Toros

Toledo

Victorino indulta un toro en la «Corrida Total»

Pepe Moral lidiando a «Jarretero», ayer, en Illescas
Pepe Moral lidiando a «Jarretero», ayer, en Illescaslarazon

Illescas acogió ayer la II edición de su «Corrida Total», en la que Victorino Martín fue el gran protagonista, primero en el recuerdo de todos durante el minuto de silencio, y después en el ruedo, donde sus toros lucieron divisas negras en señal de luto y en la arena la imagen de la A coronada.

Illescas (Toledo). Se lidiaron toros de Victorino Martín, el 5º, indultado. Emilio de Justo, palmas y dos orejas; Pepe Moral, dos orejas y rabo simbólicos; Martín Escudero, oreja y palmas; . Tres cuartos.

Illescas acogió ayer la II edición de su «Corrida Total», en la que Victorino Martín fue el gran protagonista, primero en el recuerdo de todos durante el minuto de silencio, y después en el ruedo, donde sus toros lucieron divisas negras en señal de luto y en la arena la imagen de la A coronada. Hasta tres veces entró el primer toro al caballo desde los medios, el que Emilio de Justo brindó a Victorino, que humilló. Buenas tandas firmó sobre ambas manos hasta que se rajó el astado. Se atascó con los aceros pinchando en cinco ocasiones.

En el turno de Pepe Moral, Martín Escudero firmó un espectacular quite por gaoneras, para acabar en un gran tercio de banderillas. Entregado estuvo el diestro con el segundo, que repuso y se revolvía. Acabó dominando al toro y remató la faena con un espadazo; cortando ambas orejas.

Escudero se esforzó con el parado tercero y tras una media estocada eficaz, con la que consiguió un trofeo.

Se lució Emilio por verónicas al recibir a «Descosido» y ejecutó buenas tandas de derechazos, con un astado peligroso. Le volteó en dos ocasiones, tras las que se levantó todavía con más pundonor, lo que le valió las dos orejas.

Bravo fue el quinto en el caballo. En banderillas volvió a salir a saludar la cuadrilla de Pepe Moral, que concentró el interés del público cuando «Jarretero» siguió con clase la muleta arrastrando el morro por la arena. Varias tandas rotundas consecutivas no hicieron más que aumentar el ambiente en la plaza. Las profundas y largas embestidas del toro a un ritmo de caminar provocaron las primeras peticiones de indulto. Con la mirada de todos puestas en el palco, Victorino dio su consentimiento y al toro se le perdonó la vida.

A Martín Escudero le tocó pagar con la conformidad de la plaza, que ya se encontraba satisfecha tras el indulto. Mató a la segunda y escuchó palmas de despedida, mientras sus compañeros abrían la Puerta Grande de Illescas.