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Rafa, de LA ISLA: “Volvería a participar y actuaría igual. Pero como mucho iría con un grupo de 6 personas”

“Mi fortaleza denunciaba a los jóvenes. Si yo podía, ellos también, así cada uno con su ego”. “Yo no quería demostrar nada, pocas personas además de mi familia saben que estuve en La Isla”

Rafa, de LA ISLA: “Volvería a participar y actuaría igual. Pero como mucho iría con un grupo de 6 personas”
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laSexta estrena esta noche una nueva entrega de LA ISLA, el programa de superación de la cadena en el que 14 hombres se enfrentan a retos vitales en un entorno extremo y hostil. Conducido por Pedro García Aguado, el formato está producido por Atresmedia junto a Shine Iberia. Uno de los protagonistas, Rafa, ha contado cómo está viviendo esta experiencia en la recta final de la aventura.

¿Cómo resumirías tu experiencia en LA ISLA?

Muy buena. Sin agobios, descansando, respirando aire puro y a mi aire.

Al principio, sobre todo, vimos algunas tiranteces con tus compañeros por la administración de la comida y porque sentían que no te unías al grupo. ¿Nos cuentas tu opinión sobre lo ocurrido?

Es cierto. Hubo tiranteces porque uno desayunaba yuca y los demás no, porque otros comíamos ostras, etc. Repartíamos durante la hora de la comida ostras o yuca. El problema surgía cuando alguien comía a todas horas sin consensuar con el grupo.

Durante la experiencia has podido ver cómo varios de tus compañeros tuvieron que ser evacuados, ¿cómo se afronta algo así? ¿se siente miedo de poder ser el próximo?

Cuando era evacuado alguien no me importaba porque iba a estar mejor que yo. Si me preocupaba por su estado de salud, pero yo prefería menos personas en La Isla.

¿Cómo crees que te ha marcado LA ISLA?

No me marcó mucho. Yo antes tenía un poco de Diógenes, no con la basura, pero si guardaba cosas que podían ser necesarias. Eso mismo hacía en la isla.

¿Alguna vez te habías expuesto a una situación tan extrema?

Sí, pero al estar solo era más sencillo. He llegado a echar vino en el radiador por no tener agua, alimentarme solamente del mar, guisar con agua salada, dormir con goteras, aprovechar el agua en el desierto, quedarme tirado con un vehículo en la nieve... Finalmente, tomaba decisiones y acababa saliendo de todas.

Si volvieras a participar ¿cambiarías algo o actuarías igual?

Volvería a participar y actuaria igual. Pero como mucho iría con un grupo de 6 personas

Triplicas la edad de algunos de tus compañeros... ¿cuál ha sido tu secreto para aguantar?

Aceptar lo que tenía. Me acostaba a las 8 y pensaba en qué haría al día siguiente para mejorar. No pensaba en lo que algún compañero me había hecho. A las 6 de la mañana caminaba por mi playa 2 horas desnudo cogiendo conchas, eso me relajaba después de un descanso de 10 horas nocturnas.

Dicen que eres muy manitas... ¿cuál ha sido tu aportación más destacada en el Campamento?

He preparado una red de cinturón (las cosas de comida de mar las metía dentro), un lazo para coger cocos, he atado la balsa con mis nudos (duró tanto que la dejamos anclada), filtros de agua, la ducha, etc.

¿Cómo ha sido tu relación con el mar en este tiempo?

Cuando estaba en el mar, estaba en mi mundo. Las olas del pacifico acariciaban mi piel, olas muertas... Decían que cometía una imprudencia por meterme en las olas, pero desde los 7 años he estado bañándome en el mar cantábrico.

¿Qué crees que ha sido lo más importante que has aportado al grupo?

No creo que les haya aportado nada fuera de lo común. Cada uno quería demostrar que lo que hacía estaba muy bien. Mi fortaleza denunciaba a los jóvenes. Si yo podía, ellos también, así cada uno con su ego.

¿Qué estrategia seguiste para enfrentarte a este reto?

Sencillo: no puedes pensar en filete, sofá y cerveza. Solo pensaba en no perder los accesorios que me fabricaba o que encontraba: cepillo de dientes, cuerdas, hilo de pescar, redes, etc. Por la noche pensaba en qué iba a hacer, me acostaba y me quedaba dormido.

¿Qué crees que deberías haber hecho para mejorar la convivencia con el grupo?

Nada. Todos tenían que demostrar a familia, hijos, padres, novias, etc. que eran verdaderos robinsones. Yo no quería demostrar nada, pocas personas además de mi familia saben que estuve en La Isla.

¿Volverías?

Si, con los ojos cerrados. Siempre fui aventurero dentro de mis posibilidades, aunque creo que ya no me darán otra oportunidad por mi edad. He cumplido un sueño al ganarme la comida sin dinero, buscarla donde poco había y, sobre todo, mi palabra: que yo aguantaría.