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Rodolfo Núñez: «La fantasía nos permite llegar al disparate»

Acaba de publicar la novela «El amor en la mano izquierda». Una obra que no deja indiferente al lector desde las primeras páginas

Rodolfo Núñez acaba de publicar su primera novela «El amor en la mano izquierda»
Rodolfo Núñez acaba de publicar su primera novela «El amor en la mano izquierda»larazon

Rodolfo Núñez es matador de toros en el retiro, licenciado en Filosofía, y acaba de aventurarse en la publicación de una buena novela: «El amor en la mano izquierda», que se aleja palabra a palabra del mundo de los tópicos. Una portada controvertida da fuerza a una obra que se hace con el lector desde las primeras líneas.

¿Cómo catalogaría el libro?

– Podríamos hablar de realismo mágico y de una experiencia desastrosa. Hay una visión del amor un poco satírica, disparatada en ocasiones, paradójica y controvertida. Tiene el dramatismo de las auténticas historias de amor, de las emociones radicales.

Y hay mucho de fantasía.

– Con el estatuto de la fantasía se llega al disparate.

¿Y la nostalgia, qué papel ocupa?

– No solo tiene un objeto sentimental, sino también filosófico, es una pieza clave para desarrollar la tesis sobre el tiempo y lo que ocurre con este.

Posee la obra esa difícil facilidad de enganchar desde el primer momento.

– Se agradece saberlo. Yo siempre pregunto al lector en qué momento ocurre y la respuesta suele ser mucho antes de lo que tenía previsto.

¿Cómo se aprende a escribir?

– Aprendo a través de la intuición y de los conocimientos adquiridos en Humanidades.

Incluye escenas para tener al lector en vilo a pesar de no ser novela negra.

– Sí, hay un misterio que podemos llamar «misterio metafísico» que se resuelve con una explicación filosófica.

¿Se sufre mucho escribiendo?

– Pues ahora la segunda novela la estoy viviendo de otra manera, pero ésta ha sido una sangría de emociones. He llorado, he reído... Tiene mucho de vivencias reales y las emociones han sido muy intensas.

¿Cuánto hay de usted en el libro?

– Todo y nada. Se hace un juego de niveles narrativos, que se podría pensar que es autobiográfico, pero a la vez marca la diferencia entre el narrador, el autor y el protagonista. ¿Si son lo mismo? Se sabe que se acercan mucho, pero hay un momento en la novela en la que hasta el personaje principal y el narrador se desdoblan.

Al principio de la obra hay un guiño a Gabriel García Márquez.

– Existe un reconocimiento soterrado, porque es el autor que más he leído; ahora estoy descubriendo autores brutales, pero a García Márquez le he leído bastante.

¿Planea la novela o le acaba mandando el texto?

– Siempre manda el texto, como pasa en el toreo. Hay una realidad que emerge que es la faena y que en realidad afecta a ambos protagonistas y aquí pasa lo mismo. Uno hace una propuesta y cuando empiezas el texto manda en el desarrollo.

¿El resultado difiere mucho de esa pauta inicial?

– Ha sido tremendamente distinto. Lo único que en realidad se ha mantenido es la pretensión filosófica. Ejemplificar la teoría de la configuración literaria del tiempo.

El protagonista es un matador de toros, ¿es un libro de toros?

– No, toma la tauromaquia para ambientar la novela. El tema es el amor físico, carnal, y, en paralelo, el amor por la naturaleza.

La naturaleza se presenta en estado puro.

– El personaje principal ha nacido y crecido en el campo y profiere un amor muy fuerte hacia los animales, pero sin desvirtuar su estatuto de animal. Uno no puede imponerse a la naturaleza. El propio personaje se aproxima al modo de ser de la naturaleza. Es bastante libre y el tiempo en Los Cinco Chopos (lugar en el que está ambientada la novela) es distinto. Es el tiempo de los antiguos, el cosmológico, que no entiende de los segmentos de segunderos y minuteros. Es un estoico bastante puro.

La portada llama la atención como punto de partida. Un dibujo de Pablo Iglesias dando de comer a una vaca. ¿Qué pretende?

– Suscita la imagen de Pablo Iglesias dando de comer a un animal. Es una sátira, una imagen irónica. Podemos pretende erigirse como defensor de la naturaleza, así lo hace en el programa de las Europeas donde en el apartado de recuperar la tierra tiene la brillante idea de prohibir la tauromaquia. Y de lo que no se dan cuenta es que prohibir las corridas implica necesariamente la destrucción de esa naturaleza que dicen que defienden. Y esa es la ironía. El lector irá descubriendo muchas cosas según avanza la lectura. Si aboliéramos las corridas, lo primero sería subir a los camiones 400.000 cabezas de ganado con destino al matadero. Un exterminio en toda regla de la raza animal.

¿Y qué sería del campo?

– El campo se equilibra por sí solo. Es un ecosistema. No hay incendios, porque se comen la hierba los animales y viven en libertad y en paz. Todas esas hectáreas se quedarían abandonadas a la destrucción y sería cuestión de tiempo. Pero como Podemos no conoce el campo y las leyes que lo rigen, es imposible hacer propuestas más en contra. El ejemplo más claro es Greenpeace, jamás se ha metido con la tauromaquia. Qué curioso.

¿Cómo nace el título («El amor en la mano izquierda»)?

– Es una metáfora muy rica que dispara por muchos lados y encierra algo del misterio metafísico.

¿Le ha servido escribir de terapia?

– Ha sido una huida hacia delante. La novela nace de una experiencia complicada de mi vida. Y, ante las pasiones, o las peleas o las abrazas. Pero en verdad son demasiado fuerte para pelearlas. Al abrazarlas te das cuenta de que eres capaz de reírte de las cosas. Merece la pena.

Mezcla los personajes reales con los de ficción. ¿Por qué?

– Es una manera de fusionar la ficción con la realidad, entra dentro del espíritu del texto. Hasta los capítulos más inverosímiles tienen un poso experiencial; hasta los disparates.

¿Cómo se vive la relación con el miedo una vez que abandona los ruedos?

– Cuando dejé de torear los días se hicieron aburridos, las experiencias ya no eran radicales. Estaba aburridamente tranquilo. Y, sobre todo, una de las cosas más maravillosas que tiene la Tauromaquia es que te mantiene viva la ilusión siempre. Y eso es lo más importante de la vida. De hecho, el amor es imposible vivirlo sin ilusión.

¿Y ahora?

– Ahora tengo asumida que esa etapa de matador se pasó y me queda la ilusión de escribir y descubrir al mismo tiempo.