Su labor, junto a la de los ateneístas Manuel Blasco Garzón y José María Romero Martínez –que completaron la conocida foto del 27 que contempló un joven Luis Cernuda confundido entre el público– fue decisiva para que los nuevos poetas rebeldes se reunieran en la capital andaluza. Otro de los propósitos del diestro extremeño es tender puentes con el mundo universitario. Por ello anunció que en 2018 donará parte de los honorarios de una corrida para financiar un proyecto de investigación de la Hispalense. En conversación con LA RAZÓN aseguró que «lo ideal sería que este proyecto tuviera continuidad y que podamos involucrar a más personalidades en actos de este tipo o parecidos». «Todos los toreros tenemos amigos relacionados con distintos ámbitos de la cultura y es cierto que hasta ahora hemos pecado de egoísmo porque cada uno ha ido por su lado. En este momento, sin embargo, tenemos que estar todos los toreros y con todas las personas posibles». Perera repite que deben ser «todos con todos», aunque reconoce que el camino no ha sido fácil porque –paradojas de la sociedad libre– cualquier persona con una proyección pública necesita «valor» para acercarse a la fiesta. «Realmente son pocos los que deciden dar el paso independientemente de las consecuencias. Respetas esa actitud, pero como profesional te gustaría que las cosas fueran distintas. Son muchos los que se tapan porque sienten miedo a que se les relacione con los toros». A los partidos políticos le lanza una petición por encima de todas: que no usen la fiesta para confrontar desde la trinchera.

El acto no acabó en el Ateneo. Los participantes rindiendo también tributo a lo que ocurrió hace 90 años y enfilaron camino del Cortijo de Pino Montano, donde el diestro Sánchez Mejías agasajó aquel diciembre a sus amigos poetas con una fiesta morisca de disfraces y con el cante de Manuel Torre, quien en una de las farras enseñó esos sonidos negros que recordó años más tarde García Lorca en su conferencia Juego y Teoría del Duende: «Estos sonidos negros son el misterio, las raíces que se clavan en el limo que todos conocemos». Esta vez fue Plácido Domingo, quien ve toros desde su niñez mexicana, el que le puso voz universal a la fiesta de los toros, un espectáculo que Lorca definió como «el más culto del mundo».