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¿Quién puede con «Anatomía de Grey»?

El Grey Sloan Memorial Hospital acoge la 14 temporada de una serie que parece incombustible

Ellen Pompeo interpreta a la doctora Meredith Grey
Ellen Pompeo interpreta a la doctora Meredith Greylarazon

El Grey Sloan Memorial Hospital acoge la 14 temporada de una serie que parece incombustible.

¿Se acuerda usted de «Anatomía de Grey»? Sí, aquella serie protagonizada por un grupo de profesionales de la medicina y la enfermería de un hospital de Seattle que saltó a la fama por su exaltada mezcla de intrigas médicas y enredos románticos de folletín. Pues todavía se emite. Y en el transcurso de su 14ª temporada, cuya emisión en versión dual arrancó en Fox el pasado miércoles, superará la barrera de los 300 episodios –300 episodios– sin mostrar síntomas significativos de agotamiento. Su audiencia ya no es la barbaridad que llegó a ser en las temporadas segunda, tercera y cuarta, pero ahí sigue. La serie, recordemos, debutó durante la hoy célebre temporada televisiva 2004-05, que trajo consigo éxitos como «Mujeres desesperadas», «Perdidos», «Veronica Mars» y, por supuesto, «House» –si por entonces hubiéramos apostado nuestros ahorros por la serie de temática médica destinada a durar más, la mayoría habríamos acabado sin blanca–. Sin duda, que todos esos títulos coetáneos dejaran la parrilla tiempo atrás contribuye a esa sensación de que, en el panorama televisivo actual, «Anatomía de Grey» es un anacronismo.

El recorrido de la mayoría de fenómenos televisivos se rige de la siguiente forma: pegan el pelotazo en la primera temporada o la segunda, y, durante cierto tiempo, acaparan el interés de un público aparentemente incapaz de hablar de otra cosa, pero más temprano que tarde se quedan sin aire. Y ese, de hecho, fue también el seguido por «Anatomía de Grey». Arrancó con cifras prometedoras que se dispararon hasta niveles fenomenales en la segunda temporada, mientras sus protagonistas empezaban a acaparar portadas de revistas y a frecuentar entregas de premios recogiendo los frutos de su trabajo y la fama. En la tercera los números se mantuvieron estables antes de sufrir pronunciados baches en la cuarta y sobre todo la quinta.

Sin embargo, en lugar de desinflarse por completo, la serie recuperó la tendencia ascendente en las temporadas sexta y la séptima, al tiempo que su elenco de intérpretes empezaba a afrontar un proceso de renovación aunque, eso sí, manteniendo en su seno el número de miembros originales necesario para ofrecer continuidad a la trama. Y, desde entonces, ha encontrado la manera de mantenerse sólida y estable, y convertida en algo así como una institución televisiva. Es cierto que lleva tiempo mayormente desaparecida del debate cultural, pero eso es así en buena medida porque su creadora, la estadounidense Shonda Rhimes, fue restando protagonismo a lo que sobre todo hacía de «Anatomía de Grey» un tema jugoso de conversación: la serie pasó de ser principalmente un culebrón a ser esencialmente un drama médico.

Tremendismo dramático

Eso, por supuesto, no significa que en algún momento de su historia haya abandonado el tremendismo dramático. Si en el mundo real hubiera existido un centro como el Grey Sloan Memorial Hospital, tan azotado por las defunciones, tanto de pacientes como de miembros del personal sanitario, y por la tragedia en general, sin duda habría acabado cerrado por motivos de salud pública. Y la estoica Meredith Grey (Ellen Pompeo) ha burlado a la muerte más veces que Kenny en South Park: a lo largo de los años sobrevivió a una bomba, a una pistola que la apuntaba, a un accidente de tráfico, a un accidente de avión y a la paliza de un sonado. Pero le pasa lo mismo que a la serie que protagoniza. A pesar de todo, decimos, ahí sigue.