Ferias taurinas

Sin minutos para la basura

Gran faena de Ángel Sánchez a un gran novillo de Flor de Jara.

Ángel Sánchez, en una imagen de archivo
Ángel Sánchez, en una imagen de archivolarazon

Gran faena de Ángel Sánchez a un gran novillo de Flor de Jara.

Algemesí, 28 de septiembre. Sexta de feria. Lleno.

Novillos de Flor de Jara, bien presentados y de poca fuerza y juego excepto el cuarto, premiado con la vuelta al ruedo.

Ángel Jiménez (de coral y oro), pinchazo, aviso, entera y descabello, silencio; tres pinchazo, aviso, pinchazo, aviso, corta, silencio.

Ángel Sánchez (de sangre de toro y oro), tres pinchazos y descabello, silencio; entera, dos orejas.

De las cuadrillas destacaron Jesús Robledo y Jesús Aguado, que saludó tras parear al cuarto.

La tarde se iba de vacío, hueca, sin contenido alguno y sin dejar huella ni recuerdo. Los tres primeros novillos de Flor de Jara, sin aspecto ni comportamiento que denotase su procedencia santacolomeña, habían dado poco de sí y tampoco sus matadores habían dado ese paso adelante que se precisa cuando se está empezando y el ganado no ayuda.

Pero, como hasta el rabo todo es toro y siempre hay que confiar y tener fe en que las cosas puedan cambiar, efectivamente, cuando se hizo presente en el ruedo -bueno, en el trapezoide- algemesinense el cuarto novillo de la tarde, la cosa cambió y la función se fue arriba.

Ese cuarto novillo, éste sí en el tipo de su encaste, serio, hermoso, engallado, provocó la primera ovación fuerte de un festejo hasta entonces de perfil extraplano. Una ovación de salida que se prolongó cuando metió la cabeza en el capote de Ángel Sánchez haciendo el avión y, unos minutos más tarde, cuando se arrancó al caballo y empujó con bravura en el peto. No se le machacó en este primer tercio, como viene siendo habitual en la feria, y el animal lo agradeció, galopando luego con excelente tranco y mostrando nobleza y fijeza en la muleta, embistiendo con rectitud y nobleza, humillado y pronto al cite. Su matador lo entendió perfectamente, llevándole con temple y siempre hacia atrás, viaje que nunca protestó y al que no renunció el novillo, siempre a más, permitiendo una faena muy asentada y firme, especialmente en su primera mitad, en la que el madrileño toreó con gusto y mando, muy decidido y mostrando un buen concepto y mejor corte. Pero, como ya parece ser norma no sólo en la novillería, alargó en demasía su quehacer y se acabó confiando en exceso, llevándose un trastazo al perder la cara del toro. Afortunadamente la cosa no pasó a mayores y acertó a matar con rapidez y contundencia, yendo a sus manos las dos orejas de “Mocoso”, un ejemplar de nota que fue premiado con justicia con la vuelta al ruedo en el arrastre y que sigue haciendo honor a su estirpe, no en vano otro “Mocoso” de esta misma ganadería fue indultado por este mismo novillero en Villaviciosa de Odón en 2015.

Antes, como ya se ha escrito, nada. Sánchez se las vio en su primer turno con un astado escaso de fuerza y pitones y que se paró pronto, llevándose dos revolcones por no estar atento mientras que Ángel Jiménez se enfrentó a un primer novillo al que se pegó muy fuerte en varas y al que se dieron muchos capotazos en un caótico segundo tercio, lo que acusó el animal. El novillero sevillano enjaretó una faena interminable y sin estructura alguna y tampoco se aclaró con el tercero, en otro trabajo que tuvo muchas y distintas fases, con algunos muletazos pausados y con fuste, pero que no acabó de concretar y que estropeó definitivamente al volver a matar tarde y mal..