Ferias taurinas

Triunfan Ventura y López Simón en la reinauguración de la plaza de El Puerto

El rejoneador Diego Ventura y el matador de toros Alberto López Simón, con dos y tres orejas, respectivamente, salieron a hombros en la tarde de la reinauguración de la plaza de toros de El Puerto de Santa María (Cádiz), en la que Juan José Padilla obtuvo también un apéndice.

La Razón
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El rejoneador Diego Ventura y el matador de toros Alberto López Simón, con dos y tres orejas, respectivamente, salieron a hombros en la tarde de la reinauguración de la plaza de toros de El Puerto de Santa María (Cádiz), en la que Juan José Padilla obtuvo también un apéndice.

Dos toros de Fernando Sampedro para rejones, manejables, y cuatro para la lidia de a pie de Salvador Domecq, de juego variado.

El rejoneador Diego Ventura, oreja y oreja con petición de segunda.

Juan José Padilla, oreja tras aviso y vuelta al ruedo tras petición.

Alberto López Simón, oreja tras aviso y dos orejas.

La Plaza Real del Puerto de Santa María, reinaugurada hoy tras ser remozada durante un año de obras, registró media entrada en tarde de calor y de viento de levante.

Meritoria actuación de Diego Ventura en su primer toro, un ejemplar insulso y plomizo, con el que estuvo siempre apretándose mucho y cuadrando en las cercanías.

En su segundo dio una auténtica lección de toreo templado a dos pistas, recorriendo el perímetro del amplio palenque portuense con el toro cosido a la grupa. En cada banderilla ofrecía los pechos para clavar al quiebro y bajo el estribo. Una actuación seria e interesante, emborronada con un feo rejonazo de muerte.

Juan José Padilla recibió a su primer toro con dos largas de rodillas. El tercio de banderillas fue espectacular, dejándose llegar mucho y apretando en los terrenos. Posteriormente vino una meritoria faena del jerezano ante un toro con cierto genio y brusquedad. Pura entrega y pundonor. Pinchazo y estocada entera, y oreja para él.

Con el quinto estuvo en la misma tónica. Afarolados en un quite y de hinojos en la apertura de faena de muleta. Lástima que el toro se quebrara una mano y tuviera que abreviar.

Con buen gusto y verticalidad comenzó López Simón su primera faena a un toro que calamocheaba y que le impedía sacar los muletazos limpios. Anduvo decoroso el madrileño, que logró una oreja.

En el sexto cimentó una faena de cercanías, muy cruzado y con el temple que le faltó en su primero. Conectó con el público con esa quietud y verticalidad que le caracteriza y, tras agarrar una gran estocada, paseó el doble trofeo.