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Una infatigable lucha contra el viento

Varios agentes colocaban ayer los números para identificar los restos
Varios agentes colocaban ayer los números para identificar los restoslarazon

Los gendarmes custodian incluso de noche los restos para evitar que se destruya algún tipo de prueba.

El día amaneció soleado, sin lluvia, sin ninguna nube. Las condiciones perfectas para reanudar el operativo de búsqueda e investigación del A-320 que el Gobierno galo ha fijado para recuperar los cuerpos de las 150 personas fallecidas el pasado martes y, del mismo modo, conocer mejor los pormenores del trágico accidente. La primera caja negra que hallaron el martes ya ha arrojado los primeros datos sobre lo ocurrido en el interior de la cabina de mandos y determina como responsable al copiloto alemán de 28 años, Andreas Lubitz. Sin embargo, aún queda la localización de la segunda caja, que recoge los datos técnicos del vuelo y de la que, como afirmó François Hollande, sólo se ha localizado la carcasa.

Las labores en la alta montaña volvieron a retomarse cerca de las ocho de la mañana y, mientras los helicópteros de los bomberos y de la Gendarmería trasladaron equipos a la zona de la catástrofe, un portavoz de los agentes galos confirmaba que «por la tarde empezarán a realizarse las primeras pruebas de ADN a los cuerpos recuperados». Aunque el dispositivo, en un principio es el mismo que el del día anterior, se trasladaron un mayor número de agentes especializados en alpinismo. «Los dos objetivos de hoy son recuperar los restos humanos e intentar dar con la segunda caja negra en el interior de la zona acordonada previamente», precisó Olivier Cousin, jefe del grupo de seguridad de alta montaña de Briançon (Los Alpes). El equipo que él coordina en la zona está compuesto por 20 investigadores. «Cada uno de estos técnicos cuenta con una persona que se ocupa de su seguridad, para que no corran peligro durante su labor».

Cousin también insistió en que «la zona es peligrosa y todos deben llevar botas con crampones, cuentan con una piqueta característica de los alpinistas y permanecen atados a arbustos para que no se caigan mientras recogen muestras». En el área pueden permanecer cerca de una decena de horas. «Es importante trabajar lo más rápidamente posible», añadió el jefe de operaciones de montaña. Todo deben hacerlo con especial cuidado porque otro de los problemas que tienen, como subrayó Cousin, es que el movimiento de las hélices de los helicópteros no ayuda a proteger la zona, ya que levanta muchos de los restos.

El Instituto de Investigación Criminal de la Gendarmería (ICGN) ya trabaja sobre los restos recuperados gracias a las muestras «ante mortem» que facilitaron los allegados, como indicó el teniente coronel Xavier Vialenec. Olivier Cousin indicó que ninguno de los restos «será trasladado» al aeródromo sin precisar su localización exacta. Por el momento, los gendarmes «intentan recuperar todo lo que pueden. Nos llevamos absolutamente todo». A pesar de los esfuerzos y la amplitud del dispositivo, Vialenc aseguró que «va a ser una labor larga y dura, de al menos 15 días».

Los cuerpos que se han ido recuperando se han trasladado en bolsas amarillas a una explanada cercana a la zona y alejada de los medios y las cámaras. Allí se les practican los análisis necesarios y, más tarde, en camiones frigoríficos, serán trasladados hasta Marsella o París, donde se determinará la identificación exacta. Una tarea que también se puede alargar en el tiempo y que, como explican desde Cruz Roja, «es muy importante realizar para superar la etapa de duelo». Es más, como afirman desde la organización, «han sido muchos los familiares que han pedido saber qué va a ser de los cuerpos de sus familiares y cuándo podrán enterrarlos».

El operativo se alargó durante todo el día, incluso durante la visita de la familias a Le Vernet se pudo comprobar cómo se acercaban a las montañas los helicópteros de la Gendarmería, que no detuvo su búsqueda hasta que, pasadas las seis y media de la tarde, el sol desapareció. Al igual que durante las dos noches anteriores, aunque se paren el rastreo y la investigación, un equipo de gendarmes custodia la zona durante la noche para evitar que el viento o las malas condiciones meteorológicas puedan destruir algún tipo de prueba.